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Asesinos

Laura Quintana
Por : Laura Quintana Periodista. Coach Ontológico y Mentora. Fundadora de El Mostrador Braga. Experta en comunicación estratégica, género e inclusión. Sígueme en Instagram @coachdevida_lauraquintana.
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Me cuentan que a Ignacio Gutiérrez lo sacaron del clóset a la fuerza desde Chilevisión. Que tras un estudio de mercadeo de rostros resultó ser que les convenía a los ejecutivos que fuera gay , pero no ese estilo de gay. Al parecer querían un gay más cercano a «la loca» o al conocido como «colizón» en los 80.

Recuerdo un chiste horrible a propósito de un cierto tipo de pan que lleva el nombre de coliza: ¿salieron las colizas?, le pregunta el cliente al panadero. Sí, acá estamos, responden dos hombres disimulando una voz aguda.

Esos chistes todavía existen y al parecer hacen reír al público de los matinales. Me cuentan (porque todo esto me lo contaron, nada he evidenciado) que le dijeron que tenía que ser como «el amigo gay de Carolina de Moras» y que pusieron a Rafael Araneda con su cara de hombre de familia sonriente, de ese que cambia pañales y lleva a los niños al colegio a conducir el matinal.

Quiero comentarles algo a los ejecutivos. Lo primero y más importante: esas familias ya no son mayoría en nuestro país. No hay Rafas Aranedas cada dos casas ni cada diez. Las familias son en este «nuevo Chile» (déjenme soñar) cada una diferente a la otra: familias monoparentales, mujeres y hombres con hijos de diferentes progenitores, e incluso esta semana se ingresó en el Senado un Proyecto de Ley para  regular la filiación respecto de hijos de pareja del mismo sexo.

Segundo: el homosexual visto como «la loca» o «el amigo gay» es una mirada ofensiva y peligrosamente retrógrada, sobre todo cuando se pretende imponer en un medio tan masivo como la televisión, que además tiene -por lo menos en el papel- como uno de sus deberes el educar.

[cita tipo=»destaque»] Esas familias ya no son mayoría en nuestro país. No hay Rafas Aranedas cada dos casas ni cada diez. Las familias son en este «nuevo Chile» (déjenme soñar) cada una diferente a la otra: familias monoparentales, mujeres y hombres con hijos de diferentes progenitores, e incluso esta semana se ingresó en el Senado un Proyecto de Ley para  regular la filiación respecto de hijos de pareja del mismo sexo.[/cita]

Y digo peligrosa porque fomenta la intolerancia, la discriminación y -me atrevo a agregar- la violencia, la misma que mató a Daniel Zamudio, quien dio nombre a esta ley. El día del velorio me tocó estar ahí, los móviles de los canales se agolpaban, apenas cabían en el estrecho pasaje donde estaba ubicada su casa. Había una alfombra que imitaba un pasto verde, casi color manzana, a los lados sillas  y al final de ella el cajón. Si te parabas al lado del ataúd y mirabas hacia el frente, después de las sillas cinco cámaras de televisión. Era un espectáculo.

Chile estaba conmocionado y esa conmoción ,como muchas veces sucede en nuestro parlamento, hizo que después de siete años se aprobara la ley 20.609 que busca “instaurar un mecanismo judicial que permita restablecer eficazmente el imperio del derecho toda vez que se cometa un acto de discriminación arbitraria».

Felicito a Ignacio Gutiérrez a llevar a tribunales a sus prehistóricos empleadores y lo felicito porque, además, como comunicador es su deber resguardar  que este tipo de actos discriminatorios desaparezcan de una vez de la televisión. Actos irresponsables que deben ser sancionados duramente, porque aunque parezca exagerado pueden llevar a un homicidio. Basta recordar el nombre de la ley para darse cuenta de eso. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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