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Rodeo político chileno: se empiezan a ordenar las colleras

Rafael Urriola U.
Por : Rafael Urriola U. Director Área Social Chile 21
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Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, los Aliados no habían terminado de festejar cuando ya estaban preparando la cruenta Guerra Fría que perduraría durante apenas 45 años más con la victoria por nocaut técnico (o abandono, como se dice más elegantemente en el tenis) en favor del capitalismo. El pragmatismo de la dupla Roosevelt/Churchill no era menor al de Iósif Stalin. Ambos bandos se dieron cuenta de que toda rencilla en ese momento –el del período de la Guerra– terminaría por favorecer al nacionalsocialismo hitleriano. Este fue el enemigo a vencer y lo lograron.

Todo parangón con la situación actual en Chile, que creó la Concertación primero y la Nueva Mayoría después, no es casualidad sino que es muy vigente. El pinochetismo era el nazismo de entonces. El naipe debe distribuirse nuevamente porque, si bien la derecha no deja de exudar nostalgia del orden pinochetista que le aseguraba impunidad económica, social y política, ya no es la de antes. Ya no puede recurrir a los cuarteles para ganar por la fuerza lo que los votos no dan. Ya no puede amenazar con el comunismo, no solo porque no existe (ni existió jamás) sino porque la gente tiene más miedo y bronca del capitalismo y de los abusos de las grandes empresas, antes que de esa entelequia.

La Nueva Mayoría empieza rápidamente a carecer de sentido porque se inventó para detener una reconstrucción pinochetista. Este concepto en lo económico no necesita a la derecha; tampoco en las políticas sociales o sindicales. Las empresas han mostrado que pueden llegar hasta los lugares menos pensados –diputado Fuentes mediante, entre otros– para hacer menos duras las opiniones parlamentarias pese a la protesta y sentir social.

En definitiva, estamos en presencia de un profundo sinceramiento del arreglo institucional político chileno. La sociedad ya no se divide entre pinochetistas y antipinochetistas; ni entre comunistas y anticomunistas; ni siquiera entre derecha e izquierda, porque ya demasiado frecuentemente los votos en el Parlamento son transversales, lo que hace pensar en que las bancadas están mal ordenadas.

Bien por la DC, que ha afirmado que ahora se necesitan acuerdos programáticos; también lo dice el PC y el PS, así como el MAS y la IC en la NM. Como siempre el PR y el PPD mantienen la cautela que los tiene aún viviendo con tranquilidad en ese nido. ¿Qué se puede esperar de tales acuerdos programáticos? Si son serios, debiesen terminar en la más espectacular fragmentación partidaria, que solo se mantiene porque el sistema administrativo partidario de la política está hecho para que quien desafíe a la elite sea trasquilado en la plaza pública sin miramientos. Todos temen a las elites: la nacional, la de la coalición, la del partido.

Por ejemplo (saltemos a la otra coalición), ¿quién dijo que al alcalde De La Maza se le ocurrió repentinamente y sin explicación dejar un puesto en que se le veía cómodo y tranquilo? ¿Se sabrá si hubo presión desde la elite de los coroneles para darle un premio necesario a uno de los más “propios” (Lavín)?

No olvidemos que De la Maza criticó que no hubiese elecciones en la UDI, que no se consideraran elecciones normales del tipo “una persona, un voto” y que dijo que debía sancionarse a quienes estuviesen vinculados con asuntos judiciales. ¿Ahí sentenció su fin como alcalde? Quienes creen que De la Maza podría ser el candidato presidencial UDI, se equivocan por varias razones. Allí, después de Golborne y Silva, ya no están dispuestos a improvisar y tener que sacarlos in extremis.

La UDI, en cambio, quiso dar una señal potente, seria, autoritaria y elitista, como le es propio. El partido decide lo que se hace, cuándo y cómo (por cierto, el partido son un puñado muy ínfimo de personas: los coroneles). Si De la Maza no iba a alcalde parecería lógico que la UDI lo discutiera con sus pares (RN, PRI, Evópoli) para ver si ellos tenían candidatos a ese puesto. Esto no fue siquiera pensado porque la UDI es (y se cree) gerente-propietaria del sillón edilicio de Las Condes. Esto se decide en calle Suecia… y punto. Técnicamente, a esa altura, aun si De la Maza no estuviese de acuerdo (alguna vez se sabrá) el Partido es el que inscribe a los candidatos y se acabó.

Esto es de una abierta asimetría con lo sucedido en Santiago, en que el propio Lavín fue a competir con el candidato RN y le hizo pasar susto pero, finalmente, la encuesta –que es de total secreto– le jugó una mala pasada y se retiró “de buena persona”. Ahora que va de candidato por Las Condes es evidente que quería ser alcalde, pero en Santiago no ganaba ni a Alessandri ni a Tohá. En Las Condes puede respirar tranquilo.

Todo esto abrió el espectro del futuro de la alianza de la derecha a una enorme cantidad de presidenciables. Piñera, Chahuán, Espina y De la Maza como oficialistas del pacto. Pero, por fuera, han afirmado su firme disposición a ir en primera vuelta: por cierto, el senador Ossandón que no está solo “amenazando” con su desafiliación de RN si no hay primarias democráticas en la derecha (alternativa muy poco probable, vistas las prácticas actuales); Felipe Kast de Evópoli; Lily Pérez de Amplitud; o el otro disidente de la UDI, José Antonio Kast.

[cita tipo=»destaque»]Esto es de una abierta asimetría con lo sucedido en Santiago, en que el propio Lavín fue a competir con el candidato RN y le hizo pasar susto pero, finalmente, la encuesta –que es de total secreto– le jugó una mala pasada y se retiró “de buena persona”. Ahora que va de candidato por Las Condes es evidente que quería ser alcalde, pero en Santiago no ganaba ni a Alessandri ni a Tohá. En Las Condes puede respirar tranquilo.[/cita]

Pero el mundo no se acaba en la derecha. El martes pasado, en entrevista con Revista Cosas, el senador Ignacio Walker –hasta hace poco presidente de la DC– afirmó que su partido se siente cómodo con el ex Presidente Lagos y que “podría evitar que la DC lleve abanderado a primera vuelta”. Para que el ex presidente sienta que su reflexión a la repostulación puede adelantarse, el senador Escalona calificó los dichos como una «generosidad política» y, mejor aún, el presidente del PPD dijo que se trata de una «buena señal». ¡BINGO!

María José Ahumada, de El Mercurio, consultó al también senador DC Andrés Zaldívar, quien señaló: «Coincido con su declaración. No descalifico a nadie, pero desde mi punto de vista, el que tiene mayor opciones de proyección es Ricardo Lagos». En el PS tienen un ramillete de candidatos, entre ellos, la propia Presidenta de la colectividad que se ha ido entusiasmando con esta posibilidad. Pero también José Miguel Insulza se ha dejado coquetear, aunque los expertos de la colectividad, en realidad, creen que esta es una posición del “Panzer” para intentar una senaturía.

Claro está que hay otros y otras candidatos que deben ser integrados en el puzle presidencial del 2017. Lagos, por muy requerido que sea, deberá ver la manera de evitar confrontaciones en primarias con otros como Guillier o la propia Goic.

Si bien parece fácil pensar que Ricardo Lagos podría ir despejando estas alternativas por secretaría, lo concreto es que, mientras más unidad logre, mayor será la convicción de quienes se creen progresistas en la coalición de que deben buscar una alternativa por fuera de la Nueva Mayoría. La paradoja de Lagos es que su fortaleza asegura mayor fortaleza de su oposición por su izquierda que, si bien hasta ahora no ha sido capaz de transformar lo que pasa en las calles en una fuerza electoral, es posible que alguna vez pase.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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