La semana pasada, supimos la buena noticia de que el plazo para realizar Encuentros Locales Autoconvocados (ELA) fue prorrogado 5 días más. Nosotros como TECHO-Chile hemos sido una de las tantas organizaciones de la sociedad civil que han levantado solicitudes de prórroga de plazo para celebrar ELA. Es por lo anterior que valoramos la decisión del Consejo de Observadores Ciudadanos, ya que constituye una señal de que se toma en cuenta la voz de la ciudadanía.
Son ya más de 13.000 los ELA inscritos, cantidad que ha sorprendido tanto al Consejo de Observadores Ciudadanos como al Gobierno. Las expectativas, creemos, eran bastante más bajas de lo que ha ido ocurriendo. Esto es una buena señal.
Desde nuestra organización, hemos intencionado el levantamiento de ELA en comunidades de campamento y villas de blocks. Esto ha ido sucediendo a partir de un largo trabajo, en que se comenzó conversando junto a las comunidades sobre qué significa un proceso constituyente y cuáles son las implicancias y consecuencias que guarda para nuestra sociedad.
Las familias con las que trabajamos tienen necesidades diarias tremendamente urgentes, por ende, una discusión constitucional no viene a ser una solución real para sus problemas inmediatos. En campamentos y villas de blocks cuesta entender por qué Chile discute sobre una Constitución si al mismo tiempo esos mismos sectores están sufriendo vulneraciones graves a sus derechos.
Para bien de la patria, las familias de campamento, blocks y otros grupos postergados por nuestra sociedad -no tan rápido como algunos querían- han ido asimilando la importancia de su participación.
El número de ELA en los sectores más segregados de nuestro país, se ha incrementado poco a poco. Entonces, ¿qué importa lo lento de su involucramiento en el proceso, cuando vemos que estas familias, las más excluidas del país, aún tienen la esperanza de poder transformarlo? Cuando hay otras preocupaciones inmediatas, cuando hay menos información sobre plazos y métodos, cuando hay menos capital social para convocar a un grupo a conversar, obviamente cuesta muchísimo más participar de un ELA.
[cita tipo=»destaque»]Si cortamos el proceso ahora, se va terminar restando a las mismas personas que por décadas hemos excluido de todo proceso, los más empobrecidos. Si queremos una Constitución que promueva la inclusión, la democracia, el respeto, la dignidad y la justicia social, debemos cimentar ese camino desde su origen, es decir, ahora.[/cita]
Tomando en cuenta lo anterior, creemos que la prórroga de 5 días anunciada recién es insuficiente. Si deseamos que el proceso constituyente sea realmente participativo, no basta contentarnos con números y porcentajes de aumento en los ELA inscritos. Necesitamos inclusión. ¿Cuán representativos están siendo los ELA? ¿Qué sectores del país están simbolizados en las actas de ELA que llegarán a los cabildos provinciales?
Los datos nos demuestran que, día a día, el incremento de ELA inscritos en comunas más pobres va incrementándose sostenidamente, mientras que en el caso de las comunas más ricas el número tiende a estabilizarse. La velocidad del proceso en comunas acomodadas fue más alta, al contrario de lo que ha ocurrido en comunas más empobrecidas, donde en las últimas semanas ha habido un crecimiento mayor de ELA inscritos.
Al comparar comunas con una cantidad similar de habitantes, la de Providencia llevaba inscritos 589 encuentros mientras en Renca se habían inscrito solo 38. Las Condes acumulaba 435, en contraste con los solo 85 de San Bernardo. Si consideramos los 522.823 habitantes de Providencia, Vitacura y Las Condes, se han inscrito 1.185 encuentros. Para los 514.137 habitantes de San Bernardo y La Pintana, solo se han inscrito 144. Y en las comunas de Pudahuel, Cerro Navia y Renca, que son 546.534 habitantes, solo han inscrito 132 encuentros.
Es decir, en Providencia, Las Condes y Vitacura se han inscrito 8,1 veces más encuentros que en San Bernardo y La Pintana; y 9,4 veces más que en Pudahuel, Cerro Navia y Renca.
En definitiva, si cortamos el proceso ahora, se va terminar restando a las mismas personas que por décadas hemos excluido de todo proceso, los más empobrecidos. Si queremos una Constitución que promueva la inclusión, la democracia, el respeto, la dignidad y la justicia social, debemos cimentar ese camino desde su origen, es decir, ahora. Prorrogar los plazos es una obligación.