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Amplitud y el tercer referente

Alejandro González-Llaguno
Por : Alejandro González-Llaguno Sociólogo, analista político y encuestólogo.
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Con Amplitud y las renuncias que vienen se configura un nuevo escenario de poder no sólo al interior de la derecha, sino también en el sistema político chileno. En una época de “reformas estructurales” es una buena notica para las fuerzas del cambio.


El campo político de la derecha está en proceso de fragmentación. Ha sido RN el más dañado con los movimientos que se vienen produciendo desde la coyuntura post-electoral. El partido está en crisis y en una coyuntura de fragmentación que se expresa políticamente en las renuncias que se vienen produciendo hace bastante tiempo y que hoy se han profundizado. Un cisma recorre y fractura al partido.

En lo grueso, frente a frente el partido y los piñeristas. Las fugas ya habían empezado con Rivas, Platovsky, Cantero y Horvaht; siguieron con Larraín Matte, Ibáñez y el grupo Amplitud. Y hoy, llega el turno de la senadora Pérez. Al mismo tiempo hay muchas importantes figuras del partido en proceso de “reflexión” y se especula que en los próximos días y semanas se producirán más renuncias. El problema político de hoy es que las renuncias y el “desangramiento” del partido se están produciendo a goteras y la agonía e incertidumbre se prolonga.

En este contexto, la renuncia de tres diputados al partido tiene relevancia política porque buscan articular un referente que compita al interior de la derecha desde una mirada distinta. El grupo Amplitud trae aires nuevos al sector. Los efectos políticos serán de alto impacto.

¿Qué es Amplitud?

En primer lugar, es la respuesta política que da un sector de RN –minoritaria, se dice- a la crisis interna del partido. En su documento fundacional afirman que “nuestro tiempo en Renovación Nacional se ha agotado y el espacio para nuestras ideas ya no es viable… Para nosotros, RN es hoy un partido conservador donde las diferencias no son respetadas… y alertados por la derrota electoral de la que somos responsables, es nuestro deber alzar la voz y dar este paso”.

En segundo lugar, Amplitud es la voluntad política de crear un partido de centro-derecha liberal. Los liberales de RN se sienten ahogados en el partido. Pero, como hoy hay condiciones políticas para dar un paso al costado ha llegado “el momento de formar un nuevo partido político que proyecte nuestras ideas y contribuya a la Amplitud de la Alianza”.
No obstante, sobre la base del realismo político, el grupo tiene claridad en torno a lo complejo que es crear un partido o movimiento político.

En consecuencia, hacen “un llamado a Evópoli y a todas las organizaciones sociales que concuerden con nuestros planteamientos, a que juntos formemos un nuevo partido dentro de la alianza… y aspiremos a participar con un candidato de nuestro partido en las primarias presidenciales de la Alianza… y de esta forma llevar por primera a alguien de nuestra generación política a la Presidencia de la República”.

En tercer lugar, Amplitud es la voluntad política de ocupar un espacio político en la competencia democrática. En esta dimensión esta el mayor incentivo del proyecto político. Cómo sus ideas tienen demanda ciudadana quieren, por medio de éste “nuevo partido, lograr la unidad de todos los independientes de centro y de derecha que no se sienten interpretados por los partidos actuales”. Pero, la convocatoria es más amplia.

De hecho, el espacio político en disputa no sólo se define por ser independientes de centro y de derecha, sino también por ser un espacio donde confluyen liberales moderados de centro y de clase media que se sienten ajenos a los partidos tradicionales y que sintonizan de mejor manera con los cambios culturales y socio-políticos que han ocurrido en Chile. Es justamente, el espacio que logro captar Velasco en las primarias y que, entre otros, impidió que Allamand ganara esa elección; sobre todo en el ABC1. Los «burgueses» de los que habla Carlos Larraín.

En cuarto lugar, Amplitud es la voluntad de política de crear un partido con vocación de poder que fundamente su acción política e ideológica en el liberalismo.
El grupo se reconoce como de “centro-derecha liberal”. Para ellos, “el liberalismo es mucho más que un mecanismo económico… es una opción política cuyo fin es defender las libertades individuales”.

Para Amplitud la centro-derecha del siglo XX fue “una fiel defensora de la democracia representativa y de la progresiva liberalización de las costumbres”.

Su liberalismo de centro-derecha se observa en el rol que le asignan al Estado. Para el grupo, el “Estado debe garantizar que los ciudadanos tengan la oportunidad de desarrollar sus proyectos personales en la medida de sus capacidades y esfuerzos”; pero, no debe caer en “la tutela ni el asistencialismo”.

Creemos en una sociedad, afirman, “donde las personas sean dueñas de sus vidas y en que nadie esté obligado a sacrificar sus valores por imposición del Estado. A la confianza ciega en el Estado de nuestros adversarios políticos, nosotros ofrecemos confianza en las persona… y respeto a la propiedad privada”.

En quinto lugar, Amplitud es la voluntad política de romper con el pinochetismo. No sólo rechazan decididamente “los atroces crímenes y atropellos” de la “dictadura de Pinochet”, sino también los responsabilizan con haber interrumpido el desarrollo del liberalismo político: “este proceso hoy lo retomamos con fuerza” han afirmado. Es más, trazan y definen “con mano firme la frontera entre nosotros y quienes toleran, amparan o justifican dictaduras”.

En sexto lugar, Amplitud es la voluntad política de instalar una nueva generación en posiciones de poder no sólo al interior de su sector, sino también en el contexto del sistema político chileno y del nuevo ciclo socio-político en desarrollo.

Con Amplitud y las renuncias que vienen se configura un nuevo escenario de poder no sólo al interior de la derecha, sino también en el sistema político chileno. En una época de “reformas estructurales” es una buena notica para las fuerzas del cambio.

Vienen días y semanas de re-acomodos y definiciones. Y en este contexto, el piñerismo tiene mucho que decir y hacer. No olvidemos, que el presidente es el personaje público-político más poderosos del país: articula capital económico y capital político. Y todo esto, ¿no será un operación política?

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