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Dejen a la Teletón en paz Opinión

Dejen a la Teletón en paz

Yasmin Gray
Por : Yasmin Gray Abogada, Universidad del Desarrollo
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La Teletón no es perfecta y tiene defectos, qué duda cabe. Podrá suscitar ciertas dudas sobre la forma en que empresas realizan donaciones. Podrá ser una suerte de vitrina para que personajes de dudoso mérito y reputación den rienda suelta a sus ganas de figurar. Pero todo ello no obsta a que el beneficio y resultado final sea infinitamente más grande que cualquiera de las objeciones que se le hacen: a lo largo de todo el país, los niños y jóvenes discapacitados reciben atención médica, psicológica y educacional de primer nivel y quedan, en una gran parte de los casos, habilitados para llevar una vida lo más normal posible.


Los invito a pensar en Kevin Silva. El adolescente de 14 años de edad de origen humilde que hace pocos años, en la mañana en que esperaba en un paradero cercano a su casa un microbús para dirigirse a correr una maratón, fue atropellado por una camioneta guiada por un conductor en estado de ebriedad. Producto del atropello, Kevin debió ser amputado de ambas piernas. Su historia conmocionó a todo un país, el cual a su vez también volvió a emocionarse cuando se conocieron las exitosas circunstancias de su rehabilitación gracias a la Teletón.

Ahora corresponde preguntarse: de no existir la Teletón, ¿habría sido posible la rehabilitación de Kevin en la forma que tuvo lugar? Si la asistencia de los discapacitados, sin distinguir si lo son por enfermedades o a causa de accidentes, dependiera directamente del Estado y no de una institución privada, ¿podría llevarse a cabo de la misma manera? ¿Cumpliría sus objetivos?

Estas dudas sobre la capacidad estatal para hacerse cargo de necesidades sociales complejas son completamente legítimas teniendo a la vista una enorme cantidad de ejemplos en los cuales queda de manifiesto que lo público no es sinónimo de óptimo.

[cita]La Teletón no es perfecta y tiene defectos, qué duda cabe. Podrá suscitar ciertas dudas sobre la forma en que empresas realizan donaciones. Podrá ser una suerte de vitrina para que personajes de dudoso mérito y reputación den rienda suelta a sus ganas de figurar. Pero todo ello no obsta a que el beneficio y resultado final sea infinitamente más grande que cualquiera de las objeciones que se le hacen: a lo largo de todo el país, los niños y jóvenes discapacitados reciben atención médica, psicológica y educacional de primer nivel y quedan, en una gran parte de los casos, habilitados para llevar una vida lo más normal posible.[/cita]

Y en nuestro país, los ejemplos sobran: basta tener en cuenta la actual problemática por la cual atraviesan el Metro y el Transantiago, los cuestionamientos al desempeño del Sename y el debate que ha suscitado la reforma educacional que busca implementar el gobierno sobre la calidad de la educación pública. Por lo tanto, no corresponde en ningún caso idealizar al Estado pensando que todo sería mucho mejor si estuviera a cargo de la totalidad de las situaciones manifestadas por el ser humano

La Teletón no es perfecta y tiene defectos, qué duda cabe. Podrá suscitar ciertas dudas sobre la forma en que empresas realizan donaciones. Podrá ser una suerte de vitrina para que personajes de dudoso mérito y reputación den rienda suelta a sus ganas de figurar. Pero todo ello no obsta a que el beneficio y resultado final sea infinitamente más grande que cualquiera de las objeciones que se le hacen: a lo largo de todo el país, los niños y jóvenes discapacitados reciben atención médica, psicológica y educacional de primer nivel y quedan, en una gran parte de los casos, habilitados para llevar una vida lo más normal posible.

La buena percepción de la Teletón es tal, que incluso ha motivado a ciudadanos de otras naciones de América Latina a viajar a Chile para hacer uso de ella. Y por ello, volviendo a la historia de Kevin Silva, es viable la interrogante de qué habría sido de su vida si el rol de su rehabilitación le hubiese correspondido a la salud pública: muy probablemente las noticias que tendríamos sobre su destino después del accidente que cambió su vida, no habrían sido de lo más alentadoras.

Y teniendo en cuenta que, el día de mañana, cualquiera de nosotros puede verse enfrentado a la eventualidad de un imprevisto en nuestra hoja de ruta, con toda seguridad la Teletón no dejará de ser necesaria.

Los testimonios presenciados en la más recientemente terminada jornada solidaria así lo han demostrado y han dejado entrever, de paso, que la Teletón es una institución que forma parte del alma de la identidad chilena, por lo que las diversas críticas que se le hagan no conseguirán disminuir la relevancia de su aporte social, más aún si dichas críticas no vienen acompañadas de ninguna propuesta alternativa que asuma lo resuelto por ella.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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