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La verdad prevalece

Por: Por Camilo Escalona, Presidente del Instituto Igualdad


Señor Director:

Desde hace ya muchos siglos para inhabilitar o descalificar a un adversario político se utiliza el añejo procedimiento de fabricarle un propósito, idea o pensamiento que permita destruir o inutilizar la persona o grupo de personas que se pretende dejar de lado, anular o hacer desaparecer.

Recordemos a tal efecto los montajes de la dictadura y aquel escalofriante titular de la prensa oficial del pinochetismo que, ante el drama de los detenidos desaparecidos, tituló “murieron como ratas”, señalando en el subtítulo que ello había ocurrido en “enfrentamientos” de las mismas víctimas que fueron asesinadas. Tal vez, el caso más terrible en el uso de crear una imagen determinada y luego hacer uso de la misma para justificar todo tipo de atrocidades fueron los regímenes nazi-fascistas de un lado y el stalinismo del otro. En este último, en los llamados procesos de Moscú bastaba que a cualquiera se le imputara alguna debilidad o flaqueza, fuese moral o ideológica, para que fuese apartado de inmediato.

He recibido tantos ataques personales que pareciera que hay ocultos, porque cobardemente no dan la cara, quienes me quieren aplicar el mismo “tratamiento”; es decir, fabricar una caricatura de mis opiniones y luego “hacerme un lado” en el debate político y de ideas que vive nuestro país.

En esta semana, a propósito del tema de la Reforma Educacional se pretende que mis opiniones serían “contrapuestas” al bloque de la Nueva Mayoría, para lo cual se desfiguran tildándolas de “conservadurismo”.

Debo decir que esta caricatura es una alevosa y grosera falta a la verdad, que delata una obsesión tendiente a mostrar como mías opiniones que no lo son.

Me explico, en el mismo artículo se me cita textualmente: “la educación pública debe ser el pilar central del sistema educacional, pero no puedo pensar que al país se le pueda imponer un sistema estatizado. La educación pública y privada tienen que ser capaces de articularse en el sistema mixto. Pretender, como ha sido la experiencia de otras naciones, que el conjunto de la educación esté en manos del Estado, no se corresponde con las condiciones de Chile, eso no tiene ninguna viabilidad”. Este criterio es exactamente el mismo que contiene el programa presidencial de la Nueva Mayoría que señala: “Poner fin al lucro no implica terminar con el sector particular subvencionado. Garantizaremos que los padres puedan elegir el modelo educativo que quieran para sus hijos. El Estado seguirá respetando la existencia de un sistema mixto pero debe hacer valer el derecho a una educación de calidad a cada niña y niño. Por ello, todos los recursos que el Estado destine a la educación deben traducirse en un mejoramiento de la calidad. Se eliminará la existencia de lucro con recursos públicos, por tanto, se dirigirá el financiamiento público únicamente a instituciones sin fines de lucro, que tengan como único fin la entrega de educación de calidad en el marco de un derecho social”.

De la misma manera, las seis páginas que cubren el capítulo sobre la reforma educacional son insistentes en reiterar una y otra vez, que será el principio rector, el fortalecimiento del Estado, “como actor activo tanto en la entrega directa de servicios educativos, como en una estricta fiscalización del sistema”.

O sea, no hay ninguna posibilidad de error. El programa presidencial no indica en ninguna parte, ni en la letra el espíritu del mismo, la idea de pretender instalar un sistema estatal de educación. Quienes así lo postulen o tergiversan burdamente los hechos o tienen su propio programa; por cierto, distinto de aquel que respaldó una amplia mayoría nacional en las urnas.

Me alegro que la obsesión por atacarme, me permita aclarar estos aspectos tan nítidos y claros como por cierto, fundamentales para el futuro de la educación en Chile.

Por Camilo Escalona
Presidente del Instituto Igualdad

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