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La estantería de Michelle

Marisol Águila
Por : Marisol Águila @aguilatop Periodista. Magíster(c) en Ciencia Política y Magister(c) en Gobierno y Gerencia Pública.
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Es cierto que hasta hoy, quien conquista el centro, gana las elecciones. Sin embargo, con un reordenamiento de fuerzas, una crisis de representación política en ciernes, una agenda ciudadana cuestionando el modelo económico y político —además de la incorporación potencial de 4 millones y medio de nuevos electores—, tal vez el disputado centro no esté necesariamente en la DC o el centro se corrió a la izquierda.


La apuesta que ha hecho Osvaldo Andrade de fortalecer el llamado eje histórico de la Concertación (alianza PS-DC), para que «no se caiga la estantería» que sostiene a la coalición que gobernó por 20 años y que —a su juicio— permitiría la vuelta de Bachelet, le está trayendo costos que podrían terminar perjudicando el objetivo final de su estrategia.

Primero, se negó a asumir el riesgo de aceptar la invitación de formar una convergencia opositora que le hiciera su aliado natural, el PPD, y optó por privilegiar su pacto con la DC, en el entendido que sólo una alianza de la izquierda con el centro permitiría darle base territorial a la campaña presidencial y sustento político a un próximo gobierno concertacionista.

Pero ya en julio del año pasado y antes de proponer la idea de la convergencia en septiembre, la Presidenta del PPD, Carolina Tohá, se encargó de explicarle que el eje histórico de la Concertación es el entendimiento entre el centro y la izquierda, no entre la DC y el PS. Es más, sostuvo que “el eje DC-PS paraliza a la Concertación y tiene un dejo conservador y excluyente”.

Es cierto que hasta hoy, quien conquista el centro, gana las elecciones. Sin embargo, con un reordenamiento de fuerzas, una crisis de representación política en ciernes, una agenda ciudadana cuestionando el modelo económico y político —además de la incorporación potencial de 4 millones y medio de nuevos electores—, tal vez el disputado centro no esté necesariamente en la DC o el centro se corrió a la izquierda. Así como, en palabras de la Tohá, la representación de la izquierda no está sólo en los socialistas.

“No sabemos”

Con motivo de un nuevo aniversario del triunfo del No el 5 de octubre del año pasado, fue justamente Andrade quien leyó una declaración que —según los presidentes de los demás partidos— costó muchísimo consensuar, lo que se tradujo en un “no sabemos la forma concreta y precisa que adoptará la coalición que, en definitiva, encarne esta voluntad mayoritaria”. En esa oportunidad, el propio Patricio Aylwin al ser consultado sobre una posible alianza con el PC señaló que “yo no le hago asco a ningún partido”.

[cita]Es cierto que hasta hoy, quien conquista el centro, gana las elecciones. Sin embargo, con un reordenamiento de fuerzas, una crisis de representación política en ciernes, una agenda ciudadana cuestionando el modelo económico y político —además de la incorporación potencial de 4 millones y medio de nuevos electores—, tal vez el disputado centro no esté necesariamente en la DC o el centro se corrió a la izquierda.[/cita]

Luego, en enero de este año, su socia estratégica —la DC— sorprendió al resto de los partidos de la coalición al pactar un paquete de reformas políticas con RN sin informar a la Concertación, en una suerte de affaire que bien podría ser el nacimiento de un nuevo amor en la centro derecha.

El carácter secreto de las negociaciones y que éstas fueran realizadas por el sector “guatón” liderado por Gutenberg Martínez, generó para los demás partidos de la Concertación un manto de dudas sobre la posibilidad de que Ignacio Walker haya asegurado a Carlos Larraín que la DC no apoyaría una acusación constitucional contra Hinzpeter, aunque el propio Presidente de la falange lo desmiente. La confianza se había, a lo menos, trizado.
Las primarias al interior de la Concertación se constituyeron en un nuevo hito político que complica a la presidencia de Andrade, dado que el PS quedó en tercer lugar en este ejercicio (a pesar de haber llevado más candidatos), tras haber perdido todas las comunas de capitales regionales (salvo Puerto Montt) y localidades tan populares como La Florida o Valparaíso, que quedaron en manos decés para enfrentar las municipales de octubre.

Partido conservador

La renuncia del senador Fulvio Rossi a la Secretaría General y del diputado Marcelo Díaz a la vicepresidencia de la mesa directiva del PS, justamente han cuestionado la legitimidad de la «estantería» (pacto PS-DC) que Andrade voluntariosamente se esmera en mantener y que, a juicio de los renunciados, habría convertido al PS en un partido conservador.

La alianza entre la DC y el PS es antinatural, termina alejando a los socialistas de su aliado natural (el PPD) y fragmentando su electorado, según el renunciado diputado Díaz, quien agrega que en la última sesión de la Comisión Política del PS “había que autoconvencerse que al PS le había ido bien en las últimas elecciones primarias”, dado que incluso se llegó a comparar comunas de 500 mil habitantes con otras de 10 mil.

A la semana siguiente de la simbólica renuncia de Rossi y Díaz y para echarle más pelos a la sopa, las conversaciones del PPD y el PRSD —ambos partidos críticos a la conformación actual de la Concertación— con el PC para conformar una lista única de concejales, desataron la ira de la DC.

Adulterio político

En este matrimonio mal avenido en que se ha convertido la Concertación, el  diputado y Vicepresidente de la DC, Fuad Chahín, acusó de un acto de “adulterio político” dichas negociaciones del PC con sus socios concertacionistas, a quienes acusa de querer aislar a la Democracia Cristiana y de buscar convertir a la Concertación en un Frente Amplio de Izquierda y no en una alianza de centro izquierda.

Por su parte, el senador Andrés Zaldívar sostuvo que de prosperar la lista única de sus socios con el PC, “hay que revisarlo todo”, en alusión a un posible quiebre del conglomerado.

A tanto llegó la “ofensa” que sintió la DC (la misma que negoció en secreto con RN las reformas políticas), que el propio timonel del partido amenazó con desahuciar el pacto por omisión en la elección de alcaldes con el PC, poniendo en riesgo el acuerdo de llevar a un candidato único a alcaldes/as de la oposición.

Más aún, Walker y la bancada de diputados DC podrían apostar por potenciar su alianza con los socialistas a través de una competencia total, con una lista parlamentaria común y, eventualmente, con una candidatura presidencial sólo de la DC y el PS en la primera vuelta presidencial.

Pacto por omisión

Tohá, por su parte, se defiende y sostiene que el acuerdo concertacionista era que solamente era aceptable armar listas de concejales con los partidos o fuerzas que acepten converger en un candidato común a alcalde/a y ése es el caso del PC, con quien la Concertación tiene un pacto nacional a alcaldes/a por omisión. Y se pregunta si la Concertación hizo un pacto con el PC por alcaldes, ¿por qué el PPD y el PRSD no puede hacer lo mismo con concejales?

La política de alianzas va a ser sometida a revisión este fin de semana, tanto por el PC como por el PS en sus respectivos comités centrales. Habrá que ver si en el caso del Partido Socialista se mantiene la tesis de Andrade de fortalecer el eje histórico (a pesar de que socialistas y democratacristianos parecieran no tener un sustrato programático común), en desmedro de apostar por la ampliación de la Concertación  (como le ha mandatado el Congreso del PS) a partir de nuevas alianzas con la izquierda extra concertacionista, como el PC, el MAS o el MAIZ.

O si en vez de cuidar “que no se caiga la estantería”, el PS optar por reordenar los libros, limpiarlos y sacarles el polvo para avanzar en un nuevo ciclo político post transición.

El timonel socialista ha sostenido que la tarea es tan grande, que sólo la puede llevar a  cabo un liderazgo como el de Michelle Bachelet. Ojalá se refiera a que la ex Presidenta sea capaz de escuchar al pueblo y de “leer” que algo cambió en Chile y que un verdadero programa progresista como el que la ciudadanía ha reclamado en diversos ámbitos (educación de calidad, reforma al binominal, nueva Constitución, reivindicaciones regionales, etc.) no puede llevarse a cabo si no es conformando una nueva coalición, para los nuevos desafíos. Su mayoritaria popularidad le permitiría dar ese salto.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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