Señor Director:
Celebro la decisión del Ministerio de Educación de examinar las mallas curriculares. Sin embargo, me preocupa que dicha reflexión concluya en la eliminación del plan común del Filosofía. Omitiendo que el pensamiento – y la filosofía- tiene que ver con la elección de la libertad y aquello que nos constituye como seres autónomos, libres y únicos, asumidos en nuestra unicidad, fuera de la autoridad y la coerción.
La formación integral de un estudiante no solo radica en la adquisición de determinadas destrezas – matemáticas y lenguaje -. La formación integral de un estudiante no solo se mide cuantitativamente por el SIMCE y la PSU. Las masas se constituyen sobre la base de una complicidad, en este caso, la ignorancia filosófica. Es necesario que los alumnos adquieran espíritus críticos y reflexivos, que les permitan examinar y escrutar el mundo por sobre el maniqueísmo del bien y del mal.
Necesitamos ciudadanos que comprendan la complejidad de la vida, de las relaciones humanas y políticas. Que superen la banalización de los valores y sean capaces de construir ideas.
Espero, que no repitamos otra mala decisión de política pública. Ya somos víctima de la ausencia de una adecuada educación cívica; ya somos víctima de una educación de mercado donde los números mandan. Hagamos un esfuerzo reflexivo y mantengamos aquellas asignaturas que nos permitirán mantener un país de sueños e ideas, que lentamente parecen extinguidas.
Cristóbal Osorio Vargas
Abogado
