«Países como Australia y Nueva Zelanda, llegan a respuestas correctas de un 42,7% y 24%; y si bien éstas varían por estrato social, edad o género, lo preciso es que estamos lejos de números que nos puedan enorgullecer, más si percibimos que tendemos a considerarnos una “economía aventajada” por ser parte de la OCDE».
La Real Academia Española señala que “cultura”, entre otra acepción, es el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.
Por otra parte, las personas la alcanzan de modo formal o informal, donde la educación asume un rol elevado de aporte e influencia.
En tal contexto, días atrás se conocieron los resultados de encuesta que la ABIF y el Centro de Microdatos de una conocida universidad aplicaron a un universo de 2.800 hogares en el Gran Santiago, incluyéndose tres preguntas con el fin de evidenciar el conocimiento en temas financieros (interés compuesto, inflación y diversificación del riesgo), obteniéndose que únicamente un 6,2% las respondió correctamente.
La cifra se torna crítica pues países como Australia y Nueva Zelanda, llegan a respuestas correctas de un 42,7% y 24%; y si bien éstas varían por estrato social, edad o género, lo preciso es que estamos lejos de números que nos puedan enorgullecer, más si percibimos que tendemos a considerarnos una “economía aventajada” por ser parte de la OCDE.
Así, y aun cuando analistas indican que el resultado obtenido no se refleja en un aumento del endeudamiento o morosidad, nos debe quedar claro, que lo siguiente sucederá en la medida que no estemos familiarizados con conceptos financieros cotidianos: a) estar o ser desinformados; b) tomar decisiones equivocadas en financiamiento, inversiones o gastos; c) dañarnos comercialmente como sujetos de crédito, y d) potencialmente arriesgamos el patrimonio individual, familiar o comercial.
Por ello, iniciativas como la de la SBIF y su Concurso de Educación e Inclusión Financiera adquiere relevancia, pues estimula acciones orientadas a fortalecer nuestra cultura financiera.