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Sename: homicidio imprudente

Por: Juan Andrés Mosca, psiquiatra infanto juvenil y académico de la U. San Sebastián


Señor Director:

La información divulgada esta semana respecto a que 185 menores murieron bajo el resguardo de instituciones de la red Sename, no puede dejarnos inmóviles. Primero debemos tomar conciencia de que cuando hablamos de los niños del Sename, nos referimos a los niños más pobres de nuestro país, que viven situaciones de negligencia, maltrato y abuso en sus familias y entornos comunitarios. Estas condiciones extremadamente complejas dejan en ellos severas consecuencias emocionales, y más de un 70% padece de enfermedades mentales.

Argumentar que sus muertes se hubiesen prevenido mediante la entrega de cuidados adecuados, pero que no existen los recursos necesarios, no es tolerable. Hablamos de niños que ya han sufrido más de lo que cualquier ser humano es capaz de soportar, situación que el Estado ya detectó y articuló estrategias de intervención, pero con el conocimiento de que no son suficientes.

Claramente no existen los recursos disponibles para realizar un adecuado cuidado de estos niños, pese a que los equipos de intervención clínica señalan que cada día cientos de ellos requieren ser hospitalizados de manera urgente por alto riesgo vital y que luego buscan un inexistente centro de mediana o larga estadía para dar continuidad de los cuidados. No obtienen respuesta alguna por la red asistencial dependiente del Ministerio de Salud, el cual continúa cerrando las puertas y poniendo trabas administrativas.

Esto es indignante, más aún cuando existen millones de pesos que fueron destinados a cubrir estas brechas en el gobierno pasado, los cuales fueron desestimados hasta el día de hoy solo por motivos políticos, sin soluciones alternativas y quitando esos recursos.

Ante todo esto debemos volver a levantar las demandas no escuchadas, para que se realice una intervención urgente para detectar los cientos de casos de niños que hoy día podrían morir esperando una oportunidad para hospitalización y cuidado en centros de mediana o larga estadía.

Espero que surjan muchas voces, pero a gritos, que defiendan a los niños y exijan lo que ellos no pueden, para que no esperemos que el tiempo y el desarrollo paulatino del país permita que les llegue la ayuda que necesitan.

Juan Andrés Mosca, psiquiatra infanto juvenil y académico de la U. San Sebastián

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