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Nuestra democracia no es sólo un palacio

Por: Por Victor Salinas Ponce, Sociólogo, Consejero Centro Estudiantil de Análisis Político, Universidad Diego Portales


Señor Director:
Hace unas semanas Rodrigo Guendelman escribió una columna titulada “Chile se cansó”, donde señalaba su oposición al modo de operar del movimiento estudiantil. Su frase más rimbombante fue “¿En serio este grupo de pendejos cree que tiene derecho a meterse al palacio de gobierno y ensuciar nuestra democracia, esa que tanto nos costó recuperar?”

El ejercicio, a mi gusto, redunda en la falacia y carece de altura de miras, pues Guendelman ocupa la distinción etaria para desprestigiar un movimiento que en 10 años ha logrado dotar a la educación de una mínima línea de flotación de derechos sociales de la cual carecía, como son gratuidad en la PSU, disminución en la tasa de interés del CAE, mayor infraestructura en colegios públicos, más gasto público en educación, entre otros avances de los últimos tres gobiernos.
¿Cuestionar el modo de operar de un gobierno, o las consecuencias del modelo económico es ensuciar la democracia señor Guendelman? A mi juicio, es precisamente lo contrario, un acto que legitima y dota de sentido las acciones de las personas, que son quienes sostienen la democracia más allá del voto ¿O no recuerda que la democracia “que costó recuperar”, se logró también con violencia en las calles, que gracias al esfuerzo de muchos tuvo una salida electoral y pacífica?

Estoy de acuerdo en que hechos de violencia como irrumpir en La Moneda más suman que restan ante las generaciones marcadas por el triunfo de la democracia y cuya lucha, pensaron, quedaba allí. Craso error, fueron ustedes como generación quienes dieron el puntapié inicial para lograr “el derrumbe del modelo”, como denominó el sociólogo Alberto Mayol al proceso movilizatorio del 2011. En consecuencia, entre los adultos de 45 años y los jóvenes de 20 años hay muchas similitudes, sobre todo en lo que respecta a cuestionar aquello que la dictadura espuriamente nos legó, afectando la vida y la convivencia social de nuestra sociedad. Los modos de operar del movimiento estudiantil han sido coactivos muchas veces y afectado la cotidianidad de los habitantes de Chile ¿Pero acaso a usted no lo violenta la inequidad? ¿No le duele y molesta día a día que la educación tenga como objetivo buscado la segregación de clases y no la generación de bienestar social? Eso también ensucia la democracia y desde sus bases, sin mencionar de los casos de corrupción y financiamiento irregular de campañas, que es harina de otro costal, pero ha ensuciado la democracia aún más que las pancartas y rayados en La Moneda.

Por Victor Salinas Ponce, Sociólogo, Consejero Centro Estudiantil de Análisis Político, Universidad Diego Portales

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