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Contenido y rol de la televisión: ¿cuánto nos importa?

Christel Lindhorst
Por : Christel Lindhorst Directora de Comunicaciones IdeaPaís Twitter: @chrisLindhorst
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Nuestra principal inquietud no debiesen ser los aspectos técnicos que está podría tener, sino que considerar si la TV actual está siendo capaz de orientar a la ciudadanía, de manera de formar una verdadera opinión pública.


En el marco del proyecto de ley de Televisión Digital, podemos ver que ésta ha pasado por varias discusiones, la mayoría de ellas trabadas en un principio en su aspecto técnico. Si bien hace unos días hubo un pequeño asomo por parte del gobierno sobre los éstandares culturales e informativos que hoy entregan los medios de comunicación, hemos visto que poca ha sido la preocupación en el plano de sus contenidos.

Un estudio reciente, realizado por el Consejo Nacional de Televisión, señala que un 91% de los encuestados utiliza este medio para informarse. Asimismo, la Encuesta de la UDP, “Chile y la Televisión”, muestra que un 73,9% de la población ve televisión todos los días. Y si añadimos que, según Time Ibope, el promedio que los chilenos están frente a la pantalla chica es de cuatro horas y que los niños ven más horas de TV al año que las que asisten al colegio, el contenido no debiese ser un asunto tratado a la pasada, debe importar.

En efecto, son necesarias varias preguntas: ¿qué está pasando con los contenidos de nuestra TV? ¿Se tratan en ella los temas importantes para el país, o sólo abundan las noticias sensacionalistas y las temáticas de farándula? Y, en definitiva, ¿qué rol están cumpliendo los medios de comunicación hoy en nuestra sociedad?

En primer lugar, hace falta reflexionar sobre el rol social que tienen los medios de comunicación en democracia: donde la exposición de la información debe ser comunicada de manera responsable y representativa –esto es indispensable a la hora de entregar y dar a conocer diferentes puntos de discusión–, ya que servirá para tener una acabada reflexión sobre los asuntos públicos. Así lo afirma Seib, quien en su libro The news media’s contribution to informed citizenship dice: lo que el auditor vea en televisión “no sólo afectará lo que va a pensar, sino también lo que va a opinar luego de estar informado”. Ello no significa que los medios tengan la obligación de informar a las personas –eso es responsabilidad e interés de cada uno–, sino que significa, y bien lo señalaba Bernard Cohen, que: “Los medios no tendrán éxito en señalar a la gente qué pensar, pero sí lo tendrá al momento de decir sobre qué pensar”. Y es en este punto donde es importante entender que la televisión en cierta medida cumple con un rol “educativo” y que no es irrelevante el contenido que ella entregue.

[cita]Nuestra principal inquietud no debiesen ser los aspectos técnicos que está podría tener, sino que considerar si la TV actual está siendo capaz de orientar a la ciudadanía, de manera de formar una verdadera opinión pública.[/cita]

Actualmente nuestra parrilla programática cuenta con un amplio espectro de programas dedicados a temas de farándula, incluso en horarios de menores. Y no sólo ahí: en las noticias también nos hemos dejado llevar por el rating; los minutos entregados a la información de cáracter sensasionalista (asesinatos, homicidios, etc.) equivaldrían a un noticiario dedicado sólo a este contenido (50 minutos a la semana); atrás no se queda deportes, que podría cubrir dos noticiarios centrales (141 minutos a la semana). Cabe entonces preguntarse sobre la función formativa e informativa que puede y que está entregando hoy la televisión, sobre todo en el poco espacio dedicado a otros temas.

Quienes ejercemos esta profesión debemos ser capaces de preguntarnos si el contenido que estamos entregando produce reflexión y discusión sobre los asuntos públicos, y si no es así, ¿dónde quedó nuestro fin? ¿Dónde está nuestro aporte social en ampliar las discusiones, dar a conocer las diversas visiones frente a un tema y entregar contenido en donde los valores de nuestro país se vean representados?

Dejar atrás del debate el rol de los medios de comunicación y sobre todo su contenido, es apartar temas que son cruciales a la hora de tomar decisiones basadas en la información que consumimos día a día. Los participantes del medio –tanto periodistas como editores– deben poner atención y preguntarse si la función social que están ejerciendo es acorde a la posición de la televisión, tanto pública como privada, con la que contamos hoy. En este sentido, nuestra principal inquietud no debiesen ser los aspectos técnicos que está podría tener, sino que considerar si la TV actual está siendo capaz de orientar a la ciudadanía, de manera de formar una verdadera opinión pública.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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