Publicidad

Calidad de vida en los barrios: la academia como actor de gestión

Francisca Infante
Por : Francisca Infante Decana Facultad de Ciencias Sociales UDLA
Ver Más


El siglo XXI nos presenta enormes y complejos desafíos en todas las dimensiones. Una de ellas -y de las más básicas a mi juicio- es garantizarles a las personas condiciones de vida no solo dignas sino acorde con los avances que Chile ha ido logrando y siempre con el objetivo de disminuir la gran brecha social, económica y cultural que aún persiste.

Las responsabilidades en esta tarea son amplias y la academia tiene un mandato clave en esta gestión. La formación de nuevos profesionales no solo debe enfocarse en entregar conocimientos y competencias laborales. Las universidades debemos vincularnos con el entorno social, con las personas y con las comunidades que forman parte de la sociedad, para favorecer la formación de profesionales conectados y comprometidos con la realidad país y así generar el capital social necesario para el cambio.

En este sentido, una visión que está tomando fuerza en el mundo como metodología educativa son los programas de intervención comunitaria, instancia de colaboración y sinergias entre la academia, organizaciones sociales y municipios, cuyo foco está puesto en mejorar eficaz y eficientemente las condiciones de vida de las personas, en forma comprometida, colaborativa y éticamente.

[cita] Con un trabajo articulado entre estudiantes, dirigentes sociales y autoridades locales, es posible modificar patrones y promover la formulación de proyectos, para orientar la implementación de políticas públicas que mejoren los barrios en forma integral y que generen un círculo virtuoso, con alto impacto positivo en la calidad de vida. Ha quedado demostrado que la colaboración en la política pública local, en sinergia entre la academia y la comunidad, logran realizar cambios positivos.[/cita]

Esta metodología ya se está trabajando hace cuatro años, donde el Programa de Intervención Comunitaria de UDLA está realizando un profundo cambio en el perfil de egreso de los estudiantes de Salud y Ciencias Sociales, para, justamente, hacerse cargo de las realidades y necesidades de la población, en relación a los determinantes sociales que inciden en la salud física y mental de las personas.

Es así como, por medio de la intervención comunitaria, desde 2012, más de 4 mil estudiantes y sus docentes están trabajando coordinadamente en 37 barrios de la Región Metropolitana, Valparaíso y Biobío con vecinas y vecinas de todas las edades, 100 organizaciones sociales, 200 dirigentes y autoridades comunales, para levantar información respecto a las necesidades de los barrios y con ello construir planes de mejoras en las condiciones de vida

Esto, nos permite desarrollar competencias adecuadas para que el futuro profesional sepa manejar estas patologías en forma integral, es decir, incluyendo su prevención y tomando en cuenta el factor humano, clave para una salud efectiva y eficiente.

Parte de este Programa ha sido la implementación de una Encuesta Barrial desde 2013 y hasta 2015 en 23 barrios de comunas de la Región Metropolitana, Valparaíso y Biobío, entrevistando a más de 12 mil personas. Los resultados enfatizan lo trascendental que es abordar las condiciones de vida para la construcción de una mejor salud y arrojan cifras en torno a la cantidad de afectados por hipertensión, obesidad, enfermedades músculo-esqueléticas y diabetes, y a las complicaciones en las condiciones de vida que conllevan esto padecimientos, entre otros factores que ocurren día a día en los barrios de Chile.

Esta es una información de alto valor para que, desde la academia, podamos aportar al trabajo conjunto con las autoridades y con los propios afectados, con miras a encontrar y potenciar vías a través de las cuales podamos prevenir, controlar y/o paliar las consecuencias de estas enfermedades.

La mala alimentación en términos cualitativos y cuantitativos, la ausencia de áreas verdes, el hacinamiento, la delincuencia, la mala iluminación pública y el mal estado de las veredas son también factores que hoy se levantan como determinantes en las enfermedades de la población. Y allí es donde la intervención comunitaria cobra relevancia.

Con un trabajo articulado entre estudiantes, dirigentes sociales y autoridades locales, es posible modificar patrones y promover la formulación de proyectos, para orientar la implementación de políticas públicas que mejoren los barrios en forma integral y que generen un círculo virtuoso, con alto impacto positivo en la calidad de vida. Ha quedado demostrado que la colaboración en la política pública local, en sinergia entre la academia y la comunidad, logran realizar cambios positivos.

Una academia comprometida, que escucha a las personas, que reflexiona y reacciona frente a las necesidades vecinales, que es capaz de transmitir a sus estudiantes conocimientos con respeto a la dignidad intrínseca de la población y que establece alianzas con diversos actores sociales, forma parte esencial de este sistema que transforma a las personas en protagonistas de su vida. El cultivo de las buenas relaciones humanas es clave para el bienestar de las personas y por eso este objetivo es parte central de la gestión.

En cuatro años de intervención comunitaria, hemos ido cumpliendo varios desafíos, que hoy se traducen en barrios que tienen más información y conciencia de sus problemáticas de base, en formar estudiantes que entienden la realidad y aprenden en función de ella, y en consolidar una labor académica para realizar un aporte concreto a mejorar la calidad de vida de las personas en los barrios de Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias