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Cambios en liceos técnico profesionales: avances y desafíos

Cristóbal Villalobos
Por : Cristóbal Villalobos Cristóbal Villalobos Académico Facultad de Educación UC Subdirector CEPPE UC
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Hace pocos días, el Ministerio de Educación ha aprobado diversos cambios en los Liceos Técnico Profesionales chilenos. La transformación más relevante dice relación con la incorporación de dos nuevas especialidades (Programación y Conectividad y Redes) y la descontinuación de otras nueve. Junto con esta reestructuración curricular, la propuesta gubernamental incluye fondos para equipamiento técnico e iniciativas para generar convenios entre el mundo Técnico Profesional y el mundo productivo.

En su conjunto -y tal como han enfatizado diversas autoridades- estas modificaciones buscan adaptar el sistema Técnico Profesional a los nuevos contextos del mercado laboral.  A pesar de que evidentemente esto constituye un avance, una reforma curricular de este sector no puede basarse sólo en las modificaciones del mercado productivo chileno, debiendo considerar a lo menos tres otros elementos.

[cita]En su conjunto -y tal como han enfatizado diversas autoridades- estas modificaciones buscan adaptar el sistema Técnico Profesional a los nuevos contextos del mercado laboral.  A pesar de que evidentemente esto constituye un avance, una reforma curricular de este sector no puede basarse sólo en las modificaciones del mercado productivo chileno, debiendo considerar a lo menos tres otros elementos.[/cita]

En primer lugar, y tal como se ha destacado en estudios internacionales (UNESCO, 2008), la Educación Técnico Profesional contemporánea debe compatibilizar dos funciones: Por una parte, entregar las competencias laborales necesarias a los estudiantes para desenvolver en el cambiante mundo del trabajo; y por otra parte, potenciar habilidades sociales y cognitivas para desenvolverse eficazmente en el mundo globalizado. Si consideramos que este tipo de educación ha provocado resultados académicos sistemáticamente más bajos que la Educación Científico Humanista (Farías y Carrasco, 2012), la mejorar la calidad académica del sector aparece como un objetivo ineludible de cualquier reforma.

En segundo lugar, y considerando que los estudiantes Técnico Profesionales tienen –salvo contadas excepciones- mayores dificultades para proseguir sus estudios en el nivel terciario, una reforma curricular de este sistema debería fortalecer los procesos de educación a lo largo de la vida, generando conexiones curriculares e institucionales entre la Educación Secundaria y la Terciaria a nivel Técnico, pero también generando proceso de inclusión de estudiantes provenientes de los Liceos Técnicos a las universidades, a través de sistemas de cuotas o procesos alternativos de selección, que privilegien otras competencias en los estudiantes de este sector y entreguen así un potenciamiento de sus oportunidades en el mercado laboral.

Finalmente, y quizás lo más importante, una transformación relevante del sistema técnico debe basarse no sólo en los vaivenes del mercado laboral, sino constituirse, tal como indica el informe técnico del sector del 2009,  en torno a  un modelo de desarrollo estratégico que relacione educación, ciencia, innovación y tecnología, orientadas a potenciar la producción del país. Así, el análisis de  la mantención o cambios de las especialidades educativas debería tener como norte la implementación de un plan estratégico de posicionamiento de las necesidades del país, que permita a establecimientos Técnico Profesionales responder a las necesidades de los principales sectores productivos del país, lo que ineludiblemente implica potenciar y desarrollar Liceos Técnicos públicos y de calidad a lo largo y ancho del país.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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