Señor Director:
Con estupor leí ayer un artículo en su diario. Se titula “Y dónde está la fortuna de Pinochet”. Se puede decir mucho sobre el artículo, pero no quiero entrar en una polémica con el autor. Lo que no comprendo es cómo un diario responsable se presta para publicar algo parecido.
En el artículo se menciona el asesinato del primer ministro sueco Olof Palme en el año 1986, calificando éste como “justicia divina”. Encuentro insólito calificar cualquier asesinato como expresión de “justicia divina”, más aún tratándose del primer ministro de otro país. Además el autor alega que el asesino fue un terrorista y que Olof Palme apoyó grupos terroristas en Chile. Las dos cosas son falsas. Todavía no se sabe quién mató a Palme y su muerte constituye un trauma para el pueblo sueco. Tampoco Palme ni su gobierno dieron apoyo a grupos terroristas en Chile u otro país. No creo que sea parte del derecho a libre expresión y de una prensa libre, aceptar artículos que promuevan y acepten asesinatos. Espero que su error como editor responsable de aceptar estas líneas en El Mostrador sea una excepción que nunca se repita.
Eva Zetterberg
Embajadora de Suecia
