La precarización del trabajo es una normalidad en todas las instituciones. Lamentablemente, las universidades públicas no quedan fuera de esta lamentable situación.
La Universidad de Chile se define a sí misma como una comunidad universitaria, de la cual son parte los estudiantes, académicos y funcionarios. Respecto a este último estamento, vemos que la externalización de servicios viene a ejercer una discriminación de trabajadores según su tipo de contrato. De esta forma, hay trabajadores que tienen derechos políticos y laborales en la universidad y otros que son precarizados tanto en su derecho a la participación y a la organización como por la precarización de su estabilidad laboral, salarios y beneficios.
De esta forma, al interior de la misma institución, algunas autoridades han planteado que la externalización de servicios se puede optimizar y administrar para contratar a empresas que cumplan con salarios dignos y con buenas practicas laborales. Sin embargo, la evidencia nos muestra lo contrario, ya que se ha demostrado en muchos casos que incluso económicamente contar con estas empresas con “practicas responsables” no representa un ahorro para la universidad; y en facultades donde se defiende esta forma de contrato, los estudiantes seguimos siendo testigos de los abusos que se cometen mediante la externalización de servicios.
Yo soy estudiante de economía, donde nuestro plan común de ingeniería comercial tiene diversos ramos de administración de empresas y donde también se imparten recursos humanos. Esta facultad, que es vista como un ejemplo de gestión de recursos, es cómplice de prácticas laborales que dejan bastante que desear. Lo anterior se refleja claramente cuando observamos que las autoridades no han sido capaces de hacerse cargo históricamente de situaciones de abuso, de despidos injustificados y de persecución de los trabajadores.
[cita] La comunidad universitaria es una sola. No estamos dispuestos a ver como el miedo se apodera de una parte importante de uno de estos estamentos ni estamos dispuestos a seguir observando cómo una universidad, que según su fundador tiene como norte las necesidades de Chile y de su pueblo, ni que una facultad que imparte recursos humanos, ampare esta clase de conductas, sin que nadie haga nada. [/cita]
Los estudiantes estamos bastante consternados por el actuar de nuestra facultad, que ha sido negligente en cuanto a la situación que se conoció el lunes donde la empresa TMI desvinculó a cinco trabajadores, que casualmente eran aquellos que generaron mayores vínculos con la comunidad, sin justificación respecto a posibles faltas laborales e incumplimientos de contrato.
Si bien ya hemos sabido en reiteradas ocasiones la opinión contraria de nuestro decano, Manuel Agosin, en torno a la democracia universitaria, también queremos manifestar que los estudiantes seguiremos en pos de una comunidad universitaria democrática que incorpore a todos los miembros de la comunidad, donde se reconozcan plenamente sus derechos políticos y donde no tengamos que ser testigos de prácticas que dejan poco que desear para una facultad donde se forman profesionales que administrarán distinto tipo de organizaciones. Particularmente respecto a este caso, creemos que la facultad debe hacerse cargo y debe dejar de evadir una respuesta contundente a la comunidad y a esos trabajadores que no tienen culpa en ningún caso de tener que trabajar en condiciones indignas por dar sustento a sus familias.
La comunidad universitaria es una sola. No estamos dispuestos a ver como el miedo se apodera de una parte importante de uno de estos estamentos ni estamos dispuestos a seguir observando cómo una universidad, que según su fundador tiene como norte las necesidades de Chile y de su pueblo, ni que una facultad que imparte recursos humanos, ampare esta clase de conductas, sin que nadie haga nada.
Hoy la comunidad de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile exige la reintegración de estos cinco funcionarios despedidos arbitrariamente por una autoridad que no sabemos a qué teme.
