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Valparaíso, los problemas detrás de la desgracia

Manuel Millones
Por : Manuel Millones Presidente de la Comisión Legislativa Asociación Nacional de Consejeros Regionales
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Acontecida la desgracia de Valparaíso que destruyó 9 cerros y dejó a 3 mil familias sin techo y 10 mil damnificadas, comenzó un acontecer con ángulos duros y tristes, además de las pérdidas materiales y de vida. Los canales de TV han explotado sin escrúpulo alguno los dramas de las personas afectadas. Incluso sin ningún reparo en exponer niños a situaciones de alta emoción, como sacarlos de los albergues y llevarlos a revivir la tragedia para obtener rating,  sin importar el impacto psicológico de hacerlos revivir una  situación traumática.

En una enumeración de hechos, el primero que salta a la vista es  la descoordinación en el momento mismo de la emergencia. Ejemplo de ello es lo que pasó con los carros bombas de comunas vecinas que, solidariamente, concurrieron a Valparaíso,  pero que sin el enlace adecuado no sabían cómo llegar al siniestro y perdieron un tiempo precioso.  Hubo colapso en la etapa temprana de la emergencia, que obliga a revisar los protocolos para evitar que ocurra nuevamente. Ello para nada opaca la heroica labor de bomberos que, con riesgo de sus propias vidas, cumplieron su rol al límite, al igual que los brigadistas de Conaf.

Algo similar ocurrió con los aviones y helicópteros, los cuales a nuestro juicio no llegaron a la hora oportuna y se retiraron antes del momento adecuado.  Tal vez parte del drama se pudo evitar  de no haber ocurrido aquello,  lo que naturalmente será parte de la investigación judicial. Es de esperar  que se puedan  identificar los errores de procedimiento y, eventualmente, determinar responsabilidades humanas en la tragedia si efectivamente las hubo.

Ahora ¿Qué pasa con la ayuda y donaciones? En este punto hay un problema mayor, ya que tal como lo han dicho las mismas autoridades, están colapsados los centros de recepción y acopio y, por tanto, hay desorden en la recepción y entrega. Esto genera un espacio para el hurto que debemos evitar, dado que  quienes brindan la ayuda y quienes la deben recibir esperan que  ella llegue normalmente a su destino y no se desvíe a otros fines.

En cuanto a la ayuda estatal,  a consecuencia  del caos inicial producido, la Contraloría ya entró  a escena, y está  fiscalizando la ayuda pública, a fin de que se resguarden adecuadamente los fondos públicos.

Los albergues sí  son un problema grave. Desde el punto de vista de la gestión, la doble competencia entre la Municipalidad y la FACH, no se había resuelto los primeros días, generando los problemas que se producen cuando existe dualidad de funciones y se diluye la responsabilidad. Este aspecto es importante, ya que la gente normalmente recurre al alcalde si hay problemas en el albergue, en los cerros o centros de acopios, y los costos políticos si ello ocurre los asume él, por ser la autoridad elegida por esa comunidad afectada.

En el despliegue en terreno se constata en pleno la descoordinación y el voluntarismo. Miles de jóvenes desean ayudar y entregar lo mejor de sí, pero nadie atina a canalizar esa energía y ganas de ayudar al prójimo. Digo esto porque miles de estudiantes con pala al hombro no sabían qué hacer o a quien escuchar, de modo de ser útiles y entre escombros y militares, pobladores removiendo los resto de sus casas, más algunas autoridades dando vuelta, se encontraban y encuentran paralizados y su ayuda diluida entre tanto desorden.

Aún no se sabe qué pasará con las soluciones habitacionales y si se respetarán las opiniones de los expertos o se actuará con criterios que consideren el arraigo y se permita a los pobladores seguir viviendo en zonas de riesgo, aun cuando queden expuestas a sufrir el rigor de la naturaleza, incluso a perder la vida.

Esta situación se agrava, ya que por una parte la ministra de Vivienda dice que no sacaran a nadie de su sector, y otros ministros como el de Bienes Nacionales y la misma Presidenta de la República expresan una opinión distinta, es decir evitar emplazar viviendas en zonas de riesgo, aún cuando ya comenzaron a instalarse viviendas precarias y mejoras en los mismos sectores. Ello se ve agravado en el caso de los ocupantes irregulares y genera una razonable duda sobre eventos futuros. Esta es la principal disyuntiva de la refundación del sector siniestrado , es decir cómo se va a compatibilizar el sentido de pertenencia de las familias que habitan por años en esos loteos irregulares y también de los propietarios, con los factores de riesgo de incendios y aluviones.

El alcalde Jorge Castro fue enfático en pedir que el fin de semana largo no vinieran turistas a Valparaíso por la congestión y saturación que hay en los sectores afectados, pero su directora de turismo solicitaba que los turistas  vinieran el fin de Semana Santo a hacer turismo social.

Máquinas y camiones llegan de todo Chile con donaciones y aportes, pero no hay donde poner nada más y tampoco manos suficientes para acopiar y seleccionar la ayuda. Incluso se han producido focos de sarna y la autoridad para evitar un contagio mayor ha decidido botar  parte de esa ayuda en el vertedero municipal, y se ha tomado la determinación de frenar las donaciones, salvo el ingreso de materiales de construcción.

En lo político institucional , el gobierno nombró un delegado presidencial. Es decir,  en la zona tenemos a un almirante al estar decretado el estado de excepción, un intendente, un alcalde que busca su espacio entre tantas restricciones,  y ahora un delegado presidencial, y a lo anterior se suman la presencia de ministros, seremis y gobernadores. El resultado puede derivar, si no hay claridad en las funciones y responsabilidades, en aumento de la burocracia, conflictos, y roces de ego propios de los actores políticos, con un festival de codazos por los 30 segundos de pantalla de TV que ya empezó.

El Estado de Excepción le otorga al Almirante facultades extraordinarias y dicta su instrucciones por bandos. Allí la autoridad militar ha sido tímida o muy prudente en usar esa prerrogativa, lo que puede entenderse por el contexto, pero hay situaciones que ameritan que la autoridad ejerza el mando que tiene, como es el caso de los aprovechadores, falsos damnificados y  los especuladores.

Como guinda de la torta algunos comerciantes suben los precios, especulan y profitan con la desgracia de su ciudad. La autoridad con la facultad especial delegada nada hace y tampoco las autoridades políticas, cuando lo recomendable es aplicar sanciones ejemplares para evitar estos abusos contra la población

Valparaíso sin embargo, no deja de sorprender y encantar. Pese a estar muy golpeado, es posible ver el tesón del porteño en cada cerro o calle destruida. Como en la canción por sus calles ha pasado la desgracia y la muerte tantas veces pero vuelve a renacer de sus cenizas. Esperamos y estamos convncidos que esta vez no será la excepción.

El nuevo Valparaíso que emerge de las cenizas,  tendrá a partir de ahora un atributo adicional ,  el valor de su gente y de la gente del país, de los voluntarios, en especial de jóvenes,  que  se han jugado  a fondo para  ofrecer una mano amiga a quienes lo perdieron todo.  Temple de chilenos.

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