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El fallo del juzgado de San Miguel y la homoparentalidad

Janet Noseda
Por : Janet Noseda @janetnoseda Psicóloga Clínica
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El primer juzgado de familia de San Miguel, le otorgó el cuidado temporal de una menor de cinco años a la ex mujer de su madre biológica, con quien la menor vivió durante casi toda su vida. Este hecho, junto con las declaraciones de la senadora Jacqueline Van Rysselberghe, de que este fallo no corresponde pues los niños necesitan de una pareja heterosexual para su sanidad mental, nos devuelve al debate acerca de la adopción homoparental: ¿es sano para los niños crecer con padres gays o madres lesbianas? Y vayamos más allá aún: ¿qué rol cumplen las parejas de estos padres y madres en el cuidado del menor?

Como psicóloga, investigadora, docente del tema y coordinadora de la Comisión de Género y Diversidad Sexual del Colegio de Psicólogos de Chile, creo que es mi responsabilidad informar a la ciudadanía algunos puntos centrales para responder a estas preguntas, siempre mirando por el bien superior del niño o niña.

Desde el punto de vista psicológico, la decisión del juzgado fue correcta, puesto que la menor se había criado y formado un apego con la ex pareja de su madre, quien cumple también un rol materno. Esto no confunde a los niños, como señaló la senadora Van Rysselberghe, puesto que las investigaciones han arrojado que el rol que cumplen las parejas de las personas gays y lesbianas en el cuidado de los niños es central y, de hecho, un factor protector, siendo que cumplen un rol ya sea de padre o madre, ayudando a las divisiones de las tareas de la maternidad o paternidad y del hogar. Así lo afirmó también la Asociación Americana de Psicología en el año 2005, a la luz de los estudios científicos.

El creer que un menor se confundirá por tener dos madres o dos padres no tiene fundamento empírico. El desarrollo psicológico de los niños y niñas en cuanto, por ejemplo, a su rol e identidad de género, se forma a partir del aprendizaje cultural de lo que es femenino y masculino y no por tener dos madres o una madre y un padre. Así también la orientación sexual, que tiene factores culturales para su formación, así como biológicos, no se ve afectada por la orientación sexual de los o las cuidadoras del menor (me refiero, con afectada, a una confusión o problemática con esto, no a si desarrollan una orientación sexual lésbica u homosexual). De hecho, los estudios arrojan que el 79% de los hijos de parejas gays y lesbianas, son heterosexuales.

[cita tipo=»destaque»]Me preocupan las declaraciones de algunos parlamentarios, quienes siguen diciendo a la población que los niños necesitan de parejas heterosexuales para ser considerados sanos, puesto que esto no es cierto y confunde a la ciudadanía.[/cita]

Creo que el debate por la adopción homoparental se ha enfocado mucho en el derecho a adopción o el derecho a matrimonio, pero poco se ha hablado del rol de las parejas de los padres o madres biológicos de los niños, quienes cumplen un rol central en el sano cuidado de estos.

Ahora bien. Me preocupan las declaraciones de algunos parlamentarios, quienes siguen diciendo a la población que los niños necesitan de parejas heterosexuales para ser considerados sanos, puesto que esto no es cierto y confunde a la ciudadanía. Creo que nuestros legisladores debieran estar informados de fuentes científicas sobre este tema y seguir lo que la ONU ha señalado, el de hacer todo lo posible por disminuir las creencias erróneas y prejuicios acerca de las personas gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, puesto que en ellos se basan los crímenes de odio. Si los hijos de parejas gays y lesbianas sufrieran daño, entonces todos esos hijos e hijas que han sido criados por estas parejas en el mundo serían personas dañadas, siendo que de hecho son personas sanas, bien adaptadas a la sociedad y sin problemas en su identidad sexual.

Espero que este fallo abra el debate acerca de la homoparentalidad y lesbomaternidad y que la ciudadanía pueda informarse de esto, que ya es una realidad en nuestro país.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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