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Molestia con la prensa

Por: Angello Giorgio. Presidente de la FE-UAI


Señor Director:

Aprovechando el sentimiento de impotencia que aún persiste en mí, quisiera exponer de forma concisa un malestar accesorio, pero no menos importante, sobre el mal uso de la información referida, específicamente, a un artículo en LaTercera.com:

Hace unos días he recibido un llamado desde La Tercera con motivo de hacerme una entrevista, (para quienes no saben soy estudiante de ingeniería civil en la Universidad Adolfo Ibañez y actual Presidente de la Federación de Estudiantes de la misma). Esta consistía en ciertas preguntas bastante generales sobre el acontecer educacional tanto a nivel nacional como particularmente interno de mi universidad. Bien he respondido, sin mayores reparos.

El problema comienza cuando en la tarde de ese martes recibo llamados de gente cercana, cuestionándose el por  qué de mis declaraciones. Raudo acato a leer el artículo, y pronto me encuentro no con palabras que yo no he dicho, sino con frases absolutamente incompletas, que dejan entre-ver ambigüedades y exponen a la deriva la factible posibilidad de mal interpretar mis aseveraciones.

Frases como “Creo que hay mucho desorden, mucho alboroto y pocos avances” sugieren de una completa elaboración imposible de obtener de momento en que no se exponen en el artículo todas mis declaraciones, es decir, ciertas frases carecen de toda la argumentación y contexto que yo les otorgué en el momento de responder: eso las hace incluso disponer de mi criterio en manos de quienes no tengo interés en otorgarlo.

Personalmente, y de todo corazón, apoyo el movimiento estudiantil. Los cambios basales en el modelo deben ser causalidad de todo el esfuerzo puesto en estos meses por los estudiantes. Sin embargo la violencia derivada de las marchas es el Talón de Aquiles de esta conspiración social, y es nuestra tarea –quienes asumimos ahora las responsabilidades del movimiento- hacernos cargo de los errores anteriores.

Hago un llamado transversal a los jóvenes a optar por las vías más democráticas en la difícil, pero no imposible, tarea de hacer de nuestra educación una de mucho mejor calidad.

El futuro de Chile, y de los niños y su futuro, está en nuestras manos. No dejemos que simples piedras en el zapato – Gobiernos incapaces de prever todo, y encapuchados, que sin culpa en tanto su ignorancia, agreden al seno del espíritu social más bello visto en las últimas décadas en nuestro país-  terminen por derribar la esperanza de un Chile que llora una educación de verdad.

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