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Dilema ética en votación para designación de Fiscal Nacional

Por: Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega


Señor Director:

Es artificiosamente presentable que Jorge Pizarro haga parangonable la fragilidad de su posición pública con la de la Presidenta de la República, para así justificar su renuencia a inhibirse en la votación con que el Senado debe concurrir a la designación del Fiscal Nacional, a propuesta de la Mandataria. Aquí se ha planteado un conflicto que va más allá de la pura lógica política, un auténtico dilema ético que debe abordarse con toda la seriedad que el caso exige, y que concierne específicamente a la consciencia moral de cada uno de los incumbentes, o la falta de ella; y no cabe, razonablemente, cifrar y amparar la justificación de la propia conducta en situaciones que afectan a otros. Esa es una manera demasiado fácil y evasiva de asumir el problema; en el fondo es hacer como que no existe y no enfrentarlo. Es también una actitud impropia de quien pretende respetabilidad y, además, rayana en el infantilismo, sobre todo en tiempos como los que vive nuestro país, en que la legitimidad, idoneidad e integridad de los representantes es objeto de amplios y más que justificados cuestionamientos.

Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega

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