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Liderar la coalición: la tarea de la centroderecha

Tomás Fuentes Barros
Por : Tomás Fuentes Barros Cientista político.
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¿Por qué la oposición no prende? Para que un proyecto político sea exitoso se requieren ideas potentes que sean capaces de convocar tanto a los adherentes como a los millones de ciudadanos que se definen como independientes. También, y esta es la parte más compleja, a los muchos que se sienten desafectos de los partidos tradicionales y la política en general.

Pero, al mismo tiempo, junto a las ideas, se necesita un liderazgo potente, que permita articular esos conceptos y darle forma a una acción política coordinada y clara. No sacamos nada con proponer ideas que no se reflejen en una acción política sistemática. Los chilenos no quieren más división y conflicto. El gobierno ha llevado adelante políticas que no solo son malas desde el punto de vista técnico, sino que provocan división y polarización. Las reformas tributaria, educacional, laboral y ahora el cambio constitucional son demostraciones elocuentes de ello.

¿Qué tipo de liderazgo necesitamos? Primero que todo, liderazgos que convoquen y dirijan el buque. No vamos a conseguir más adhesiones sin posturas políticas claras. Cuando algunos en Chile Vamos dicen A, otros opinan que B, y además hay propuestas para avanzar en C, la desorientación cunde entre simpatizantes y la desafección aumenta entre los ciudadanos independientes, quienes no ven una alternativa política clara. No vamos a recuperar la confianza de los chilenos si la coalición proyecta la imagen de una bolsa de gatos. Pero, cuidado, tampoco se trata de recurrir a caudillos milagrosos.

Eso nos lleva al segundo punto. La alianza requiere liderazgos que sean capaces de trabajar en equipo. Lo colectivo por sobre las individualidades es lo que hace a los grandes equipos.

[cita tipo=»destaque»]Aún es tiempo para revertir la precariedad opositora. Ello supone ideas conectadas con la ciudadanía y un liderazgo colectivo potente que sea capaz de entregar ese mensaje de forma coherente. Diversos ejemplos en América Latina demuestran que gobiernos con resultados mediocres logran mantenerse en el poder cuando la oposición no está a la altura. Trabajemos para que eso no ocurra en Chile.[/cita]

En tercer lugar, darle un contenido más ciudadano a nuestro mensaje. No basta con defender las clásicas banderas (algunas medio desgastadas). Es preciso la conexión fina con las demandas de los chilenos. En algunos momentos, eso se logró cuando se apuntó el discurso hacia la defensa de los consumidores y el combate a los abusos. Ese relato se fue diluyendo, pese a que sintonizaba con una de las demandas más sentidas de la ciudadanía. Lo mismo vale para el grave problema de seguridad que afecta a las personas en todos los estratos sociales.

Aún es tiempo para revertir la precariedad opositora. Ello supone ideas conectadas con la ciudadanía y un liderazgo colectivo potente que sea capaz de entregar ese mensaje de forma coherente. Diversos ejemplos en América Latina demuestran que gobiernos con resultados mediocres logran mantenerse en el poder cuando la oposición no está a la altura. Trabajemos para que eso no ocurra en Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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