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Las lucrativas «fundaciones» de la Universidad de Chile Opinión

Las lucrativas «fundaciones» de la Universidad de Chile

Resulta difícil apreciar la pertinencia académica de las asesorías que presta la «fundación» de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, llamada «Fundación para la transferencia tecnológica» a empresas tales como: Banco Chile, BHP Billiton, Copec, Endesa, Entel, Falabella, Almacenes París, VTR y otras, y entre estas «otras», también por supuesto, la propia Universidad de Chile, a quien le realiza diplomados, estudios y otras asesorías ¿gratis?


En una columna anterior, señalé que en la Universidad de Chile existía una institucionalidad, a través de «fundaciones», que facilitaban la existencia del lucro dentro de la Casa de Bello.

La afirmación causó fuertes reacciones. Las «fundaciones», argumentaron algunos, se constituyeron en la Universidad de Chile para una mayor flexibilidad en la postulación de proyectos de investigación y para mejorar su funcionamiento académico, lo que al final siempre redundaría en absoluto y total beneficio de todos sus estudiantes.

Argumentos sin duda interesantes y nobles, pero que es necesario contrastar con el implacable test de la realidad. Por ejemplo:

Resulta difícil apreciar la pertinencia académica de las asesorías que presta la «fundación» de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, llamada «Fundación para la transferencia tecnológica» a empresas tales como: Banco Chile, BHP Billiton, Copec, Endesa, Entel, Falabella, Almacenes París, VTR y otras, y entre estas «otras», también por supuesto, la propia Universidad de Chile, a quien le realiza diplomados, estudios y otras asesorías ¿gratis?

También sería provechoso conocer qué fin académico o de investigación cumple la «fundación» de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, en su asesoría, (en alianza con el «Centro de Microdatos» de la misma Universidad) destinada a la «construcción de un sistema computacional de evaluación ascendente de los profesionales» de la firma Ernst & Young, o también averiguar sobre el vínculo académico de las asesorías en programación de desarrollo gerencial realizados para el Banco Chile y Entel, por la misma «fundación».

[cita] Cabe agregar, que en los numerosos contratos a honorarios que paga esta «fundación», casualmente se encuentran pagos a 14 funcionarios de la misma facultad a la cual le presta servicios… ¿extraño?[/cita]

Asimismo sería interesante saber cuál es la utilidad de cursos que presta la «fundación» para funcionarios de la propia Facultad de Economía como, por ejemplo, uno llamado «Aspectos prácticos de Word».

¿En qué condiciones la «Fundación» presta tan complejos cursos de capacitación a su propia facultad?

En el mismo sentido, sería importante analizar a la «fundación» dependiente de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile que, según informe de la Contraloría General de la República, suscribió un «Convenio» con la propia facultad para la administración de las actividades del Hospital Clínico veterinario Bilbao y consultorio El Roble, por el cual la «fundación» debía pagar el 25 % de sus ingresos por concepto de uso de los laboratorios de la facultad.

Sin embargo, en el 2011 el arriendo por los laboratorios utilizados por la «fundación» se reajustó a un cómodo 2 % de sus ingresos.

Ingresos que —según la propia Contraloría— alcanzaron en Marzo de 2010 los 67 millones de pesos, en Junio, 107 millones y en Diciembre de ese mismo año, la nada despreciable suma de 81 millones de pesos.

Cabe agregar, que en los numerosos contratos a honorarios que paga esta «fundación», casualmente se encuentran pagos a 14 funcionarios de la misma facultad a la cual le presta servicios… ¿extraño?

Con los ejemplos mencionados, es legítimo preguntarnos si los ingresos percibidos por las «fundaciones» de la Universidad de Chile, que se supone son sin fines de lucro, vuelven a reinvertirse totalmente en la propia universidad para beneficio de todos sus alumnos.

Parte de estas dudas son las que un grupo de diputados solicitamos esclarecer a la Contraloría General de República y en donde esperamos la cooperación de la propia Universidad de Chile, la que en investigaciones anteriores, simplemente no ha contestado los requerimientos de la propia Contraloría, en lo referente a la actuación de sus «fundaciones».

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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