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Costo Económico de la Ineptitud

Este es el gobierno de Sebastián Piñera, conducido por Sebastián Piñera y para el éxito, reconocimiento y prestigio de Sebastián Piñera. Que el costo económico de todo eso lo pague el país es otro cuento. Pero es un precio que los chilenos debemos pagar por la ineptitud que observa «The Economist».


En «La Tercera» del sábado 14, p. 67, el economista Gonzalo Sanhueza (socio Econsult, RS Capital) comienza preguntándose: «¿Cómo se explica que de un fisco sin grandes ingresos del cobre y con capacidad de ahorro, hayamos pasado a un fisco que, enriquecido como nunca antes por los mayores ingresos del cobre, no tiene capacidad de ahorro y además plantea la necesidad de aumentar sus ingresos mediante una reforma fiscal?»

Al final de este blog le voy a contestar. Es decir, le voy a explicar por qué un fisco sin grandes ingresos ahorraba, mientras que ahora otro con grandes ingresos desahorra y aumenta los impuestos y el endeudamiento externo.

Por políticas como ésta el semanario inglés «The Economist» catalogó al presidente chileno como «un político inepto», cuyas decisiones describió como «zigzagueantes». Ejemplo típico: subir el impuesto a las empresas de 17 a 20 por ciento en 2010, en forma transitoria y en nombre de la reconstrucción demandada por el terremoto (los gastos de reconstrucción son transitorios); y luego, en 2012, no habiendo sobrevenido otro terremoto, decidir que el alza va a ser permanente. ¿Qué explica este zigzag? ¿Un cambio de ánimo? No. También lo voy a contestar al final.

El artículo del economista Gonzalo Sanhueza es muy claro: subir el impuesto significa transferir 1.230 millones de dólares del sector privado al Estado. Esto hará disminuir la tasa de ahorro, porque las empresas mantendrán su nivel de gasto y el Estado lo aumentará, lo cual significará que la dependencia del crédito externo aumentará y será cercana al 4 por ciento del PIB. Ello obligará al Banco Central a subir la tasa de interés, generando así mayor entrada de capitales, baja del dólar y pérdida de competitividad de la economía chilena.

¿Que necesidad tenía el fisco de aumentar impuestos, con todas esas consecuencias? Ninguna. Sus finanzas están en equilibrio. La recaudación tributaria ha aumentado mucho, gracias al crecimiento. El año pasado Chile recibió diez mil millones de dólares en ingresos provenientes del cobre, algo impensado hace diez años.

La explicación de este nuevo zigzag está en que el aumento del impuesto a las empresas «es popular», según las encuestas. Y, además, lo pide la oposición. Como lo que más anhela el presidente es ser popular, y como, por estructura de pensamiento, tiende a coincidir con la oposición, convierte en permanente en 2012 lo que consagró como transitorio en 2010.

«He ahí la madre del cordero». Este es el gobierno de Sebastián Piñera, conducido por Sebastián Piñera y para el éxito, reconocimiento y prestigio de Sebastián Piñera. Que el costo económico de todo eso lo pague el país es otro cuento.

Pero es un precio que los chilenos debemos pagar por la ineptitud que observa «The Economist».

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