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Ximena en el Rincón ANÁLISIS

Ximena en el Rincón

Camilo Feres
Por : Camilo Feres Consultor en Estrategia y AA.PP.
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La ministra encargada de la relación con el Parlamento se ha puesto, sin que nadie la apretara, en una situación difícil de explicar: es la representante de la DC en La Moneda y su presencia no sólo no asegura, sino que, presumiblemente, dificulta la relación del Ejecutivo con la falange, sobre todo en el Senado. Todo un dilema, justo en momentos en que al menos dos de las tres primeras reformas planteadas por el Gobierno tienen a la DC como principal incógnita.


En dos osados movimientos tras renunciar al Senado y asumir su actual cargo de ministra secretaria general de la Presidencia, Ximena Rincón anunció que en sus planes estaba volver a ocupar su escaño y que su candidato para sucederla en Maule Sur –por mientras- era el ex Canciller Mariano Fernández.

Mientras el primero de sus movimientos se reveló rápidamente como un error, entre otras razones por la falta de decoro que implica anunciarle a la Presidenta por los diarios que su permanencia en el cargo tiene fecha de caducidad, la segunda apuesta acaba de fracasar tras resultar electo, en primarias, el candidato más cercano a la actual mesa del partido.

El resultado representa un duro traspié para la ministra. Por una parte, Rincón estableció un “gallito” con sus contendores internos en la DC sin medir adecuadamente ni sus fuerzas ni las consecuencias. Y lo perdió estrepitosamente, ya que –no obstante su cargo en La Moneda y de que se trata de una elección en su zona– su candidato salió tercero. Y por lejos.
Además, como en toda reyerta política, la disputa por la sucesión en el Maule Sur deja algunas heridas abiertas, aunque en este caso se trata de una tensión que se instaló en la falange desde el mismo día en que Rincón fue nominada por Bachelet. Su nombramiento fue recibido desde el principio como una intervención directa de la Mandataria en el equilibrio de poder interno de la DC.

Ahora el sucesor de la ministra, el flamante senador Manuel Antonio Matta, tiene fundadas razones para recelar de ella, habida cuenta de su explícito apoyo a uno de sus contendores en la primaria; el presidente de su partido, Ignacio Walker, suma otra cuenta más con su “camarada en Palacio”. Y senadores con una libreta de apuntes propia, en materia de cuentas pendientes con Bachelet, como Andrés Zaldívar, no cuentan con razones políticas internas para alinearse con ella en los aspectos principales de la gestión política del Gobierno.

[cita]Ahora el sucesor de la ministra, el flamante senador Manuel Antonio Matta, tiene fundadas razones para recelar de ella, habida cuenta de su explícito apoyo a uno de sus contendores en la primaria; el presidente de su partido, Ignacio Walker, suma otra cuenta más con su “camarada en Palacio”. Y senadores con una libreta de apuntes propia, en materia de cuentas pendientes con Bachelet, como Andrés Zaldívar, no cuentan con razones políticas internas para alinearse con ella en los aspectos principales de la gestión política del Gobierno.[/cita]

Así las cosas, la ministra encargada de la relación con el Parlamento se ha puesto, sin que nadie la apretara, en una situación difícil de explicar: es la representante de la DC en La Moneda y su presencia no sólo no asegura, sino que, presumiblemente, dificulta la relación del Ejecutivo con la falange, sobre todo en el Senado. Todo un dilema, justo en momentos en que al menos dos de las tres primeras reformas planteadas por el Gobierno tienen a la DC como principal incógnita.

Lo anterior se suma a una cierta prescindencia para con la gestión de Segpres que los ministros de Interior y Hacienda han mostrado a la hora de presentar sus cartas regulatorias. Ni Arenas en lo tributario ni Peñailillo en la modificación al binominal han usado mayormente la cartera de Rincón para su gestión legislativa. Y, en este escenario, probablemente Eyzaguirre haga lo propio con los proyectos de reforma educacional.

Al inicio del Gobierno, los dardos apuntaban a que la parte más delgada de la alquimia de poderes en el diseño de Bachelet sería –como lo fuera para su predecesor en el cargo– su ministro de mayor confianza, ubicado en Interior. Pero la adecuada gestión de éste, así como la inocua presencia del ministro vocero, dejan a Ximena Rincón en la primera línea de fuego en lo que a debilidad del equipo político se refiere: sin una cercanía especial con la Presidenta, sin alianzas fuertes al interior de Palacio y con una delicada relación con su propio partido, Rincón deja a la Segpres como la “amenazada por convivencia” del mes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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