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La (casi) reforma tributaria

Felipe Contardo
Por : Felipe Contardo MIlitante Progresista
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El debate respecto de la reforma tributaria ha sido intenso en la forma, pero poco se ha visto en el fondo. Acá, nuevamente somos espectadores de como el duopolio nos intenta llevar a un debate polarizado en declaraciones y cuñas de prensa para no ir al fondo de una reforma que al final no cambiará mucho las cosas, estrategia que ya es patente en las relaciones Alianza-Concertación.

El gran tema de esta reforma no es lo que dice su texto, sino lo que dejó fuera. Deja fuera el IVA, el gran causante de la desigualdad en Chile, el más regresivo de todos los impuestos, que grava más mientras menos se tiene. Deja fuera también el royalty a los recursos naturales, especialmente aquellos de carácter no renovable. Y por último deja fuera un verdadero debate sobre la desigualdad y el Chile que queremos construir.

Por su parte, la derecha y su campaña del terror han indicado que esto frenará la inversión y se llevará capitales extranjeros, por el alza de tributos. Pero, ¿En realidad el alza es tan grande? En rigor, aquí suceden dos cosas, por una parte se alzan los impuestos de una tasa de un 20% a un 25%.

Sin embargo, luego del terremoto se subió en tres puntos porcentuales y el país continuó creciendo e invirtiendo. Es más, esta campaña del terror intenta vincular al “costo” de las empresas el alza de impuestos, pero en términos de costo sobre las ventas el impacto es mucho menor ya que su cálculo se realiza sobre utilidad.

Es decir, si tomamos una empresa que margina un 20% sobre sus ventas, el impacto del alza de impuesto será solo de un un punto porcentual de sus ventas. Cabe decir, que durante los últimos años que la inversión no se vió afectada por alzas mucho mayores que esa en costos como energia, salarios, etc.

La segunda, es la eliminación del FUT, que por años acumuló tributos no pagados en virtud de una mayor inversión. Sin embargo, la desigualdad en Chile se mantuvo y el beneficio se tradujo en una rebaja de la tasa de impuestos a las mayores fortunas de este país, donde la tasa nominal de impuestos del 40% jamás se ha acercado a la que efectivamente se paga.

Este beneficio desaparecerá, pero también se rebajará la tasa del 40% al 35% para los mayores ingresos, lo que se realiza para compensar la pérdida del beneficio tributario que significaba la elusión vía FUT.

Uno de los argumentos para ir en contra de la eliminación del FUT es que los empresarios ahora retirarán las utilidades de las empresas, disminuyendo su capital y por tanto, aumentando la deuda en las empresas (para financiar capital de trabajo y otros que se financiaban con utilidades retenidas), las que también tienen un beneficio tributario, al ser los intereses deducibles de impuestos. Por lo que las empresas pueden compensar el efecto de aumento de tasa (al menos en parte), siendo los dueños de dichas empresas quienes tendrán que pagar una mayor tasa.

Pero no olvidemos, que bajo los principios contables, el dueño es distinto de la empresa, por lo que el FUT transgredía esa norma al vincular los impuestos de ambos. (Lo anterior, sin mencionar que de paso, dejaron fuera de este beneficio al resto de los chilenos que cotiza en AFP y también paga impuestos).

Así, la reforma tributaria se queda solo en recaudar para una reforma educacional que no conocemos en detalle, que olvida a PYMES y microempresarios, columna vertebral del trabajo en Chile. Deja fuera a la clase media, gravada con impuesto a la renta y al valor agregado, pero también deja fuera a los más pobres donde mantiene el IVA de un 19%, sin diferenciar al menos en temas tan vitales como el pan y otros insumos básicos que impactan, proporcionalmente más fuerte el bolsillo que la eliminación del FUT.

Creo que nada cambiará sustancialmente y este seudo debate que vemos por los medios, solo son la imagen de una propuesta que ya en pasillos esta conversada y consensuada, sino, no se explica que temas como los aquí tratados hayan quedado fuera, temas que si apuntan a luchar contra la desigualdad y a recaudar más.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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