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La guerra sucia por captar estudiantes universitarios

Edmundo Leiva
Por : Edmundo Leiva Académico de la Universidad de Santiago.
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Mi mensaje para quienes titularon las noticias precedentes, asociadas a los primeros resultados del Proceso Admisión 2012, es que toda persona con enseñanza básica completa sabe que si en una división queda fijo el numerador y el denominador aumenta, el resultado disminuye. Luego, no se puede comparar cuando los universos de número de cupos y de postulantes a las universidades están cambiando año a año; es como comparar “peras con manzanas”.


Me indigna profundamente constatar cómo El Mercurio y La Tercera transforman ciertas noticias en propaganda. Los titulares del lunes 16 de enero 2011 sobre las postulaciones a las Universidades en Chile es un claro ejemplo de este tipo de práctica que debería avergonzar al periodismo como profesión. No falta ser un versado analista del lenguaje para constatar que estos medios –responsables de los contenidos – y sus estructuras fácticas opten por cuidar los intereses de las Universidades privadas ¡Qué vergüenza!

El estilo capcioso de redacción de los siguientes titulares, es un claro ejemplo de cómo se quiere deformar la realidad: La Tercera: “68% de las Ues. tradicionales baja postulaciones y privadas-PSU atraen un tercio de preferencias”; “Planteles privados logran 24% de las primeras preferencias y consolidan proceso”. El Mercurio: “Mayoría de universidades tradicionales bajó puntajes promedio de selección”. Desafío a cualquiera que entre a los registros públicos e históricos del DEMRE y haga sus propias asociaciones. Me pregunto – y por supuesto que me imagino la respuesta – por qué El Mercurio y La Tercera no profundizan en la noticia asociada al hecho que la Universidad de Santiago, por ejemplo, obtuvo sobre el 70% de postulaciones en primera y segunda preferencia.

[cita]Mi mensaje para quienes titularon las noticias precedentes, asociadas a los primeros resultados del Proceso Admisión 2012, es que toda persona con enseñanza básica completa sabe que si en una división queda fijo el numerador y el denominador aumenta, el resultado disminuye. Luego, no se puede comparar cuando los universos de número de cupos y de postulantes a las universidades están cambiando año a año; es como comparar “peras con manzanas”.[/cita]

Este tipo de indicio es una clara evidencia que, a pesar de las movilizaciones por la educación del 2011, los jóvenes y sus familias siguen optando por las universidades de alto prestigio. Desde luego, que han bajado las preferencias a las universidades tradicionales, pero lo que se omite artificiosamente es que la cantidad total de estudiantes que ingresa al sistema universitario aumenta año a año y otro tanto ocurre con los cupos ofrecidos por universidades privadas no tradicionales.

Mi mensaje para quienes titularon las noticias precedentes, asociadas a los primeros resultados del Proceso Admisión 2012, es que toda persona con enseñanza básica completa sabe que si en una división queda fijo el numerador y el denominador aumenta, el resultado disminuye. Luego, no se puede comparar cuando los universos de número de cupos y de postulantes a las universidades están cambiando año a año; es como comparar “peras con manzanas”. En relación a este tema, las universidades adheridas al CUECH tienen reglas para fijar cupos por carrera, en circunstancias que las universidades privadas crecen en cupos según criterios comerciales. Finalmente, era obvio que las ocho nuevas universidades que fijaron ingreso vía PSU iban a captar estudiantes, de lo contrario no hubiesen entrado en el juego de usar ese modo de ingreso a sus planteles. Esto es algo demasiado obvio y a mi juicio no debió ser motivo de tanta publicidad.

Todo lo anterior muestra lo desregulado y sesgado que está el sistema universitario chileno por el consabido lucro. Ha quedado en evidencia hoy más que nunca este fenómeno. En esta guerra sucia por captar estudiantes se usó y abusó de todo para desprestigiar a las universidades del Estado. En especial, se destacó lo malo de las movilizaciones estudiantiles del 2011, y no el principio de bien común que lo convocaba. Esto es un tema destacable, especialmente, porque en la clase media chilena aún resuenan las movilizaciones del año pasado por los temas no resueltos de la gratuidad y la calidad en la educación protagonizados por estudiantes de universidades tradicionales.

Hasta el momento en la guerra por atraer estudiantes, “dinero versus tradición”, han ganado las universidades tradicionales. Lamentablemente, esta bonanza no durará por muchos años más; en especial para las Universidades públicas si es que se mantiene las cosas tal como están hoy. De hecho, el imperio del dinero es poderoso; particularmente, en el mundo universitario privado y para ser más preciso, solo una de ellas se permitió un gasto de mil quinientos millones de pesos en publicidad en el contexto del proceso de admisión 2012. Objetivo fiinal: influenciar la opción de compra de los potenciales “consumidores” de servicios de educación. A pesar de ello, los porfiados hechos siguen señalando el carácter conservador del chileno que al momento de elegir carreras siguen prefiriendo la tradición y la calidad que tienen los planteles con mayor trayectoria en el país.

Pero hay que advertir que de ninguna manera la cancha está pareja para las universidades privadas y públicas. Las universidades privadas ayudadas con titulares en los periódicos de mayor circulación en el país con claros “sesgos comerciales” favorecen la opción privada, justo ahora cuando hay jóvenes que están en proceso de decidir a cual universidad inscribirse. Por otro lado, el abandono de las Universidades del Estado es tal que no tienen los recursos para promocionarse adecuadamente frente al poder del dinero de las universidades privadas no tradicionales.

Lo que aún es más grave, a mi entender, es tener, en el país, periódicos que se presten para proyectar una imagen distorsionada de un “producto educativo” hacia la opinión pública. En este sentido, recuerdo el provocador discurso de Nibaldo Mosciatti al recibir un galardón por su tradición periodística el año 2010. Él se refería al lugar que ocupaban sus colegas periodistas que apoyaban los poderes fácticos como “un rincón un poco humillante, como esas casuchas para los perros guardianes, que te guarece de la lluvia pero que incuba pulgas y garrapatas, pero allí nunca falta el tacho con comida”. Desde luego que puede ser cómodo para algunos refugiarse bajo el manto protector del poder; sin embargo, eso tiene su precio en la conciencia de los hombres y las mujeres y los ciudadanos conscientes lo saben.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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