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Marchando sobre las instituciones

Tomás Fuentes Barros
Por : Tomás Fuentes Barros Cientista político.
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La ex Concertación fue catalogada por años como la coalición más exitosa de la historia política chilena. No obstante, la derrota sufrida en las elecciones de 2010 pareció cambiar el eje político ideológico sobre el cual se sustentaba dicha estructura supra partidaria. Desorientados y carentes de un proyecto político, diversos líderes de dicha coalición se volcaron hacia las demandas de ciertos grupos de presión, renunciando a un proyecto político de gobernabilidad y estabilidad. Con ello, la transición hacia lo que hoy conocemos como Nueva Mayoría implicó que los líderes políticos y estructuras partidarias tradicionales de dicho conglomerado fueron desplazados en protagonismo por ideólogos, activistas y líderes de grupos de presión. El único partido que ganó con ese giro estratégico fue el Partido Comunista.

En esa perspectiva, las declaraciones recientes del ex Ministro del Interior Jorge Burgos le pegaron en la línea de flotación a ese frágil acuerdo entre fuerzas que están en las antípodas ideológicas, como comunistas y democratacristianos. Burgos develó algo conocido por todos: se trata de una coalición pegada con engrudo que carece de toda proyección, dada su inestable articulación inicial. La pregunta obvia acerca de si le hizo bien el país la Nueva Mayoría no es necesaria dejarla al diagnóstico de los historiadores. Todos los indicadores objetivos demuestran que el actual gobierno se ha farreado de un plumazo todos los años que hemos caminado hacia el desarrollo. Y lo sorprendente es que sectores como la DC, que contribuyeron decisivamente a la gobernabilidad y al modelo político-económico desde la transición, guarden silencio ante el inexplicable intento de refundación nacional que ensayan sectores de la Nueva Mayoría liderados por auto flagelantes, ideólogos orgánicos y grupos de presión minoritarios cuya base de apoyo político-partidista la proporcionan aquellos que se subieron a la retroexcavadora de Quintana en el PPD y por supuesto el PC. Este último partido debe congratularse en secreto de estar contribuyendo a crear las “condiciones objetivas” para destruir lo que alguna vez fue catalogado como el “modelo chileno”. Chile entendido como una democracia de instituciones nunca ha sido prioridad para estos sectores.

Algo no se puede negar. El PC y los arquitectos de la refundación nacional no se inmutan ni por un minuto ante los problemas nacionales urgentes. Inseguridad galopante, vulneración del Estado de Derecho, un grave cuadro en materia de salud y un severo retroceso económico afectan la calidad de vida de millones de chilenos. Pero ellos… como si nada, no cambian su hoja de ruta. ¿Por qué? En lo medular, porque en su estructura de pensamiento ya iniciaron lo que Gramsci denominaba como una “larga marcha sobre las instituciones”. La desidia frente a los graves problemas señalados y sobre todo ante la ingobernabilidad no es producto de la incompetencia. Al contrario, es parte del itinerario de este proyecto que busca establecer nuevos cimientos de la vida social, económica y política.

¿Cómo han podido avanzar tanto en esta refundación radical? Lamentablemente, hasta ahora la oposición ha sido débil frente a esta intentona de hacer saltar las estructuras existentes, para usar terminología ad hoc, que tiene por objeto establecer un nuevo orden. Y la DC, que antes jugó un rol de contención al interior de la Concertación, hoy se ve amordazada por sus ansias de permanecer en el poder. ¿Qué dirían Aylwin y Boeninger de todo este escenario? ¿Qué pensarán todos aquellos que se jugaron por un Chile prospero, libre y democrático durante la transición a la democracia?

[cita]Lo que el país necesita para detener esa marcha sobre las instituciones liderada por el PC es una coalición de gobernabilidad que defienda una democracia de instituciones. Hacerse cargo de los cambios, correcciones y reformas necesarias es fundamental, pero manteniendo equilibrios y sobre todo, sin darle prioridad a grupos de interés altamente vociferantes pero absolutamente minoritarios.[/cita]

Al final del día, la inmensa mayoría de chilenos que no se identifican ni por asomo con retroexcavadoras ni ideales de transformación radical van quedando a la deriva, sin proyecto político que los identifique ni represente.

Lo que el país necesita para detener esa marcha sobre las instituciones liderada por el PC es una coalición de gobernabilidad que defienda una democracia de instituciones. Hacerse cargo de los cambios, correcciones y reformas necesarias es fundamental, pero manteniendo equilibrios y sobre todo, sin darle prioridad a grupos de interés altamente vociferantes pero absolutamente minoritarios.

¿Será capaz la centroderecha de ofrecer esa alternativa? Por otro lado, ¿Cruzará el Rubicón la DC y abandonará una alianza contra natura con los comunistas? De las respuestas a esas preguntas depende en buena medida no sólo la próxima presidencial, sino que el progreso del país en las próximas décadas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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