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Censo 2012: de «el mejor» al perdón

Roberto Castro Tapia
Por : Roberto Castro Tapia Decano Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas Universidad Central de Chile.
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Hace tres meses, cuando explotó el caso “Censo 2012”, advertíamos que, una vez dimensionado el alcance del problema, las acciones a implementar podían ir desde correcciones profundas al que ya se hizo hasta la necesidad de realizar uno nuevo.

Relevábamos que contar con un buen censo no podía “reparar en factores de costo o cronológicos”, pues se cuenta con los recursos necesarios y, además, en la historia de los Censos, desde 1940, existía el precedente de que en tres ocasiones habían ocurrido intervalos distintos a 10 años entre ellos.

Subrayábamos que el parámetro de juicio debía sostenerse sobre la base de obtener el mejor registro, que contara con la calidad adecuada yendo más allá del mínimo razonable; para que —insistíamos— contribuyera a la generación de mejores políticas públicas.

Nuestros peores temores se han decantado. La Comisión Externa Revisora del Censo 2012, que se dedicó en este tiempo al caso, ha llegado a la conclusión de que las cifras que éste ofrece no presentan los mínimos estándares que permitan su uso como datos oficiales y de política pública, por lo que se sugiere que los datos queden a disposición sólo para investigadores, a modo de ejercicio de transparencia.

[cita]Es el momento de hacerlo. Puestos en campaña para la ejecución de un nuevo censo con todas las de la ley. Queda tiempo para implementarlo, partiendo por un diseño y la realización de un pre-censo 2014, poniendo a disposición los recursos necesarios que la iniciativa requiere. ¿Para qué realizar un censo modesto? Si ya nos pusimos colorados una vez ¿para qué seguir poniéndonos amarillos?[/cita]

En la asignación de responsabilidades, la Comisión sólo detectó problemas de dirección y clima organizacional en el proceso de planificación previo, aspectos que en cierto modo habrían retrasado los preparativos. No obstante, de acuerdo con el informe, los principales problemas se presentan desde la fase del pre-censo; es decir, desde la elección del cuestionario hasta la modificación de “Censo de Hecho” por un “Censo de Derecho”.

La realización de un nuevo censo, que sonaba hace tres meses como el peor de los escenarios, se ha transformado hoy en día en la principal recomendación que formula la Comisión. El formato propuesto apunta a la realización de un censo abreviado a implementar en el 2015.

Es fundamental realizar un censo totalmente nuevo, volviendo a la modalidad de realizar un “Censo de Hecho”, decretando para ello día feriado y encuestando a todos los hogares, preparando un cuestionario completo —analizado, discutido y consensuado con el mayor número de expertos— y que contenga la posibilidad de incorporar información que no estaba contemplada en el anterior intento.

Es el momento de hacerlo. Puestos en campaña para la ejecución de un nuevo censo con todas las de la ley. Queda tiempo para implementarlo, partiendo por un diseño y la realización de un pre-censo 2014, poniendo a disposición los recursos necesarios que la iniciativa requiere. ¿Para qué realizar un censo modesto? Si ya nos pusimos colorados una vez ¿para qué seguir poniéndonos amarillos?

A partir de la experiencia recogida, se puede partir con un cierto adelanto, poniendo énfasis en aquellos aspectos que la comisión misma ha señalado como las más complicadas. ¿Por qué disponer de un censo que provea información con menor contenido que el que nos corresponde como país OECD y catalogado como “de ingreso elevado”? No nos merecemos eso.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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