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Votar o no votar

Por: Julio Alejandro Macari


Señor Director:

Votar o no votar, esa es la cuestión y es lo que debe estarse preguntando en este momento la mayor parte de la ciudadanía cuando ya se ve que esa disyuntiva no depende mayormente de los candidatos ni de sus campañas, sino del compromiso de cada ciudadano a nivel vecinal, laboral , político o hasta de amistad con determinado candidato a concejal en las próximas elecciones municipales, donde más bien se busca obtener un empleo para este, en este difícil mercado laboral chileno.

De hecho, los procesos de selección en la administración pública parecen ser verdaderos actos eleccionarios, pero de bastante mayor complejidad que lo que se requiere para ser un candidato a concejal, ya que se exigen los máximos requisitos curriculares y personales y se someten cientos de personas perfectamente aptas a demorados procesos de selección para una sola vacante y más del 99 % de los postulantes debe irse “a capilla” ( como en los realities y concursos de televisión) con todas sus credenciales, papeles y certificados presentados.

Sin embargo, a fin de cuentas, da la impresión que si estos cargos fueran otorgados por sorteo (obviamente después de cumplidos ciertos requisitos mínimos exigibles a todos por igual), daría lo mismo, ya que los servicios terminan funcionando en la misma forma que siempre y la excelencia pretendida o el resultado de la absoluta transparencia no se hace notar por ninguna parte.
Ahora que el voto es voluntario, los partidos políticos podrían obligar a sus militantes a votar ya que si alguno de estos no concurre a las mesas, dicho acto no será màs involuntario ni por razones de fuerza mayor, sino por antojo y esta información estarà disponible en el registro de votantes del libro de sufragios de cada mesa y en los registros del SERVEL.

En este caso, la situación del no votante ( al quedar en evidencia) puede ser bastante incómoda e imperdonable para sus pretensiones políticas o laborales futuras, sobre todo por el tono agresivo y lamentable que van tomando las campañas políticas actualmente ( inclusive en países que se dicen “desarrollados”) y el elevado nivel competitivo a que se está llegando en el mercado laboral, principalmente para optar a cualquier cargo en la administración pública.

Tal vez el mejor consejo, para quien le interese recibirlo, sería acudir a votar de todas maneras, firmar el libro y, solamente en la cabina de sufragio, ante el voto inmaculado, expresar su íntima y secreta voluntad.

Julio Alejandro Macari

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