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¿Trump ganará las elecciones?

Máximo Quitral
Por : Máximo Quitral Historiador y politólogo, Instituto de Estudios Internacionales, U. Arturo Prat.
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Las últimas semanas han estado difíciles para la candidatura de Hillary Clinton, puesto que se revelaron dos hechos políticos que mermaron severamente su figura. El primero de ellos está relacionado con el escándalo desencadenado por la reapertura de la investigación sobre sus correos electrónicos encabezada por el investigador Gary Langer. Miembros del FBI y particularmente James Comey (militante republicano) anunciaron hace unos días el hallazgo de nuevos correos electrónicos enviados desde un computador que usó Clinton en contra de las normas del Departamento de Estado, hecho que motivó la reapertura de la investigación. Esto resultó inesperado para una candidata que no había tenido problema alguno en su campaña para llegar a la Casa Blanca y que se imponía en todas las mediciones a su contrincante Republicano. El segundo factor extra campaña que debilitó a la candidata Demócrata, da cuenta que recibió pistas de varias preguntas de -al menos- un debate y otro acto que fue televisado por la cadena CNN durante las primarias, según un correo electrónico publicado por Wikileaks. El republicano Donald Trump, acusó varias veces a Hillary de haber obtenido las preguntas antes de los debates celebrados contra su rival en las primarias demócratas, el senador Bernie Sanders. Pero no había aportado pruebas concretas de su acusación hasta que Wikileaks hizo público el correo electrónico. En dicho correo la actual presidenta interina del Comité Nacional Demócrata (DNC), Donna Brazile, entregó información a la campaña de Clinton sobre algunas preguntas de un debate celebrado en marzo de este año. Esto significó que la congresista, Wasserman Schultz, renunciara en medio de las primarias, perjudicando la credibilidad de Clinton.

[cita tipo= «destaque»]Solo como antecedente, encuestas en Estados Unidos reflejan que casi el 50 por ciento de su población estaría dispuesta a tolerar un gobierno socialista y uno de cada tres americanos aceptaría una dictadura si esta fuera más eficaz que sus últimos presidentes. La tan “alabada” democracia gringa está en descomposición y sus habitantes están decepcionados de promesas incumplidas y de mediocridad política, al punto que al presidente Obama se le responsabiliza de gran parte de estos problemas.[/cita]

Todo esto ha tenido como resultado que Trump aventaje mínimamente a Hillary en los sondeos de opinión y que la imagen de Clinton haya caído siete puntos, gracias a la filtración de Wikileaks. Si hasta hace poco los partidarios de Sanders no estaban del todo convencidos de votar por Hillary, la revelación de los correos podría condicionar su apoyo y, dada lo estrecha que será la votación, puede que finalmente opten por seguir las elecciones desde sus hogares y no ir a votar. Este es un escenario que perjudica claramente a la ex Secretaria de Estado.

Otro factor del cual poco se habla es el deterioro institucional que vive Estados Unidos y que podría motivar que un electorado insatisfecho con dicho contexto, en señal de molestia y castigo, vote finalmente por Trump. Solo como antecedente, encuestas en Estados Unidos reflejan que casi el 50 por ciento de su población estaría dispuesta a tolerar un gobierno socialista y uno de cada tres americanos aceptaría una dictadura si esta fuera más eficaz que sus últimos presidentes. La tan “alabada” democracia gringa está en descomposición y sus habitantes están decepcionados de promesas incumplidas y de mediocridad política, al punto que al presidente Obama se le responsabiliza de gran parte de estos problemas. Esto no es menor, ya que hay un alto grupo de votantes moralistas y racistas, que ven a Trump como el llamado a frenar el poder que han logrado las mujeres, los gays y otras figuras de grupos étnicos que no representan al ciudadano estadounidense. Este es un escenario que pocos proyectaban, pero así como van las cosas, no debería extrañar que Trump gane la presidencia.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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