Publicidad

De una sociedad iluminada por las barricadas a una iluminada por las estrellas

Víctor González Kowal
Por : Víctor González Kowal Periodista. Estudiante de acupuntura.
Ver Más

Así como una flor de loto debe primero brotar de las aguas estancadas y podridas de un pantano, para luego superarlas y convertirse en una perfecta expresión de la geometría en contacto con el sol y las abejas, nuestra sociedad posiblemente esté en cierta germinación, superando su propio pantano en favor de nuevas generaciones viviendo en paz y prosperidad.


Vivimos una ciudad cuyo cemento por un lado se multiplica, y por otro, se quiebra como una cáscara de huevo y permite ver el antiguo orden de la naturaleza, donde la humanidad acontece fraternalmente con todos los seres de la creación.

Se cierne la noche sobre esta mota de cemento incrustada en el valle de Santiago, las montañas yacen pedregosas por la falta de vital elemento. En las inmediaciones de ya todos los barrios se levantan torres, las otrora casas del barrio alto fueron tan solo un sueño pequeño burgués ajustado hoy a los deptos cuya soledad impone un estilo de ser nadie entre la chusma inconsciente. Los transeúntes no se tocan, no se miran, desconfían los unos de los otros. La multiplicidad de pantallas ya están editando las mujeres desnudas y todos tenemos la cara de cliente fácil. El cielo torna vinoso cuando anochece, el frío anuda las gargantas; las sirenas de los vehículos de emergencia, pululando en todas direcciones. Los resfríos por doquier se apoderan de los más débiles, que acosan el sistema público de salud, mortificándolo, aplastándolo con actitud de turba que no tiene otra cosa más que los paracetamoles.

En todas las esquinas, unidades policiales lucen máscaras anti gases preparadas para dispersar y repeler cualquier asomo de protesta. El sistema político está en crisis, los representantes se han disociado de sus electorados, varios hoy en día aparecen involucrados en temas judiciales. Se los investiga por irregularidades en el financiamiento de sus campañas. En las poblaciones las balaceras juzgan a los vivos y a los muertos. Cuando llega un cargamento de droga, los narcos llaman a sus clientes lanzando fuegos artificiales, éstos se levantan entre la basura, salen de sus rincones, bajan de los árboles; todos vestidos en harapos, se arriman a sus proveedores para recibir su deuda y así tener el incentivo suficiente para seguir su propia autodestrucción. En una realidad paralela, los carros policiales recorren a gran velocidad por las calles de esas mismas poblaciones.

Las exigencias de los distintos gremios que pugnan contra el Estado por mejores asignaciones salariales, es moneda corriente en los medios. Los profesores se movilizan por demandas históricas y con lienzos encapuchan los pórticos de los liceos. La educación pública ha muerto en su propia fibromialgia, hasta el momento, en el Mineduc creen que con analgésicos podrán resucitarla. Al mismo tiempo los niños sin poder asistir a clases metabolizan la falta de lecciones disparándose en juegos de red con armas sofisticadas y semireales. La cultura es parte del espectáculo, y el que puede, se sube al caballo bronco de la movida, que extrae el mejor jugo de las personas, para convertirlo en un ácido que quema los ojos de millones de televidentes. Salgo a las calles y veo camiones grúas trasladando automoviles chocados hacia talleres mecánicos en distintas direcciones. En las calles los ladrones son reyes, y no me refiero a los pobres diablos que andan tirando lanzazos a los desprevenidos y desorientados, sino que (miro evitando juzgar porque también puedo ser uno de ellos) a aquellos tenderos que realizan y fundan sus negocios en forma deshonesta.

La Era de la Confusión

Los gobernantes permiten que grupos económicos se apropien de lo más íntimo y preciado que un país puede tener que es al agua y la tierra, los bosques, los productos del mar. Pese a todos los subterfugios y programas de asistencialismo, es notable la desprotección hacia la ciudadanía, es cosa de ver la cantidad de pobres y enfermos que están fabricando las AFP y las Isapres respectivamente. Podemos abordar el desabrigo al que estamos enfrentados en estos tiempos de frío y abortos espontáneos, desde la óptica del miedo y la huida hacia nuestros propias pantallas donde se desvanece nuestro tiempo vital. La sociedad global expande una forma y actitud ante la vida donde el dinero, y quienes lo poseen, resultan ser los dueños de la verdad. Vivimos una sociedad piramidal propia de la edad media, hoy ultratecnologizada, donde los señores feudales son las corporaciones y los bancos, instalados en nuestro inconsciente colectivo y les obedecemos cual siervos mes a mes rindiéndoles tributo.

En esta noche profunda impuesta con cemento de alta compactación, avanza sin plano regulador que la ataje. Se consolida un malestar en la cultura, una creciente convicción en torno a la necesidad de cambiar el sistema, desde el silencio y el anonimato. En este sentido vemos surgir iniciativas que están purgando este modelo psicofinanciero que nos tiene contándonos el cuento del tío entre nosotros mismos. Desconozco de donde vienen, quienes son sus impulsores; en estos tiempos donde no se sabe si los tuertos hay que entronizarlos como reyes o encerrarlos en la cárcel, la desconfianza nos permite mantenernos resguardados de abrazar todo tipo de militancias. El tiempo es agua en las manos, se requiere llegar a fin de mes y las deudas a pagar crecen, se reproducen, lo mismo pasa con los compromisos.

Más preguntas que respuestas

Entonces se vienen unas gentes, aparecen en los foros, suben fotos en las redes sociales, se están juntando y multiplican sus acciones en forma concreta, así como en un hormiguero vemos hormigas que van y vienen correctamente enfiladas, hasta que repentinamente un par se encuentra, se acaricia, se ponen al tanto, luego siguen su camino. En este sentido con el mayor sigilo, sin avisar a nadie, la gran capa de cemento que se posa sobre Santiago, torna una cáscara que aproxima a quebrantarse en aras de un vergel que subyace escondido y a la espera de prosperar y nutrir a nuevas generaciones.

¿Plantar árboles solucionará el problema de la descontaminación? ¿Desincentivar el uso del automóvil en favor del transporte público y la bicicleta, constituye verdad absoluta?. ¿Reincorporar la educación cívica en la enseñanza pública y privada, será clave en la formación para nuevos ciudadanos, más solidarios y responsables con su sociedad? ¿Los sistemas de autocultivo y huertos será un aporte sustentable a los alimentos recalentados en hornos microondas? ¿Las ferias de trueque, mayoritariamente virtuales, podrán en su momento de madurez, competir de igual a igual con las transacciones del sistema financiero?. ¿Tienen respuestas todas estas preguntas?

Conversando con Rafael Retamales, director de Raíces de la Tierra, una iniciativa que busca rescatar y difundir las enseñanzas de los abuelos y chamanes pertenecientes a las distintas tradiciones de los pueblos americanos, al ser consultado acerca de cómo ve, desde su experiencia, un punto de rescate de nuestra actual civilización, nos comenta lo siguiente: «Nosotros como organización no vemos las cosas como un absoluto, en el sentido que no vemos el pasado de nuestros antepasados únicamente, sin ver el futuro por ejemplo con la tecnología. Quizás, el punto es que vemos todos los eslabones de la cadena siempre en la mirada de servir a nuestra tierra y mejorar las condiciones de vida de nuestras relaciones en el sentido más amplio posible»- afirmó.

La Permacultura como puerta de acceso

La permacultura es una forma de habitar un territorio diseñado concienzudamente que imita los patrones y las relaciones que se encuentran en la naturaleza, y que al mismo tiempo produce alimentos, fibras y energía en abundancia para proveer a necesidades locales. Consiste en aplicar experiencias agrícolas y sociales del pasado pero con un enfoque donde la tecnología resulta fundamental para su éxito. Reúne maneras de vivir ecológicas que necesitan ser redescubiertas y desarrolladas para que tengamos la capacidad de trasformarnos de consumidores dependientes a productores responsables.

Dicho esto -plantea Retamales- «…creemos que el conocimiento de nuestros abuelos (los representantes de las tradiciones indígenas) contiene muchas de las respuestas que el mundo contemporáneo requiere. Aunque estamos más sensibilizados a nuevos conocimientos, también vemos que es tarea de varias generaciones para realizar un cambio positivo. Creo que el sistema en el que vivimos es tan amplio, complejo y extremadamente enorme, que nuestra pequeña percepción no alcanza a comprender muchos de los fenómenos que nos ocurren. No centramos nuestras discusiones como especie, en la perspectiva de que pertenecemos a un planeta absolutamente insignificante en el espacio. Seguimos actuando como si fuéramos el centro del universo y los antiguos sabían que eso era una burrada. Uno debe dejar cosas buenas a los que vienen, más que esperar que los demás hagan algo. Debemos centrarnos en qué pega estamos haciendo, más que estar apuntando con el dedo. Creo que en el mundo hay solo dos opciones, el miedo y el amor, cada cual sabrá por donde caminar…»

Todos los días anuncian en los noticieros un lugar donde se provoca un atentado, una barricada, una micro que se incendia, una movilización de protesta que termina con los encapuchados de siempre provocando caos y destrucción. Las mentes de muchos habitantes de este terruño se centran en los partidos de fútbol. Aunque las pantallas reproduzcan lo anterior como un perro que ladra a la luna sin escucharse los ladridos, veo que la era de confusión actual dará ocasión a una de luz y entendimiento. Así como una flor de loto debe primero brotar de las aguas estancadas y podridas de un pantano, para luego superarlas y convertirse en una perfecta expresión de la geometría en contacto con el sol y las abejas, nuestra sociedad posiblemente esté en cierta germinación, superando su propio pantano en favor de nuevas generaciones viviendo en paz y prosperidad.

Publicidad

Tendencias