Señor Director:
Es interesante ver el fundamento que utilizan muchos agentes relacionados con la educación, sobre la base de que la metodología de educación básica en Chile debe ser cambiada con urgencia.
El Documento “Plan Nacional de Lectura 2015 – 2020”, del Consejo Nacional de Cultura y las Artes de Chile, expone, en sus más de 100 páginas, una política de promoción y particularmente establece la lectura como un derecho social.
Si bien son aristas que deben trabajarse sobre la base de sus objetivos de aprendizajes, es la educación inicial docente la que debe fortalecerse. Pues, si un gobierno desea promocionar la lectura alineada al currículo nacional para la básica, no creo que resulte en una mejora sustancial para aumentar la lectura en Chile. Para eso, se debe mejorar tanto el acceso a la lectura (como por ejemplo reducir o eliminar el 19% del IVA en libros) como el método en que los escolares de cursos primarios utilizan los textos.
Esto, como dicen algunas personalidades, debe trabajarse a través de las motivaciones de cada estudiante. Y es que el sistema de hoy se basa en un discurso estandarizado para un curso con estudiantes con diversos tipos de aprendizajes que, incluso, pueden llegar a grupos de más de 40 jóvenes por sala.
En la práctica, el mismo plan del gobierno debe ser complementado albergando métodos y didácticas educativas más específicas para alcanzar las propias metas de aprendizajes. Actualmente, dichos objetivos son evaluados en pruebas estandarizas como el Simce, en donde se corre el riesgo de evidenciar malos resultados a futuro y que, posiblemente, se expresarán en mayores años de estudios, como se podría hacer evidente en niveles superiores.
A fin de cuentas, tales mecanismos no estarían coordinados con la actual política de gratuidad que se desea implementar. Esto, a partir de la cantidad de años que cubre la iniciativa del gobierno.
Samuel Rubio Wiedman
Presidente Federación de Estudiantes
Universidad de las Américas de Viña del Mar
