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#Marcatuvoto para cambiar la Constitución

Claudio Fuentes S.
Por : Claudio Fuentes S. Profesor Escuela Ciencia Política, Universidad Diego Portales. Investigador asociado del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR)
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Desde hace varios años, varios actores y movimientos han demandado una asamblea constituyente y han planteado caminos como el indicado para establecer un nuevo pacto. #Marcatuvoto es una estrategia de presión concreta que permitiría canalizar el descontento social y encauzar la formulación de un nuevo pacto constitucional. Si una vez se derrotó a Pinochet con un lápiz, con ese mismo lápiz se podría ahora derrotar a su Constitución.


La Constitución de 1980 es una camisa de fuerza que mantiene atado al sistema político. No solo carece de legitimidad de origen, sino que además establece quórums tan altos que imposibilitan modificarla incluso si se cuenta con grandes mayorías. Aunque establece que la soberanía reside en el pueblo, su ejercicio se materializa a través de las instituciones del Estado (art. 5). Es decir, los representantes podrían cambiarla por completo, sin tener que consultar a sus representados.

Hasta hoy ha dominado la estrategia del ajuste negociado. Aunque estos cambios han avanzado en la eliminación de muchos de los “enclaves autoritarios”, no se ha discutido el modelo de democracia deseable para nuestro país. Los déficits de la Constitución dicen relación con los instrumentos de representación, de participación y de balance de poder entre Ejecutivo y Legislativo. A ello debiésemos sumar aspectos como el rol del Estado, el reconocimiento de pueblos originarios, la definición sobre la concepción de la vida, las normas orgánicas, entre otros.

¿Es posible superar esta camisa de fuerza? Un sector abiertamente rechaza la idea de un nuevo pacto constitucional. Otro grupo no ve más salida que su corrección paulatina. Por eso, la idea de establecer una “cuarta urna” en la próxima elección no prosperará dado que depende del Congreso. Aunque insignes personeros de la centro-izquierda se han pronunciado por un nuevo pacto constitucional (los ex presidentes Frei y Lagos, nada menos), la solución “desde adentro” es impensable.

[cita]Desde hace varios años, varios actores y movimientos han demandado una asamblea constituyente y han planteado caminos como el indicado para establecer un nuevo pacto. #Marcatuvoto es una estrategia de presión concreta que permitiría canalizar el descontento social y encauzar la formulación de un nuevo pacto constitucional. Si una vez se derrotó a Pinochet con un lápiz, con ese mismo lápiz se podría ahora derrotar a su Constitución.[/cita]

Pero existe una solución. En la próxima elección presidencial y parlamentaria del 17 de noviembre de 2013, podría convocarse a la ciudadanía a marcar el voto con un signo “AC” (por asamblea constituyente). Los electores, además de marcar una preferencia, podrían ser invitados a escribir —sin odio, sin violencia— la expresión “AC” en un costado del voto. Sería un acto simple, no rupturista, que presionaría al sistema político, exitoso en otros países y —lo más importante— permitido por la ley.

En efecto, la ley de votaciones y escrutinios establece que “se considerarán como marcadas y podrán ser objetadas por vocales y apoderados, las cédulas en que se ha marcado claramente una preferencia, aunque no necesariamente en la forma correcta señalada en el artículo 65, y las que tengan, además de la preferencia, leyendas, otras marcas o señas gráficas que se hayan producido en forma accidental o voluntaria, como también aquellas emitidas con una preferencia pero sin los dobleces correctos. Estas cédulas deberán escrutarse a favor del candidato que indique la preferencia, pero deberá quedar constancia de sus marcas o accidentes en las actas respectivas con indicación de la preferencia que contienen” (Ley 18.700).

La ley es clara: si marcas el voto, no lo invalidas. Por lo tanto, a través del voto la ciudadanía organizada puede enviar al sistema político un mensaje simple y potente para establecer un nuevo pacto constitucional.

No obstante, lo anterior requeriría de tres precondiciones. Primero, se necesita de un grupo de actores de la sociedad civil plural que organice esta campaña y logre convencer a la ciudadanía sobre la importancia de contar con una nueva Constitución. Segundo, se requiere de un importante segmento de la ciudadanía dispuesta a marcar solo una de las tres papeletas que se entregan el día de la elección para no sembrar dudas sobre el conteo (por ejemplo, la papeleta presidencial). Finalmente, se necesitan varios miles de apoderados que el día de la elección cuenten uno a uno estos votos marcados.

Desde hace varios años, varios actores y movimientos han demandado una asamblea constituyente y han planteado caminos como el indicado para establecer un nuevo pacto. #Marcatuvoto es una estrategia de presión concreta que permitiría canalizar el descontento social y encauzar la formulación de un nuevo pacto constitucional. Si una vez se derrotó a Pinochet con un lápiz, con ese mismo lápiz se podría ahora derrotar a su Constitución.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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