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Las primarias de la Concertación en Concepción que nunca fueron

Danny Monsálvez Araneda
Por : Danny Monsálvez Araneda Doctor © en Historia. Académico de Historia Política de Chile Contemporánea en el Depto. de Historia, Universidad de Concepción. @MonsalvezAraned.
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Después de todo lo ocurrido durante estos meses, queda la impresión a través de los diversos acontecimientos, que todo el público y reiterado llamado a realizar primarias y que la ciudadanía asumiera un protagonismo en el proceso, se circunscribió a un buen discurso de campaña, para decir que interesa la opinión y participación de la población, pero al final, por una u otra vía se llegaría como ya es de costumbre al típico “acuerdo” o política de “consenso” entre los dirigentes de la Concertación.


El miércoles 5 de octubre de 2011, los máximos dirigentes de la Concertación en la región del Bío-Bío y sus respectivos candidatos a las primarias se comprometían públicamente en la Plaza de Concepción a impulsar dicho mecanismo como instancia para elegir al candidato a alcalde en vista a las elecciones municipales del mes de octubre del presente año 2012. Es más, en el “Protocolo de Acuerdo Primarias Ciudad de Concepción”, las máximas autoridades concertacionistas locales señalaban confirmar “su compromiso de someterse y respetar los resultados que arroje las elecciones primarias de la oposición”; asimismo, “reafirmar nuestro compromiso con permitir que sea la ciudadanía quien elija en forma libre y espontánea al próximo abanderado ÚNICO de la oposición”.

Han pasado casi 5 meses de aquel público compromiso y al día de hoy, gran parte de dicho acuerdo ha quedado reducido entre otras cosas a las buenas intenciones de un par de dirigentes políticos locales, una que otra grandilocuente intervención para hablar de la importancia de la participación ciudadanía y las respectivas “polémicas” y “rencillas” por las condiciones de uno u otro candidato; así también, por el proceso mismo desarrollado en determinadas comunas, por ejemplo en el caso de Chiguayante con las primarias del Partido Socialista (proceso que tuvo que repetirse), con las primarias de la Democracia Cristiana en Concepción y ahora último con lo que ocurrirá en la comuna de Hualpén, a propósito de la situación judicial que actualmente experimenta su alcalde, el PPD Marcelo Rivera. Sin embargo y más allá del protocolar llamado realizado aquel 5 de octubre en el centro penquista, existen legítimas dudas sobre el proceso mismo, específicamente por el actual escenario político-electoral de la oposición concertacionista, en la cual el concejal DC Álvaro Ortiz se convirtió finalmente en el candidato único del otrora conglomerado de gobierno. Con dicha determinación, pacto o consenso intra dirigencia política local, queda en foja cero el mentado compromiso y protocolo de acuerdo que los mismos dirigentes y candidatos acordaron públicamente meses atrás.

[cita]Después de todo lo ocurrido durante estos meses, queda la impresión a través de los diversos acontecimientos, que todo el público y reiterado llamado a realizar primarias y que la ciudadanía asumiera un protagonismo en el proceso, se circunscribió a un buen discurso de campaña, para decir que interesa la opinión y participación de la población, pero al final, por una u otra vía se llegaría como ya es de costumbre al típico “acuerdo” o política de “consenso” entre los dirigentes de la Concertación.[/cita]

En este contexto, las dudas que surgen de todo el proceso y meses transcurridos, pasan por ejemplo en la poca presencia en la capital de la región del Bío-Bío de los dirigentes nacionales de los partidos de la Concertación para apoyar en terreno el mecanismo de las primarias. Mismo caso para los Parlamentarios de la región, que básicamente sumaron apoyo al final del proceso, especialmente para exteriorizar sus respectivos respaldos a algunos de los candidatos en carrera (específicamente en el caso de la primaria DC). Que decir de alguna manifestación, efectivo debate, conferencia de prensa, actividad pública o ciudadana de todos los presidentes regionales de los partidos o candidatos concertacionistas; es decir, a la luz de los acontecimientos, se vio poco compromiso y trabajo en terreno a la hora de respaldar la realización del proceso de primarias en la ciudad de Concepción.

En medio de todo este escenario, situamos las dudas que dejaron las primarias de la Democracia Cristiana (15 de enero), en la cual se dio una baja participación, aproximadamente 5 mil personas (la DC esperaba sobre 10 mil). Lo anterior puede considerarse un fracaso para un partido que históricamente ha tenido fuerte presencia en la ciudad, pero que en esta oportunidad no logró convencer y convocar a sus militantes, adherentes y simpatizantes para que participaran masivamente del proceso. En segundo lugar, las denuncias por parte de los partidarios de los candidatos Martín Zilic y Pedro Cisterna sobre el “acarreo” de votantes, colocaron un manto de dudas sobre el triunfo de su “camarada”, el concejal Álvaro Ortiz, pero especialmente sobre el proceso mismo de primarias como instancia válida y transparente de participación ciudadana. Es decir, mientras dirigentes y candidatos llamaban a que los ciudadanos de Concepción fuesen protagonistas activos del proceso, paralelamente ocurren este tipo de situaciones, generando dudas y fastidio en quienes legítima y honestamente participan. Lo anterior conlleva grados de desafección y críticas con el proceso mismo y la clase política.

Paralelamente a aquello, los otros “eventuales” candidatos a las primarias y quienes refrendaron aquel “protocolo de acuerdo”, como el caso del dirigente radical Augusto Parra declinó seguir en carrera, quedando solamente en competencia el presidente del Partido Socialista, Dante Gebauer, el cual expresó que llegaría hasta el final del proceso; es decir, competiría en las primarias concertacionistas del mes de abril contra el concejal y triunfador DC Álvaro Ortiz; para aquello debía completar las firmar necesarias para presentarse al proceso. Sin embargo y a días de reiterar su interés de participar, en un hecho por lo menos sorpresivo, el propio Gebauer indicó que no seguía en carrera por la alcaldía de Concepción. ¿El argumento?, por lo menos el público, fue no reunir las firmas necesarias (válidas) para participar en las primarias, indicando “que los partidos de la Concertación apoyarán al candidato único que los representa en la comuna, en este caso, Álvaro Ortiz”. Agregando, que lo importante es “recuperar el municipio penquista”, con lo cual —al parecer— el mecanismo (primarias y que la gente decida), quedaba definitivamente en un segundo plano.

A pesar que Gebauer reiteró que deseaba participar del proceso, ya que este “le hace muy bien a la Concertación y a la oposición”, su “bajada” de la carrera o el no verificar, contrastar el número de firmas reunidas (más de 2 mil), genera legítimas dudas e interrogantes sobre el accionar del partido socialista en Concepción. Por una parte, muestra la precariedad del socialismo para lograr levantar un proyecto capaz de convertirse en una alternativa social y política para los ciudadanos de Concepción. Por otra parte, que el PS se quede sin nombre y propuesta, exterioriza la compleja realidad por la cual atraviesa un partido sin orgánica, espacios de debate, sin dirigentes, intelectuales o masa crítica que marquen la pauta, generen opinión y debate a nivel local o nacional. Incluso hasta el propio Gebauer lo señaló “Las condiciones en el PS en Concepción son muy precarias, pero a pesar de eso estábamos haciendo el esfuerzo de tratar de participar”. En otras palabras, la declinación de la candidatura del presidente regional del Partido Socialista, (y anteriormente del radical Augusto Parra) no es sólo un tema formal o una fallida candidatura como ocurre en este tipo de situaciones, sino que viene a constituirse en la mejor y peor muestra de la situación por la cual atraviesa desde años la Concertación local, el actual estado del partido y el socialismo penquista.

Pero además de aquello y después de todo lo ocurrido durante estos meses, queda la impresión a través de los diversos acontecimientos, que todo el público y reiterado llamado a realizar primarias y que la ciudadanía asumiera un protagonismo en el proceso, se circunscribió a un buen discurso de campaña, para decir que interesa la opinión y participación de la población, pero al final, por una u otra vía se llegaría como ya es de costumbre al típico “acuerdo” o política de “consenso” entre los dirigentes de la Concertación, en este caso el apoyo de Dante Gebauer y del resto de los partidos a Álvaro Ortiz.

El interés y lo simbólico (plaza de la ciudad) con lo cual se presentó la idea de realizar primarias abiertas y vinculantes, pasó de convertirse —con el transcurrir de los meses— de una interesante propuesta en vista a revitalizar la Concertación local, estimular la participación y abrir las determinaciones cupulares a las decisiones ciudadanas, a un formalismo en el cual una vez más las decisiones decantaron en componendas para sumar apoyo factual (por secretaría) a uno de los candidatos en cuestión, con lo cual no se hace otra cosa que seguir deslegitimándose ante una ciudadanía cada día más exigente, crítica y escéptica con quienes ya estuvieron en el gobierno.

En resumen, se ha sentado (o reiterado) un nefasto precedente en vista a las elecciones municipales del mes de octubre, especialmente a la hora de construir y presentar un proyecto de ciudad y sobre todo validar una candidatura que surja de la participación y deliberación ciudadana con miras a “desalojar” a la derecha del municipio penquista.

Los próximos meses dirán si la ciudadanía penquista logra revertir —por lo menos electoralmente— los reiterados errores y desaciertos de la Concertación o como hasta ahora, la seguirán castigando por un buen tiempo más.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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