Publicidad

El día después de mañana del Socialismo

Por: Dany Quezada L, Abogado


Señor Director: 

En una columna publicada por El Mostrador, Benjamín Gajardo, comentó acerca de la inminente candidatura presidencial del académico y militante PS Fernando Atria, y postuló que considerando el debate de ideas que generaría, la candidatura vendría a entregar nuevos bríos a los principios socialistas, y en consecuencia, surgirían luego, rescatados, los principios ideológicos olvidados y rectores de esa tienda y del mundo de izquierda, todo esto ante lo que califica como la injusticia evidente de un sistema poco solidario.

Al respecto es bueno señalar que, Fernando Atria, no es actualmente un actor menor, ni menos desligado del mundo político/intelectual de la izquierda del último tiempo, cabe recordar que él ha estado ligado permanentemente a la defensa y promoción de la corriente ideológica de izquierda. Recurrentemente y desde hace bastante tiempo aparece en programas de televisión, entrevistas y medios escritos, defendiendo los principios filosóficos socialistas y la concepción intelectual de su sector. Además es importante hacer hincapié en que Atria, ha contribuido de manera decisiva a configurar el mapa intelectual de izquierda del último tiempo, y sobre todo del último gobierno de Michelle Bachelet, cabe destacar que su libro “El Otro Modelo”, en coautoría con Couso, Benavente, Joignant y Larraín, fue presentado en sociedad con bombos y platillos el año 2013 con la asistencia de grandes personalidades del ámbito político e intelectual de la izquierda y la centro izquierda chilena, entre ellos Michelle Bachelet, Ignacio Walker, Carolina Tohá y Bárbara Figueroa. El renombre de los políticos invitados y su influencia, hacía presagiar que luego en el poder, aquellos tomarían la bandera de lucha y lo usarían como hoja de ruta, para “transformar” chile. Un libro que aspiraba a ser un referente en cuanto al establecimiento de un nuevo modelo, instaurado sobre bases y principios socialistas, como reacción al denominado neo-liberalismo imperante, egoísta y salvaje, pero que terminó siendo una oda al estatismo y las virtudes del estado para resolver todos nuestros problemas, además de definir como supra-valor el concepto del “valor de lo público”, pero sin determinar ni delimitar exactamente que es aquello en realidad, ni cuáles son sus alcances y efectos.

De cierta forma da la impresión el autor, más que ilusionarse con la contribución al debate a través de un actor como Atria, que por lo demás es un académico con buenos pergaminos, y defensor de sus ideas en las trincheras de la academia, pero a la vez también es un intelectual serio con el cual se puede debatir. El autor de la columna, más bien, extraña el romanticismo de las viejas consignas, de la mirada marxista de la historia, de la lucha de clases y de todas esas ideas que quedaron sepultadas con la URSS, la cortina de hierro ,el muro de Berlín, la UP, las dictaduras del socialismo real, y con todas aquellas cosas que llevaron al colapso al Chile de antaño y que han quedado empíricamente demostradas por su ineficacia y populismo.

El problema del socialismo en la actualidad radica en que, para muchos de sus seguidores es difícil seguir observando los viejos conceptos de izquierda, luego del shock que significó, el conocer el socialismo real del estado totalitario, y luego apreciar, como espectadores privilegiados, su caída y derrumbe, para posteriormente reintegrarse en la vida política chilena al volver la democracia luego de la dictadura, pasar a formar parte del establishment, y reconocer muy adentro de sí mismos, que el capitalismo tan odiado en tiempos de Altamirano, sea el que hoy permite reducir la pobreza y elevar los niveles de calidad de vida de la gente, aumentar la movilidad social y el acceso a los bienes, y que los impuestos que se recaudan gracias a ese desarrollo económico, permiten pagar sus propios sueldos, así como también se han entregado gozosos a las dadivas de los mecenas, antiguos enemigos de clase, burgueses, para conservar sus reductos de poder, sus escaños, ministerios, subsecretarias y cargos dentro del aparataje estatal. Que por lo demás y pese a esto, se han dado cuenta que el sistema económico tiene problemas, pero sirve y funciona, genera bienestar, la democracia tiene sus bemoles, pero cumple su función primordial, elegir libremente candidatos, y sacar sin el uso de la fuerza a autoridades que hacen mal la pega. Se dieron cuenta que el populismo no sirve, que no se puede prometer más de lo que se puede hacer realmente. Se dieron cuenta que no basta sólo con ser un líder carismático, hay que hacer bien el trabajo encomendado, porque la ciudadanía exige excelencia y probidad en el actuar de sus autoridades elegidas. Se dieron cuenta que gobernar y legislar significa generar acuerdos y también negociar y transar, que de eso se trata el ejercicio político, no de sentarse en un eslogan e imponerlo a los demás como sea. Y que eso no es compatible con la antigua retórica, por eso parece tan chocante incluso para esos mismos actores políticos en la actualidad seguir comulgando con esa ideología, porque de cierta forma han quedado huérfanos de ideas nuevas, el sector no se ha repensado ni se ha reinventado intelectualmente ni filosóficamente. El choque con la realidad ha sido tal, que aún no reconocen la incoherencia del relato y quieren aún, como el autor de la columna citada, rescatar viejos eslóganes y conceptos históricamente manoseados, para cuajar un relato político incoherente, intentando ofrecer una oferta política convincente para la realidad actual.

Dany Sebastián Quezada L.
Abogado

Publicidad

Tendencias