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Aborto en Twitter: un debate a medias

J. Fábrega, P. Paredes y G. Vega
Por : J. Fábrega, P. Paredes y G. Vega Jorge Fábrega, PhD., Escuela de Gobierno Universidad Adolfo Ibáñez; Pablo Paredes, Magister en Economía y Políticas Públicas; y George Vega, Magister en Economía y Políticas Públicas.
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Los datos son elocuentes: Menos del 10% del total de tweets son menciones, un tercio corresponden a mensajes en los que sus autores expresan sus opiniones sin interactuar con otros y todo el resto son retweets, es decir, reenviar mensajes escritos por otros usuarios. Luego, más de la mitad de las expresiones vertidas durante las últimas semanas vía Twitter por los ciudadanos de Chile en torno al aborto son, básicamente, palabras de otros.


Indirectos, buenos para “andarse con rodeos”, evitando siempre exponer los conflictos, apolíticos, cuidadosos de no incomodar, preocupados de caer siempre en gracia y otras conductas similares han preocupado a chilenas y chilenos desde antaño. Pero Chile, se escucha cada vez con más frecuencia, estaría cambiando. Aquél Chile, que alguna vez Andrés Bello denominara tierra de seres inmorales pero dóciles, estaría siendo reemplazado por otro donde discrepar y exponer públicamente un conflicto no se condena socialmente. Un Chile directo como nunca antes (a ratos incluso irreverente), con una mirada más crítica hacia las autoridades y meritocrático. En definitiva, se trataría de una nueva cultura chilena: moderna, globalizada y dialogante ¿será para tanto?

Con todas las limitaciones que puede tener Twitter como medio para analizar la realidad de una sociedad, algunos antecedentes pueden extraerse de su análisis para este tipo de temas. Eso nos propusimos para esta columna analizando el tratamiento del tema del aborto que se hizo en Twitter durante las últimas semanas.

[cita]En suma, si Twitter, con todos sus sesgos y limitaciones, realmente sirve como ventana para mirarnos a nosotros mismos, para comprender la formación de opinión pública y para mostrar cuánto han cambiado las formas en que en Chile se enfrenta el conflicto, la conclusión parece ser que el “nuevo Chile” tiene los mismos hábitos conocidos desde antaño.[/cita]

El punto de partida es doble. Por un lado, pocos temas como el aborto terapéutico dividen tan clara y abiertamente a la opinión pública nacional. Con el agregado que las divisiones políticas que genera este tema no refieren a divisiones respecto a la lectura que se hace del pasado, sino a los valores sobre los cuales se ha de construir nuestro presente y futuro. Por ende, debatir sobre aborto obliga a las partes a exponerse a un conflicto explícito en temas transcendentales. Por otro lado, como las limitaciones de espacio para escribir en Twitter reducen las posibilidades de “andarse con rodeos”, la interacción entre usuarios relativas al tema del aborto permiten visualizar que tan cierto es aquello que estamos ante una chilenidad más abierta, directa, dialogante, etcétera. Dado lo anterior y considerando que, durante las últimas semanas, el debate sobre el aborto ha empapado Twitter a causa de la tramitación de un proyecto de ley sobre la materia ¿Qué lecturas extraer de analizar el tratamiento del tema del aborto en Twitter?

Haciendo gala de una buena dosis de cultura chilena podemos decir que, de manera preliminar, aquello de una sociedad más directa y dialogante es verdad, pero a medias. Sí, pero no. Se debate en Twitter, pero tampoco tanto. O más bien, se hace, pero indirectamente.

Concretamente: la forma fundamental del debate en Twitter se realiza cuando, al escribir un mensaje, un usuario menciona la cuenta de otro usuario (al cual está interpelando o respondiendo) ¿Ocurrió eso en el caso del aborto? Monitoreamos la red entre el 9 y el 23 de Marzo en torno a los hashtags #abortoterapeutico, #noalaborto, #provida, entre otros. Recolectamos cerca de 30 mil tweets escritos por poco menos de 11 mil usuarios distintos. Y los datos son elocuentes: Menos del 10% del total de tweets son menciones, un tercio corresponden a mensajes en los que sus autores expresan sus opiniones sin interactuar con otros y todo el resto son retweets, es decir, reenviar mensajes escritos por otros usuarios. Es decir, más de la mitad de las expresiones vertidas durante las últimas semanas vía Twitter por los ciudadanos de Chile en torno al aborto son, básicamente, palabras de otros.

Para poner estas cifras en perspectiva, considérese que los estudios que se han realizado a nivel global con millones e incluso billones de tweets para analizar la interacción vía Twitter obtienen porcentajes de retweets inferiores al 10% y porcentajes de menciones superiores a los de retweets. Los estudios también muestras que las lógicas de las menciones y los retweets difieren. Las redes de menciones suelen ser espacios dialogantes, en cambio, los retweets son principalmente estrategias de difusión. Nuestros propios análisis de la dinámica de la tuitósfera política chilena sugieren que esos patrones también se producen localmente en otras temáticas políticas cuya conflictividad no se funda en aspectos valóricos, como por ejemplo, el debate sobre el presupuesto de la nación.

Por lo anterior, el hecho que la principal forma de comunicarse vía Twitter para hablar del aborto sea mediante retweets de mensajes escritos por otros parece sugerir que incluso en Twitter los chilenos opinan “indirectamente”, arrimándose a la opinión de los que piensan como ellos pero sin exponerse directamente a debatir o entrar en un conflicto explícito con personas con visiones antagónicas. La dinámica de retweets pone de manifiesto que, más que buscar un debate, lo que los usuarios parecen desear es sólo darle difusión a las propias ideas, pero puestas en la boca de otros. Al respecto, el uso que los usuarios hacen de los hashtags (conceptos encabezados por el signo “#” incluidos en el mensaje) es clave para entender la formación de opinión en Twitter. Por ejemplo, el hashtag #abortoterapeutico, en principio, fue utilizado tanto por defensores como por detractores de la despenalización del aborto, pero con el transcurso de las horas el hashtag empezó a ser crecientemente utilizado principalmente por partidarios de la despenalización. Los detractores, en cambio, migraron al uso de otros hashtags como #noalaborto, #provida y #sialavida. El resultado de dicho proceso de diferenciación en el uso de hashtags fue la reafirmación en Twitter de las comunidades ideológicas que, seguramente, los usuarios comparten fuera de ellas. Dichas comunidades, pueden ser en parte visualizadas en la propia tuitósfera. A modo de ilustración la figura muestra un extracto de la red de retweets. En ella se puede identificar dos grandes grupos. Nuestro análisis de las cuentas principales (más activas) en cada grupo nos permite afirmar que uno está formado principalmente por partidarios de la despenalización (proChoice) y el otro por detractores (proVida). Más detalles sobre la red, aquí.

En suma, si Twitter, con todos sus sesgos y limitaciones, realmente sirve como ventana para mirarnos a nosotros mismos, para comprender la formación de opinión pública y para mostrar cuánto han cambiado las formas en que en Chile se enfrenta el conflicto, la conclusión parece ser que el “nuevo Chile” tiene los mismos hábitos conocidos desde antaño. El desafío, entonces, es claro. Como lo indica el Informe de Desarrollo Humano en Chile del 2009, nuestro desafío como sociedad está en la manera de hacer las cosas y, en este caso específico, en la manera de entender y resolver nuestras diferencias y tolerar nuestras discrepancias. Son nuestras prácticas las que deben transformarse.

Los resultados de este análisis pueden verse con mayor detalle aquí.

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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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