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Valor y precio, fines y medios: el real debate en educación

Lo banalizador del actual debate en materia educacional es que solamente se centra en medios y no en fines. Hablar de gratuidad exige explicar por qué es buena o a qué buen fin conduce. Pero pareciera que muchos repiten consignas sin detenerse a pensar sobre razones. No hay razonamiento profundo sobre aquello que daría sentido a esa medida.


Hay cosas que tienen valor pero no precio: la vida humana, la dignidad o la honra de las personas, la salud y el conocimiento. Son bienes que sólo difícilmente pueden tener un equivalente transable en moneda.

Si bien se mira, se trata siempre de fines, que no de medios. La vida humana es un fin y un bien en sí mismo. El conocimiento, el arte, la vida espiritual son valores que dan sentido a la existencia humana.

Lo banalizador del actual debate en materia educacional es que solamente se centra en medios y no en fines. Hablar de gratuidad exige explicar por qué es buena o a qué buen fin conduce. Pero pareciera que muchos repiten consignas sin detenerse a pensar sobre razones. No hay razonamiento profundo sobre aquello que daría sentido a esa medida.

No mejor lo tenemos con el manido tema de la calidad y la excelencia. El conocimiento y el saber son fines elevados. Hablar simplemente de calidad, sin explicitar por qué es necesaria o qué haremos con ella cuando la tengamos, y en la forma que la tengamos, es discurso vacuo.

[cita]Lo banalizador del actual debate en materia educacional es que solamente se centra en medios y no en fines. Hablar de gratuidad exige explicar por qué es buena o a qué buen fin conduce. Pero pareciera que muchos repiten consignas sin detenerse a pensar sobre razones. No hay razonamiento profundo sobre aquello que daría sentido a esa medida.[/cita]

Imaginemos un futuro utópico. Todos estudian gratuitamente, con independencia de sus méritos. Todos reciben la mejor calidad de educación que es dable concebir. Todo eso, ¿será el paraíso? ¿Se habrá concluido todo debate? ¿Se detendrá la historia?

Ciertamente que no. De educación, como de salud, nunca se tiene suficiente. Siempre se deseará más. Porque la esperanza, como la vida del deseo, es inagotable.

Los fines tienen valor. Se les puede poner precio, pero con ello se los degrada. Porque el precio es una manera de decir que son intercambiables por otros bienes. Por ejemplo, por el dinero, que es un bien universal. Pero sólo un medio para acceder a buenos fines.

No hay que olvidar que las recompensas sociales no consisten solamente en dinero. También se paga en prestigio, en poder, en amor, en fama. Cuando se habla de lucro, como ganancia impropia, no debe pensarse solamente en dinero. Hay que tomar en cuenta estas otras formas de ganancia y de intercambio social.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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