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Las personas pansexuales

Janet Noseda
Por : Janet Noseda @janetnoseda Psicóloga Clínica
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Parece ser que creemos que la mayoría de nosotros, “lo más natural”, “la mayoría”, somos heterosexuales, como si naciéramos con esa orientación. Sin embargo, luego de leer los escritos de Platón en que describe a la sociedad griega, donde la bisexualidad era la norma, a Focault y su revisión de la historia de la sexualidad, donde la homosexualidad era vivida sin culpas en los inicios de nuestra sociedad, a Freud con su observación de la sexualidad en los niños, describiendo una bisexualidad primaria, yo me pregunto: ¿seremos heterosexuales?, ¿es la heterosexualidad una “naturaleza”?, ¿cómo pudo cambiar tan radicalmente esa naturaleza desde la bisexualidad a la heterosexualidad?, ¿es realmente la heterosexualidad lo que se presenta naturalmente en la mayoría de las personas?

En los escritos de Freud, encontramos que en los niños y niñas, se presenta una bisexualidad primaria, antes de que la cultura y los padres prohíban estas conductas y refuercen la heterosexualidad. Los niños y niñas descargan su pulsión sexual hacia personas del mismo y distinto sexo y es que la libido no tiene un solo destino. Se descarga en distintos objetos como fines de placer y es la cultura la que se impone luego, condicionando la libido hacia exclusivamente personas del sexo opuesto. Esto quiere decir, junto con lo observado en las sociedades griegas y romanas, que inicialmente todos fuimos bisexuales. La pregunta es: ¿lo seguimos siendo inconscientemente?, ¿reprimimos, quizás, nuestro deseo hacia personas del mismo sexo?

La Pansexualidad, término que nace hace pocos años, hace alusión a una orientación sexual en donde las personas pansexuales se sienten atraídas hacia personas del mismo y distinto sexo pero, también, hacia personas transexuales. Su mayor bandera de lucha es “el amor es amor”, ya que se enamoran de la persona, sin importar sus etiquetas, genitales o apariencia.

Se diferencian de bisexuales en que no solo se sienten atraídas hacia tal o cual genital, sino que quitan de en medio toda imposición social de amar y aman y se sienten atraídos hacia cualquier persona por sus cualidades intrínsecas, más que por su apariencia o sexo. Así, la persona pansexual puede sentirse atraída hacia mujeres, hombres, mujeres transexuales, hombres transexuales, andróginos.

Al leer los escritos de Platón y su descripción del amor sublime, que solo se podía dar entre dos hombres (leer El Banquete) y a Freud y su bisexualidad primaria, reflexioné bastante y pensé que todos y todas somos bisexuales, que esa es realmente nuestra “naturaleza” y no la heterosexualidad. Mas, cuando conocí la pansexualidad, me di cuenta que es lo más honesto del ser humano, donde la libido es libre de los condicionamientos culturales y donde el amor es realmente honesto, pues no se basa en el castigo cultural, en la obediencia social ni en cuáles genitales tenemos, sino que simplemente en las características intrínsecas del ser humano. Es un amor real, profundo, que representa realmente la bandera de lucha que dice “el amor es amor”. Eso es lo que finalmente importa. El amor y no a quien amas.

[cita tipo=»destaque»]Se diferencian de bisexuales en que no solo se sienten atraídas hacia tal o cual genital, sino que quitan de en medio toda imposición social de amar y aman y se sienten atraídos hacia cualquier persona por sus cualidades intrínsecas, más que por su apariencia o sexo. Así, la persona pansexual puede sentirse atraída hacia mujeres, hombres, mujeres transexuales, hombres transexuales, andróginos.[/cita]

Es una gran mentira decir que nunca se ha sentido atracción hacia alguien del mismo sexo o hacia una persona transexual, a menos que no se haya conocido alguna. Existen personas maravillosas, de nuestro mismo sexo, bellas, atractivas, pero para permitirnos amar con libertad, debemos cuestionarnos nuestras propias cadenas y permitirnos erotizarnos con otro u otra de nuestro mismo sexo. Observarla con los ojos que se nos castigó tempranamente, preguntarnos si podríamos estar con esa persona, preguntarnos en lo más profundo de nuestro ser si nos excita o nos llama la atención. Lo más probable es que la represión del inconsciente saldrá a la luz y diremos “no».

«Imposible, no me siento atraído hacia personas del mismo sexo” y es normal que ello suceda, pero después de repetir el ejercicio varias veces, podremos vislumbrar que no somos ciegos a los encantos de alguien del mismo sexo y es que hay personas, sin importar sus genitales, que tienen un encanto y producen una atracción que no podemos negar y, además, ¿por qué negarla? Existen hombres transexuales extremadamente atractivos, que ofrecen la sutileza de una mujer al amar y las características del género masculino.

A mí me interesa ser libre, ser la versión más honesta de mí misma y es por ello que trabajo todos los días en quitarme las cadenas que me puso la cultura, por permitirme ser, ser con toda honestidad, permitir a mis emociones expresarse sin miedo, a mis pulsiones y erotismo deslizarse sin atajos hacia quien me parezca atractivo o atractiva. Así me conozco mejor. Así extiendo mis alas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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