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Cuidado con escupir al cielo

Por: Caterina Bo, Licenciada en Ciencia Política de la Universidad Diego Portales y estadista de la Universidad Católica


Señor Director: 

El año pasado, el senador Lagos Weber criticó duramente a la UDI y a todos los involucrados en el Caso Penta, Soquimich y Caval. Señaló que los implicados debían marginarse de votar la ley que regula el financiamiento electoral. El ambiente de desconfianza hacia todo lo relacionado con la política fue, según él, responsabilidad de los empresarios que crearon alianzas con partidos de derecha. La Nueva Mayoría reforzó su discurso de igualdad, enjuiciando públicamente a todos los políticos de centro-derecha (incluido Piñera). Se burlaron de las bases ideológicas de la Alianza antes de que comenzaran las investigaciones.

Al dar su opinión sobre el financiamiento de la campaña de Carolina Tohá, a través dineros irregulares para su partido y algunas de sus fundaciones, Lagos Weber dice que no sabe si es ilegal. Carolina Tohá negó todas las pruebas encontradas por la PDI, incluso alude a un complot en contra de su campaña para la reelección. Francisco Vidal asegura que existen muchas versiones, por lo que aún no podría decidir cuál es su postura. Finalmente, Patricio Rodrigo confesó los nexos con SQM. Creo que esta historia ya la hemos escuchado. Jovino Novoa dijo no darse por enterado del delito, Ena Von Baer negó todo y Moreira confesó.

Esto demuestra que el financiamiento irregular en la política no tiene exclusividad en un polo del espectro político, sino que es una práctica habitual. Que los delitos tributarios hayan salido a la luz, no significa que antes no hayan existido. Aunque los próceres del PPD no dudaron en condenar abiertamente a los implicados de la Alianza, lo más prudente sería no enjuiciar a estos políticos antes de su sentencia. Si nos movemos en el plano de la ideología, es más esperable que un partido pro mercado tenga alianzas irregulares con empresarios a que un partido que se dice pro igualdad tenga el mismo comportamiento. La diferencia está en que los actuales implicados forman parte del gobierno y, nuevamente, la más perjudicada será Bachelet. La Nueva Mayoría debe aprender la lección y no escupir al cielo porque les puede caer en la cara.

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