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Irse de copas por un campo de flores bordado

Víctor González Kowal
Por : Víctor González Kowal Periodista. Estudiante de acupuntura.
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«Aprovechemos esta Copa América para beber en ella el néctar de nuestras más personales aspiraciones con motivo de romper los obstáculos, las trabas mentales, las ideologías que nos distancian y desfavorecen, vengan de donde vengan, promoviendo la sociedad de consumo como única verdad». [Editada]


El reciente triunfo de la selección de fútbol de nuestro país, ha dado alegría a un número universal de connacionales. Por fin se ha logrado superar la barrera de los triunfos morales y si seguimos con este vuelo, podemos visualizar en el corto, mediano y largo plazo, infinitas posibilidades de triunfo para los distintos juegos que la vida chilensis nos propone a diario.

Ahora qué lecciones podemos hallar luego sucedido este evento, dónde está la pista, la huella que nos permitirá continuar en la senda de los ganadores. Trascendamos la emoción de ver cómo se gana en este opiáceo masivo que resulta ser el fútbol, y con una mente más aquilatada aprovechemos el tiempo en perfeccionarnos como personas, como vecinos, como ciudadanos comprometidos con una meta país sea en la empresa, en el gremio, en el sindicato, en el liceo o en la universidad. El show de goles debe continuar, la idea a incluir, proyectos que permitan superar marcas, cifras, unir conciencias en la consecución de un Chile justo y libre para todos aquellos amantes de su tierra fértil.

Pensemos que el fútbol sea sólo una maniobra, un volador de luces que deje visualizar lo escondido y poderoso que subyace en las ingeniosas formas que los chilenos y chilenas hacemos para cumplir con nuestros compromisos, pagar nuestras deudas y tolerar a las personas que más nos repulsan, con el único propósito de saberse viviendo en una bonita vecindad .

Apostemos a que el simbolismo patrio, en el estadio aquel sábado 4 de julio, multiplicado por 40.000, ejerció algún tipo de influencia psicológica de carácter inconsciente en el manejo del partido por parte de los jugadores de fútbol. Una carta más, en todo el abanico de oportunidades que fueron aprovechadas desde hace algún tiempo hasta esta área pequeña donde las patadas fueron suficientes y el aliento de los miles asistentes, el aporte sustancial para equilibrar la balanza hacia lo más requerido por este grupúsculo mayoritario que son quienes admiran y disfrutan el balompié.

Aprovechemos esta Copa América para beber en ella el néctar de nuestras más personales aspiraciones con motivo de romper los obstáculos, las trabas mentales, las ideologías que nos distancian y desfavorecen, vengan de donde vengan, promoviendo la sociedad de consumo como única verdad.

La idea es armar un vínculo sutil entre la experiencia de ganar un torneo internacional de tan magna categoría y el compromiso con lo que realmente queremos como chilenos, en el sentido de rescatar el respeto hacia nosotros y veamos en nuestras piedras, insectos y bosques, en nuestros profesores, científicos y músicos, centenares de miles de copas ganadas para contento, satisfacción y progreso de las generaciones actuales y futuras.

Así volveremos quizás al orden antiguo y el agua volverá y los valles reverdecerán y muchos, para la primavera siendo intrínsecamente vencedores, podamos disfrutar de un sencillo picnic de mantel blanco en un campo florido mientras los niños alrededor, con sus celulares apagados, eleven sus volantines tricolores.

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