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Inclusión regional

Gustavo Soto
Por : Gustavo Soto Rector de la Universidad Arturo Prat
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La reforma educacional no ha incorporado el contexto social ni las particularidades geográficas de las universidades regionales. Tampoco la contribución que hacemos a las regiones que buscan, por sobre todo, la descentralización. A pesar de ello, nosotros sí entendemos el rol como universidad pública en nuestro contexto, y trabajamos desde siempre en ser un aporte a la equidad, a la cultura, a la investigación, a la integración, a la diversidad, a la innovación local, regional, nacional e internacional.

Para cumplir con ese rol, incorporamos principios básicos en nuestro quehacer universitario como es la inclusión. La Unesco la define como “un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la activa participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los  procesos sociales, culturales y en las comunidades”.

Desde esa definición compartida por las universidades regionales, es que actuamos para proporcionar accesibilidad equitativa a todas las personas haciendo los ajustes necesarios para que ello ocurra, no sólo con nuestros estudiantes, sino con toda la comunidad universitaria pues en regiones es donde más se requieren programas y beneficios para que la inclusión sea real. Las universidades regionales tienen un 68% de estudiantes de los 6 primeros deciles con menores ingresos, esto baja a un 49% en el CRUCH Santiago y un 42% en el G-8. Las universidades regionales concentran la mayor proporción de estudiantes universitarios talentosos y vulnerables, con mayores brechas en su formación académica.

Nuestra propuesta como universidades regionales es el desarrollo de «una política nacional de educación superior que promueva un Pacto Social entre las Regiones y las Universidades, para una colaboración estratégica y sistemática. Esto requiere definir políticas territoriales de educación superior que consideren los problemas y desafíos particulares del entorno, incorporar iniciativas de actores públicos y privados, comprometer el aporte del GORE y otros actores locales. A su vez, debe promover instancias de coordinación inter regional para abordar desafíos comunes a cada macro zona –norte, centro, sur y austral».

[cita tipo=»destaque»]La descentralización necesariamente pasa por un sistema de educación inclusivo de las universidades hacia sus estudiantes, pero también desde el Estado hacia las universidades regionales.[/cita]

La descentralización necesariamente pasa por un sistema de educación inclusivo de las universidades hacia sus estudiantes, pero también desde el Estado hacia las universidades regionales. Por ejemplo, a través de instancias que en las universidades  participen en la definición, implementación y seguimiento de políticas e iniciativas de carácter estratégico como el Consejo Regional de la Educación Superior, Consejos Regionales de Ciencia y Tecnología (CORECYT), y también fortalecer los Consejos Regionales de la Cultura y las Artes, ya existentes, incorporando en ellos a representantes de las universidades. Así como otras ya propuestas al Ministerio de Educación.

La reforma tiene aún un largo camino, por recorrer. Lo que esperamos todos es que este recorrido se haga incorporando principios que son fundamentales para la construcción de una sociedad abierta al desarrollo, e inclusiva en su actuar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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