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El gobierno de Piñera y un nuevo retroceso en salud

Juan Carlos Said R.
Por : Juan Carlos Said R. Médico Internista y Magister en Salud Pública Imperial College de Londres
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El cierre del programa FOREBAS, ya ha sido decretado. Nuevamente, para poner fin al programa, el gobierno aduce razones administrativas, que más que hablar de una nueva forma de gobernar, nos hablan de una vieja forma donde el problema es la burocracia y sus trampas y no la urgencia por brindar atención de calidad en los consultorios a la gente más desposeída.


Anunciado ya, sin justificación razonable, el fin del examen médico nacional que establecía un mínimo de conocimientos necesarios para ejercer la medicina, el  gobierno no pierde tiempo en su afán deconstructivo y acaba de anunciar el fin del programa de formación de especialistas médicos a través del sistema FOREBAS o becas Dr. Ipinza. Este programa consistía en que, a médicos recién egresados y en formación de una determinada especialidad (psiquiatría, medicina interna, neurología, pediatría o ginecología), se les exigía, durante seis años, trabajar tres meses en un consultorio y tres meses  en su hospital formador.

El fin de este programa, ha sido lamentado por buena parte de la comunidad médica y con justa razón, dado que el sistema de atención primaria tiene varias falencias fundamentales que este programa lograba en parte subsanar.

En primer lugar, se fomentaba que médicos con algún grado de especialización estuviesen presentes en los consultorios con un bajo costo para el sistema de salud. Esto ya no ocurrirá más. Cuando un consultorio necesite un especialista deberá disponer de recursos que hoy no tiene para contratarlo, o derivar al paciente a su hospital de base, donde, en caso de que la enfermedad no sea AUGE, el paciente pasará meses esperando atención o terminará gastando el dinero que no tiene para obtener una atención oportuna en la medicina privada.

[cita]El cierre del programa FOREBAS ya ha sido decretado. Nuevamente, para poner fin al programa, el gobierno aduce razones administrativas que, más que hablar de una nueva forma de gobernar,  nos hablan de una vieja forma donde el problema es la burocracia y sus trampas y no la urgencia por brindar atención de calidad en los consultorios a la gente más desposeída. [/cita]

En segundo lugar, actualmente existe una muy escasa coordinación entre los consultorios (dependientes de las municipalidades) y los hospitales de base (dependientes del Servicio de Salud). Este programa mejoraba la conectividad entre ambos sistemas, dado que, al pasar tres meses en el hospital y tres meses en el consultorio, los médicos en formación sabían lo que se estaba haciendo en ambos lados. Así, muchos médicos de FOREBAS actualizaron protocolos de atención en consultorios para mejorar la calidad de la atención y la coordinación con el hospital, o lograron resolver en la atención primaria lo que antes se derivaba.

Por otra parte, si bien es cierto que existen médicos familiares, que son especialistas formados por tres años y dedicados a la atención primaria en salud (los consultorios), es imposible pretender satisfacer la demanda. El sistema FOREBAS, lograba  que  médicos en formación de cinco especialidades distintas, pudiesen aportar sus conocimientos allí donde más se necesita y donde más impacto generan: los consultorios, a un costo razonable para el Estado y aliviando un sistema de salud que usan los más necesitados de Chile. Así,  lejos de poner término a él, lo más sensato sería potenciarlo y extenderlo con mayor potencia a regiones.

El cierre del programa FOREBAS ya ha sido decretado. Nuevamente, para poner fin al programa, el gobierno aduce razones administrativas que, más que hablar de una nueva forma de gobernar, nos hablan de una vieja forma donde el problema es la burocracia y sus trampas y no la urgencia por brindar atención de calidad en los consultorios a la gente más desposeída.

Siendo así, es de esperar que la autoridad reconsidere esta decisión y entienda que haber aumentado el gasto per cápita en los consultorios de 2.500 a 3.500 pesos, será sólo algo simbólico mientras  al otro lado no exista el capital humano, capaz de hacer una gestión adecuada de aquellos aún muy escasos recursos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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