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31 de enero y la reforma laboral


Por estos días ha comenzado a circular la idea de postergar para marzo la discusión sobre la Reforma Laboral. Llama la atención la extensión del debate en circunstancias que este se encuentra circunscrito a algunos puntos específicos del problema: formas y límites de la sindicalización, negociación colectiva y extensión de los beneficios a los no inscritos, y también el reemplazo en huelga.

Sin restarle importancia a estos asuntos, hay que reconocer que son aspectos bastante puntuales en una materia que es mucho más grande y contundente.

En Chile lamentablemente, a veces, las necesidades propias del desarrollo de este siglo se abordan con criterios y conceptos del siglo pasado.

Hoy, el desafío apunta a comprender los derechos de los trabajadores más allá de los puntos específicos para corregir o enmendar en la legislación laboral vigente.

Si queremos enfrentar los temas de fondo, el debate –necesariamente– debe ir más allá de los aspectos que hoy se están discutiendo y que generan polémica. Debemos repensar la relación entre capital y trabajo, entre empleadores y trabajadores, entre gremios empresariales y sindicatos, con la mirada puesta en la economía y en la empresa de hoy, que son muy distintas de las que conocimos.

[cita tipo=»destaque»] No es dramático tomarse unas semanas más para acordar indicaciones al proyecto de reforma laboral que, como decía, están reducidas a unos cuantos puntos específicos. Lo verdaderamente relevante, sería que nos esforzáramos en ampliar los contenidos y límites del debate en los términos que he señalado que, por supuesto, exceden los alcances de este proyecto.[/cita]

El cambio es permanente y exige colaboración, innovación y constante adaptación. Por eso no entiendo a algunos representantes empresariales que se niegan a hablar de reformas en un mundo que evoluciona vertiginosamente.

Para ellos la innovación es solo de las puertas de la empresa para adentro. En la sociedad nada puede cambiar.

Por eso también sostengo que no hay reforma laboral sin reforma empresarial. Son materias que se relacionan unívocamente.

Parece sano, entonces, ahondar en este debate. Para ello tiene sentido tomarse todo el tiempo necesario, de manera de ampliar la discusión y abordar la variable de un nuevo concepto de empresa, el tipo de empresa y de empresario que Chile necesita.

No es dramático tomarse unas semanas más para acordar indicaciones al proyecto de reforma laboral que, como decía, están reducidas a unos cuantos puntos específicos. Lo verdaderamente relevante sería que nos esforzáramos en ampliar los contenidos y límites del debate en los términos que he señalado y que, por supuesto, exceden los alcances de este proyecto.

Así durante el receso del legislativo en febrero, podemos hacer algo más que leer los best sellers de moda y dedicarnos algún tiempo a reflexionar sobre una mejor legislación laboral, que haga justicia con los trabajadores y que proponga una actitud más moderna del empresariado para el beneficio del país.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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