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Continuidad y cambio para Ecuador tras la Enmienda Constitucional

Xavier Garaycoa
Por : Xavier Garaycoa historiador y catedrático universitario, Fue Procurador General del Estado, Ex Decano de la Facultad de Jurisprudencia (Universidad de Guayaquil), ha escrito varios libros sobre derecho constitucional y participación ciudadana. Actualmente ostenta el título de Phd en Derecho Constitucional
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En el mes de diciembre Ecuador tendrá el marco Constitucional modificatorio y el escenario electoral que se presenta entre incertidumbres para el año que se avecina, preparatorio de los cambios presidenciales del 2017. En defecto, la Asamblea Nacional en uso de su atribución para enmendar la Constitución sin afectar restrictivamente a los derechos y garantías, y tras un proceso de socialización de un año, habrá aprobado la posibilidad de postulación para la máxima dignidad republicana y para otras representaciones legislativas y de gobiernos autónomos. Las líneas de resistencias a estas propuestas originadas en el organismo legislativo con mayoría gubernamental de alianza país y sus aliados, promovidos por un sector de agrupaciones que temen enfrentar el indudable apoyo con que cuenta Correa, se diluiría ante el anuncio de que esta enmienda solo empezará a aplicarse tras la próxima elección.

Así las cosas, lo que cabe interrogarse es acerca de la continuidad o no de la denominada revolución ciudadana “RDC” y, más allá de ese resultado, de la sustentabilidad del modelo plebiscitado convencional del ecodesarrollo solidario para el buen vivir (sumakwall), el cual ha desplazado al mandatario, afectado este último entre el impacto ocasionado por la baja del petróleo y la depreciación del dólar que afecta a los ingresos fiscales y a la competitividad en los costos de las exportaciones. Para enfrentarlo se implantarán medidas de ajustes presupuestarias no recesivas, ni lesivas a los ingresos directos, que provoque una lentizacion en el financiamiento que incide en las tasas de crecimientos y en la creación de puestos de trabajo.

El susodicho modelo es fundamento en 5 ejes de distintas connotaciones y desigual impacto en busca de dar impulso a un salto que percibe superar problemas estructurales de una sociedad compleja, plurinacional y fragmentada. Ellos en orden de prioridades:

1-Fuerte inversión pública, orientada fundamentalmente al desarrollo comunicacional y electrónico, así como una red de servicios públicos de excelente infraestructura para garantizar derechos básicos, distribuida a lo largo y ancho del país.

2-Potenciación a la formación de un conocimiento científico tecnológico propio basado en patrones reconocidos para la ciencia, de los saberes tradicionales.

3-Asistencia y promoción para la economía popular solidaria, y reconocimiento a la “economía del cuidado” del trabajo doméstico y auxilio a los discapacitados.

4-Protección del patrimonio natural y cultural mediante políticos y normas cautelares.

5-Participación representacional y plebiscitaria a distintos niveles como elementos de democracia directa que incluyen consultas sobre revocatorias de mandatos y articulación de un proyecto unitario administrativo.

[cita tipo=»destaque»]La decisión que adopte al respecto Alianza País, indudablemente que tendrá trascendencia en la contienda electoral como en el eventual caso de un probable triunfo del partido de gobierno y de sus aliados agrupados en el Frente Unidos (PS y PC).[/cita]

Los primeros ejes con fuerte carga tecno-burocrática y orientación cientificista estarían aparentemente representados por el actual vicepresidente Jorge Glass y los siguientes por quien tuviere similar cargo en los dos períodos, Lenin Moreno.

La decisión que adopte al respecto Alianza País, indudablemente que tendrá trascendencia en la contienda electoral como en el eventual caso de un probable triunfo del partido de gobierno y de sus aliados agrupados en el Frente Unidos (PS y PC).

La propia oposición en su variada gama que le confiere un carácter situacional, ante la ausencia de una orientación definida en las actuales circunstancias de la era postneoliberal y policéntrica, se aferra exclusivamente a la reivindicación de ciertas libertades negativas propias de la concepción del liberalismo, enfocadas más como privilegio para salvaguardar situaciones preferenciales y reivindicar espacios donde se pueda ejercer mando extraestatal en calidad de autonomías administrativas o étnicas. Esa fragmentación y atomización, así como la falta de liderazgos nacionales predeterminó en gran medida su desempeño electoral carente de posibilidades reales. Sin embargo, el quinto de los ejes mencionados, el de la participación ciudadana, deja abierto un difícil pronóstico e interrogante: ¿hacia dónde oscilarán luego de ser beneficiarios pasivos de las indudables políticas inclusivas?

Aquí reside el principal problema para un pronóstico acerca de los resultados electorales, el cual deja duda sobre la continuidad y cambio en el modelo ecuatoriano postneoliberal y sus perspectivas hacia la meta proclamada del socialismo del siglo XXI.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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