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¿Frente amplio chileno? Más dudas que certezas

Fernando Peña
Por : Fernando Peña Ex dirigente FEC. Director “Movilidad Popular”
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El ex dirigente de la Feuc hace un buen intento por anticiparse a un escenario que ni brujos ni chamanes pueden predecir: el eventual éxito del gobierno de Michelle Bachelet y el cumplimento de su programa. Si algo no resulta bien, la historia puede ser reescrita. Por mientras, tiendo a pensar que la tesis de Titelman habla más del presente que del futuro.


El ex presidente de la Feuc, Noam Titelman, en su columna publicada en El Mostrador, hace un análisis prospectivo sobre lo que él denomina el “nuevo ciclo político”, a propósito de la gran cantidad de candidaturas de izquierda en la elección presidencial recién pasada, cuya dispersión dificulta la presentación de una propuesta unitaria para la izquierda, lo que el ex dirigente sugiere prevenir a través de un “frente amplio” que permita “aunar fuerzas transformadoras”.

La actitud del ex dirigente estudiantil no es muy distinta que la de sus pares, o al menos, de quienes exploraron con éxito el campo político en la pasada elección parlamentaria. Movimientos políticos como Revolución Democrática (RD) o el Autonomismo se enfrentan a una difícil encrucijada: ¿cómo mantener la identidad y el sello que nos hace distintos en una oferta tan amplia y canibalesca? La respuesta no es sencilla, sobre todo porque aún está en la retina de muchos la forma en que Giorgio Jackson y Camila Vallejo llegaron al Congreso; el primero en un accidentado episodio con los partidos de la Nueva Mayoría; la segunda, apoyando abiertamente la candidatura de Michelle Bachelet (pese a haber declarado en alguna oportunidad que jamás lo haría).

El ex dirigente intenta construir en su columna los prolegómenos de un acuerdo que permita sentar las bases de un proyecto de izquierda fresco y con visión de futuro. Nos ilustra sobre cómo los procesos políticos de antaño sirvieron para lubricar la conformación de la Unidad Popular (UP) durante la década del 60, saltándose en esa cronología, quizás accidentalmente, el proceso que permite dar a luz a la Concertación, hoy Nueva Mayoría, cuyo Leitmotiv es el enemigo que tuvieron y tienen en común: la dictadura de Pinochet. El pegamento de las nuevas camadas dirigenciales es el hito del 2011, cuyo Leitmotiv es poner “fin al lucro”, no sólo en la educación, sino también en todas aquellas áreas en donde el Estado puede reclamar mayores niveles de participación. Por de pronto, la Nueva Mayoría es un invitado de piedra en ese imaginario. Así quedó demostrado con el juicio público de los futuros diputados de la “bancada estudiantil” a Claudia Peirano. Aquello no sólo fue un rayado de cancha, sino además una señal de lealtad y pureza a la neutralidad del 2011. Algunos dirán que están poniendo “fin al lucro” que heredaron de Pinochet (pegamento generacional), pero claro, sería evidente el despropósito: la Concertación creó en 1993 el financiamiento compartido; en 1997 el crédito de pregrado CORFO; en 2006 en Crédito con Aval del Estado; y, durante el 2003 y 2010, la matrícula de la Universidad del Mar creció de 3 mil a 12 mil alumnos a vista y paciencia de las autoridades de turno. La historia del Movimiento Estudiantil no calza, sino a través de la fuerza y el cinismo, con la historia de la Concertación.

[cita]El ex dirigente de la Feuc hace un buen intento por anticiparse a un escenario que ni brujos ni chamanes pueden predecir: el eventual éxito del gobierno de Michelle Bachelet y el cumplimento de su programa. Si algo no resulta bien, la historia puede ser reescrita. Por mientras, tiendo a pensar que la tesis de Titelman habla más del presente que del futuro.[/cita]

Veamos punto por punto lo que plantea Titelman:

1)   “Las alianzas amplias, incómodas incluso, son necesarias y requieren un horizonte de largo plazo”. Extraño deseo de quienes hasta hoy sienten complejos con la Nueva Mayoría, por ahora, el único espacio que reúne dichas condiciones. Es necesario también explicar el por qué de los niveles de abstención en la última elección. ¿Acaso el objetivo es ganar las elecciones, independientemente de los niveles de participación? ¿Cómo se explica que candidaturas más cercanas al imaginario del Movimiento Estudiantil tuvieran resultados tan magros? ¿Por qué el poder de convocatoria del Movimiento Estudiantil en las calles no se logró traspasar a las urnas? ¿Acaso la fractura entre ciudadanos/clase política no es más profunda de lo que pensamos?

2)   “Un referente transformador con incidencia real requiere de alianzas amplias pero con límites claros”. Desde ya la UNE y otros colectivos se pueden dar por avisados: No están invitados a la fiesta. Quienes sientan “gusto por la derrota”, “proyectos imposibles” como los que defiende el FEL, la ACES, el MIR, y otros colectivos, están excomulgados de la ecuación, al menos hasta que tengan una “verdadera vocación de mayorías”, en palabras del propio Titelman. Lo anterior no es menor, e incluso inédito. Hasta el momento nunca posturas moderadas como las del NAU o RD han declarado con tanta vehemencia su rechazo a estos grupos más extremos. Ya tenemos las primeras pistas sobre cómo le tejen las lealtades al interior de la Confech para este 2014.

3)   “Hay que terminar con los discursos de fronteras pueriles entre los “vendidos”, por una parte, y los “irracionales”, por el otro”. El remate del punto 2. No contento con dejar aislados a quienes no posean vocación de mayoría, el ex dirigente hace un ejercicio muy conveniente: sabe que él y sus compañeros de RD están en una posición incómoda, por eso no duda ni un segundo en situarse por sobre el bien y mal. Con su llamado a la humildad no hace más que volver a excluir a quienes quieran cambiar el mundo apostando a batallas testimoniales.

4)   “La gran batalla de la izquierda fue y sigue siendo cultural”. Por cierto, aun cuando desde el autonomismo exista mayor grado de conciencia sobre la importancia de la cultura en la batalla por destruir los enclaves hegemónicos del neoliberalismo. El pragmatismo de Gramsci fue el que finalmente triunfa en este episodio. Tironi pensó en algún momento que sería la estética del Mayo francés (Marcuse) la que ganaría en el plano ideológico. En buena hora RD define su dominó explicativo.

El ex dirigente de la Feuc hace un buen intento por anticiparse a un escenario que ni brujos ni chamanes pueden predecir: el eventual éxito del gobierno de Michelle Bachelet y el cumplimento de su programa. Si algo no resulta bien, la historia puede ser reescrita. Por mientras, tiendo a pensar que la tesis de Titelman habla más del presente que del futuro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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