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La reforma educacional es lo que es… reforma Opinión

La reforma educacional es lo que es… reforma

Ken Rivera
Por : Ken Rivera Ex presidente FEULS
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¿Seguirá habiendo marchas institucionalizadas como calendario de pruebas?, ¿se sentarán a negociar con el gobierno, confiando en el poder político de los que defienden el modelo?, ¿el Confech reconocerá la incapacidad de poder accionar debido a los claros quiebres ideológicos que existen en el espacio?, ¿La sociedad, aceptará la reforma como se estructura desde el bloque en el poder? o ¿se rebelará ante otro gobierno incapaz de satisfacer las demandas históricas en materia de educación?


En los últimos meses, hemos visto con bastante expectación la reacción del movimiento social por la educación ante los anuncios de cambios impulsados por la Nueva Mayoría y el gobierno. Pero qué hemos obtenido como respuesta, dos marchas que no tenían ningún sentido táctico en cuanto a la movilización por los cambios estructurales.

Estimados, las marchas no son un método rutinario para hacernos presentes, o para poner un discurso en la palestra que sabemos no será escuchado, ya que acá existen dos federaciones que sólo por su historia se ganaron la potestad de ser amos y señores del discurso del movimiento estudiantil (la FECH y la FEUC), y estas no necesitan una marcha para poder ser visualizadas o poner un tema en la agenda pública.

Las marchas son una herramienta de lucha, popular, con un sentido estratégico táctico claro, cosa que hasta el día de hoy no vemos en los estudiantes universitarios. Distinto caso son los estudiantes secundarios y los profesores. Los primeros ya pasaron la etapa de reivindicación para su validación, hoy ya se cuestionan que los cambios no vendrán con una mesa negociadora, ni menos si las comunidades y/o la sociedad en su conjunto no se posicionan con un discurso claro y contrahegemónico. Mientras que, en una vereda distinta, los profesores (del Colegio de Profesores) son un apéndice, un tumor, de esos que se mantienen pidiendo recursos del cuerpo o huésped y que toman sus mismas características. Y es que hasta ahora el Colegio de Profesores sólo ha demostrado ser un aparato más de la Nueva Mayoría para cooptar al movimiento social y su posible despegue.

[cita]¿La reforma es tan mala como parece? Y la respuesta es simple: la reforma es lo que su nombre dice, una reforma. O sea, en sencillas palabras, señora, señor, niños y niñas, la reforma no cambiará las cosas, no, eso ni pensarlo, sólo le podría entregar a usted mejores condiciones dentro de las mismas lógicas hoy establecidas.[/cita]

Pero cabe la pregunta: ¿la reforma es tan mala como parece? Y la respuesta es simple: la reforma es lo que su nombre dice, una reforma. O sea en sencillas palabras, señora, señor, niños y niñas, la reforma no cambiará las cosas, no, eso ni pensarlo, sólo le podría entregar a usted mejores condiciones dentro de las mismas lógicas hoy establecidas.

Y es que hemos visto, desde el 2011 sobre todo, que muchos sueñan con proyectos educativos que verdaderamente rozan la perfección de lo humano, de lo social, de lo comunitario. Pero que muchos aún no se dan cuenta de que estos mismos no son posibles de implementar dentro de un sistema capitalista y menos neoliberal.

Es por esto que cuando nos hacemos la pregunta ¿después de todo esto, qué hacer?, es simple y a la vez complejo. Debemos hacer lo que hemos vociferado en la consigna, debemos llevar a la práctica lo que sabemos y hemos rescatado de la teoría, debemos dejar el panfleto por la acción, si no creemos en el centralismo capitalino, quedémonos en nuestros territorios, construyendo, demostrándoles a todos aquellos hijos de la sociedad de consumo, que una educación crítica, emancipadora, popular, comunitaria y al servicio de todos es posible. Si bien en un principio quizás estas experiencias sean paralelistas (en contraposición a la educación formal) la idea es, en algún momento, construir la fuerza social capaz de disputar la hegemonía en cuanto a la educación, al modelo económico y a la sociedad, por qué no decirlo.

Es deber de los estudiantes dejar de prometer que la educación cambiará con la marcha institucionalizada (no como herramienta de lucha), o que cambiará en algún foro de tecnócratas y visionarios que hablan desde las alturas de su discurso, menos si la participación real es baja desde todos los puntos de vista. Hoy es momento de que se diga con certeza que la educación no cambiará si no cambia el modelo económico, político y social imperante.

Con esto no se puede decir que las luchas reivindicativas no son importantes, pero esas reivindicaciones deben tener al menos uno de los dos objetivos posibles, levantar la moral del pueblo organizado y organizar a los que no están convencidos acumulando fuerzas, o lograr con las reivindicaciones hacer un daño directo al sistema capitalista. Si no va a ser de esa manera, es mejor acumular fuerza desde la praxis en frío, más que desde la efervescencia social.

Esto es real, cuando se sobrevaloriza la demanda de democratización, por ejemplo, sabiendo de antemano que para los politizados o críticos, es una demanda importante, pero que para el común de la sociedad mercantilizada no es algo que se sienta como necesidad. De hecho, la gran mayoría sabe que el orden de la sociedad y en específico en la educación no están bien, mas no existe el estímulo propio de cambiar lo establecido. Y esto se refiere a factores que deben ser analizados con mayor profundidad.

A modo de conclusión, será interesante ver qué se propone el movimiento estudiantil para el segundo semestre (post-Mundial de fútbol), ya que el gobierno ha anunciado que los proyectos que afectan de manera concreta a la educación superior serán mandados en esta segunda etapa del año. ¿Seguirá habiendo marchas institucionalizadas como calendario de pruebas?, ¿se sentarán a negociar con el gobierno, confiando en el poder político de los que defienden el modelo?, ¿el Confech reconocerá la incapacidad de poder accionar debido a los claros quiebres ideológicos que existen en el espacio?, ¿La sociedad, aceptará la reforma como se estructura desde el bloque en el poder? o ¿se rebelará ante otro gobierno incapaz de satisfacer las demandas históricas en materia de educación?

Quedan más preguntas. Lo único concreto es que, con la sociedad o sin la sociedad, la reforma se hará igual, porque es el contrato de los políticos con el mismo poder económico transnacional, pactado desde antes.

La propuesta ya está. A construir desde la práctica y acumular fuerza para eliminar las lógicas esta sociedad enferma, para construir una sociedad justa, digna e igualitaria.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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