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Reforma a la Carrera Docente: ¿Avanzamos hacia un proyecto educativo popular?

Marcela Quero
Por : Marcela Quero Licenciada en antropología (Universidad de Chile) y Magister (c) en Educación (Pontificia Universidad Católica), Investigadora del Centro de Investigación Fragua.
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Uno de los argumentos más importantes que se han esgrimido para estar en contra de la reforma a la carrera docente basada en la competencia y que han fundamentado el paro de profesores que se vive hoy, es que la política pública educativa debe promover la confianza y la autonomía profesional del docente mejorando a su vez las condiciones laborales de los profesores. Se tiene así una educación basada en la competencia versus una basada en la confianza.

Los profesores luchan por retirar el proyecto de carrera docente porque la actual reforma sigue descansando sobre los mismos principios que han guiado a la política educativa de las últimas décadas la cual, ha tenido tanto efectos negativos en un amplio abanico de dimensiones, como malos resultados específicamente en relación a las escuelas donde se forman los sectores populares. Esta política pública se ha caracterizado por la estandarización y rendición de cuentas que supone una autoconducción de la escuela pero siempre en un marco acotado de posibilidades de acción. Se ha instalado a nivel local la responsabilidad privada por los resultados bajo el principio de competencia, es decir, las escuelas que no logran alcanzar grados de excelencia artificiales y arbitrarios se van cerrando y eliminando. Para el caso del actual proyecto de ley, supone lo mismo: los profesores que no se adaptan al perfil y a las habilidades categorizadas, se irían marginando y excluyendo del sistema educativo. La experiencia internacional ha mostrado que el efecto negativo de este tipo de política ha sido el desarrollo de un aprendizaje mecanizado (SIMCE, PSU), la simplificación del currículum, logros de corto alcance, desmoralización, desprofesionalización y segregación, siendo incapaz de resolver el problema sobre las diferencias de calidad entre escuelas que forman a las clases populares y escuelas para la clase capitalista.

[cita] Este tipo de valores alternativos como la lógica en la confianza (en contraposición a la lógica de la competencia y la rendición de cuentas) sólo es una forma de subsanar temporalmente contradicciones disfuncionales que afecta a la educación en formaciones sociales capitalistas. [/cita]

La solución que se ha planteado en los países desarrollados y que han rescatado sectores políticos progresistas es una educación guiada bajo el principio de confianza en el profesionalismo educacional con valores democráticos y en comunidades de aprendizaje, para contrarrestar la educación estatal o mercantil basada en la competencia. Este tipo de principio motiva la alternativa que ofrece algunos sectores del gremio docente, basada en la promoción de trabajo colaborativo, la construcción de comunidades educativas y contextos vinculantes, y el rechazo de sistemas de control impersonales y burocráticos.

¿Es realmente la educación de la confianza una antítesis y una vía para una mejor educación? ¿La educación de la confianza se opone con fuerza a la educación capitalista basada en la competencia? La lógica de la confianza si bien resuelve problemas de control y homogeneización que genera la producción taylorista de instituciones educativas, no logra subsanar problemas estructurales como la distribución desigual de recursos entre diferentes “tipos de instituciones” educativas; falta de acceso para estudiantes proveniente de las clases populares de carreras y formación universitaria, entre muchos otros. Es así, que esta lógica basada en la confianza no es contradictoria con el capitalismo, y más bien, es sólo una expresión alternativa al sistema neoliberal y a las políticas públicas de rendición de cuentas que han producido los efectos negativos que mencionamos en el párrafo anterior.

Este tipo de valores alternativos como la lógica en la confianza (en contraposición a la lógica de la competencia y la rendición de cuentas) sólo es una forma de subsanar temporalmente contradicciones disfuncionales que afecta a la educación en formaciones sociales capitalistas. En vista de esto, se hace urgente la construcción de un proyecto educativo popular que nazca en respuesta a la problemática social-histórica del capitalismo (las diferencias de calidad entre las escuelas que forman a las clases populares y escuelas para la clase capitalista) y que responda a los años de lucha por la dignidad de la labor docente dándole, a su vez, significado a la vida y la lucha política de todos nosotros, de estudiantes, profesores, del pueblo y clase trabajadora, para cambiar la sociedad en la que vivimos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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