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Las pechugas de mamá

Por: Ixcia Roa


Señor Director:

Es una realidad de muchas mujeres. Hablo de lo que sucede con los senos una vez legada la maternidad, en lo personal, me enorgullecía de ellas. Siempre un buen sostén, una de las pocas prendas en las que nunca he escatimado en gastos en beneficio de ellas…mis amigas.

Pero hay un momento en que definitivamente dejan de ser tuyas es cuando nace uno de tus pequeñines. Ayyyyy de ti si no has preparado tus senos de alguna manera porque en la mayoría de los casos el dolor será de los mil demonios, te sangrará por lo bajo si es que tienes suerte y el monstruito no te arranca un pedazo en esas tomas que el pediatra te dice como un dios “libre demanda señora”, teniéndole que entregar aparte de tu ser no cuando puedas, no cuando quieras sino que “cuando a él o ella se le antoje” y por seis largos meses por lo bajo. Seis meses del terror porque la gente siente a tu bebé llorar y te dicen como si supieran: “debe tener hambre esta guagüita, ¿está segura que le dio pecho?” “Dale del otro lado un poquito más, a lo mejor quedó con hambre” “Por qué no le das otro poquito para que compremos tranquilos” “Dale no más si el doctor ya te dijo que era libre demanda”.

Me acordé de todo porque mientras iba al colegio a dejarle a mi hija unos materiales que había olvidado y esperando en el hall del colegio mi bebé de cuatro meses se pone a llorar. Y una señora muy dije (como diría mi santa abuela) se acerca y me dice: “Por qué no se sienta y le da la pechuguita?”. Debo haberla mirado con la cara que Helga Pataki mira al sujeto que siempre aparece en el momento inoportuno cuando ella suspira por Arnold, porque agrega: “Yo le digo no más, no ve que una tiene más experiencia…”. Mire señora, que usted ya esté al borde de sus 60 años no quiere decir que pueda decirme qué es lo que debo hacer con mis pechugas, cada madre conoce a sus hijos, con el paso de los meses una va a prendiendo y sabe cuándo el bebé llora de hambre, de aburrido o de sueño. Así que mejor déjese de hinchar diciendo que usted tiene más experiencia que cada bebé es un mundo y se lo da a conocer a su madre. Una sabe.

Ahora que más encima parece que hay personas a las que les molesta ver cuando una madre amamanta a su hijo…como si una quisiera andar sacando la pechuga así en cualquier lado. Una lo hace con pudor, con ganas de que ojalá nadie lo note. Entonces no falta ese compañerito de trabajo o de colegio que te encontraste por ahí, el vecino, la mamá de la mejor amiga de tu hija que en un acto de absoluto desatino se acerca no solo a saludarte sino que a ponerse a conversar de la vida mientras tú y tu bebé juegan a tener puntería a ojos cerrados…

Puedo concluir que las pechuguitas son y seguirán siendo mías, con sus cambios de forma y de tamaño. Pero lamentablemente hay periodos de tu vida en los que la generosidad será el estandarte y ruega a Dios que cuando el llamado de tu bebé salga a flote encuentres ese rinconcito prudente, ese pañal de género amigo para esconderte del mundo unos 10 minutos por lado. Al fin y al cabo dentro de medio año como mínimo, todo volverá a la normalidad.

 

Ixcia Roa

 

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