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Educación: el Ministerio intervenido

Rafael Urriola U.
Por : Rafael Urriola U. Director Área Social Chile 21
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El ministro, por su parte, ha descartado todo conflicto con La Moneda o sus pares. Lo que los analistas –especialmente los periodistas especializados– han percibido, es que Eyzaguirre sigue más bien “comentando” la situación en el sector y sus diagnósticos pueden incluso ser muy certeros, pero es difícil dilucidar acerca de la agenda específica y las medidas prioritarias que se tomarán en la cartera.


Sorprendió al inicio de su gestión que el ministro Nicolás Eyzaguirre nombrara entre sus asesores a Rodrigo Roco (ex presidente FECH), Miguel Crispi (RD) o José Manuel Morales (PC). Esta amplitud daba muestra de la intención del jefe de cartera para “tener a mano” contactos directos con el movimiento estudiantil. Si bien, como se sabe, no basta con un par de asesores para cubrir ese espectro que tiene una frondosa diversidad (que a menudo cuesta entender), tanto que los propios voceros sólo transmiten acuerdos pero, rara vez, pueden firmar algo que se aleje –aunque sea muy poco– de tales parámetros. Hubo incluso, en algún momento, quienes comentaban que el Mineduc estaba “tomado” por RD lo cual, además de no parecer cierto, tampoco le hacía un gran favor al propio RD que, se comenta, tiene partidarios y detractores ante la posición que ocupó Crispi, porque exponía demasiado al movimiento.

Esta semana se supo que otros intereses operaban al interior del Ministerio. En efecto, Cristian Inzulza Brajovic (militante socialista, según indica una nota de El Mostrador), ex secretario general de las universidades Viña del Mar y Las Américas, es actualmente uno de los funcionarios de la cartera encargado de redactar proyectos de ley, entre ellos el “del administrador provisional de las universidades” que involucraría directamente a sus recientes empleadores. En efecto, es de público conocimiento que ambas universidades están en la parte más visible del iceberg del lucro en la educación.

En el intertanto se produjo un importante cambio. Esta vez, la jefa de gabinete, María Inés de Ferrari, fue reemplazada por Harold Correa (que fue jefe de gabinete del ex ministro Sergio Bitar, cuando se creó el CAE; además tuvo que renunciar a la jefatura de gabinete del entonces ministro Ricardo Lagos Weber, a raíz del escándalo de Chile Deportes, indica el Publimetro del 17 de julio) pero, en cambio, se le atribuye ser uno de los hombres más cercanos al propio ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. De Ferrari y también el sociólogo Miguel Crispi se harán cargo del Plan Nacional de Participación que fue difundido en cuanto a sus objetivos en una deslucida reunión en el GAM, pero respecto del cual no quedan claros su trascendencia y objetivos. Los rumores entre los analistas es que el nombramiento de Correa como jefe de gabinete colocó en puestos clave a funcionarios que no obedecen directamente al ministro Eyzaguirre en la cartera y que seguirían orientaciones “superiores”.

[cita]El ministro, por su parte, ha descartado todo conflicto con La Moneda o sus pares. Lo que los analistas –especialmente los periodistas especializados– han percibido, es que Eyzaguirre sigue más bien “comentando” la situación en el sector y sus diagnósticos pueden incluso ser muy certeros, pero es difícil dilucidar acerca de la agenda específica y las medidas prioritarias que se tomarán en la cartera.[/cita]

Además, la creación de una curiosa instancia llamada Secretaría Ejecutiva de la Reforma Educacional, cuya dirección recayó en el ex diputado demócratacristiano Andrés Palma, no podía dejar de hacer pensar que las quejas de la DC se estaban intentando apaciguar con este nombramiento. De hecho, según señalan algunos expertos, esta modalidad se había presentado sólo cuando el Presidente Lagos nombró como Secretario Ejecutivo de la Reforma de Salud al doctor Hernán Sandoval para promover el Plan AUGE, que no era, entonces, bien aceptado por la Ministra de Salud de la época, Michelle Bachelet.

El malestar de algunos influyentes sectores DC, se expresó tempranamente cuando la designada subsecretaria Claudia Peirano –que nunca asumió– fue obligada a dar un paso al costado por conflictos de interés pero, esencialmente, por defender posiciones que no eran las que se sostenían en el programa de la Nueva Mayoría. Es sabido que altos dirigentes de la DC coordinan, administran o son propietarios de establecimientos educacionales en todos sus niveles. El rol de Palma en sus aspectos formales aparece confuso, pero, en cambio, es nítido en lo político.

Los flancos se siguen abriendo para el ministro de Educación al conocerse este lunes el nombramiento, como asesor de la cartera, del joven profesor Óscar Aroca, quien fuese incluso Secretario General de las Juventudes Comunistas antes de Karol Cariola. Algunos medios (www.cooperativa.cl del 12 de julio) habían anunciado que, para asegurar “peso político” a esta presencia del PC, se nombraría nada menos que a su secretario general Juan Andrés Lagos, pero éste debía dejar sus responsabilidades en el Ministerio del Interior. Como sea, la llegada del profesor Aroca es para asegurar que la reforma educacional no siga los rumbos de la reforma tributaria, es decir, evitar que se llegue a “acuerdos con tecitos” en las casas de los empresarios o sus representantes.

El ministro, por su parte, ha descartado todo conflicto con La Moneda o sus pares. Lo que los analistas –especialmente los periodistas especializados– han percibido, es que Eyzaguirre sigue más bien “comentando” la situación en el sector y sus diagnósticos pueden incluso ser muy certeros, pero es difícil dilucidar acerca de la agenda específica y las medidas prioritarias que se tomarán en la cartera.

Un ministro no es un comentarista ni menos un agitador, sino un estadista que propone agenda con medidas concretas, sentencia un experimentado periodista, y Eyzaguirre confunde roles. Es cierto que propuso cuerpos legislativos que regulan la admisión de los estudiantes, término del financiamiento compartido y prohibición del lucro en establecimientos educacionales que reciben subvención del Estado. No obstante, quedó todo en una suerte de espacio indeterminado e incluso la población sigue sin entender la dirección de las reformas. “Faltó camarín”, dicen algunos. Esto puede entenderse como experiencia política pero, al final, queda la impresión de que el ministro no evaluó en toda su dimensión que, para desenvolverse en el problema de la educación, se necesita mucho más que inteligencia y pachorra.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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