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La doctrina DC y el no al aborto

Por: R. Briones y H. Bosselin


Señor Director:

Con motivo de la discusión sobre el aborto, nos parece oportuno recordar que en enero del año 2008, se aprobó el texto final del V Congreso Ideológico y Programático de la Democracia Cristiana. En él tuvimos activa partición y fue nuestra última actuación antes de dejar la estructura formal del partido, pero sin abandonar jamás la inspiración social cristiana que nos ha movido en nuestro accionar público.

En dicho Congreso, se abordaron materias muy trascedentes que con el tiempo han ido adquiriendo su mayor sentido como el tema del lucro en la educación pública, sistema político, desarrollo del emprendimiento, perfeccionamientos previsionales, etc.

Entre los temas más importantes estuvo el derecho a la vida, que se trató en el numeral 4, donde  se reconoció la naturaleza espiritual del ser humano, los derechos que corresponden a los seres humanos que están por nacer y sin ninguna ambigüedad, se expresó: “que el aborto es un atentado al derecho de la vida de cada ser humano”; Y más concretamente se dijo respecto al llamado aborto terapéutico que “era innecesaria una legislación que abra las puertas a una definición desde el Estado acerca de cuáles seres humanos pueden existir y cuáles no. Propiciamos la existencia de mecanismos de discernimiento para resolver los casos excepcionales y complejos que se presentan desde el punto de vista médico. La sociedad debe procurar que cada niño debe ser aceptado en las condiciones más difíciles para sus padres”.

A la definición vital referida se llegó después de un amplio debate en un congreso que escuchó a miles de personas durante más de un año. La opinión del Senador Mariano Ruíz-Esquide, durante el Congreso respecto de que los protocolos médicos resolvían prácticamente todos los asuntos límites fue determinante en la conclusión que hemos recordado.

Una discusión de esta especie en la actualidad nos parece particularmente interesada por quienes buscan diferenciarse en la política contingente, después de haber abrazado otros materialismos  prácticos de la sociedad que nos han llevado a un estado actual en que la espiral aspiracional, como dijimos hace unos meses, lleva a la sociedad chilena a una tensión muy preocupante en que las libertades parecen no tener ningún límite.

Ramón Briones Espinosa
Hernán Bosselin Correa
Abogados

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